cOMO si evitando traspasar la cifra psicológica de los cuatro millones de parados se pudiera mitigar el brutal impacto que la crisis económica está teniendo en la destrucción de empleo en el Estado, el Gobierno español facilitó ayer la cifra oficial de desempleados: exactamente 3.923.603. Es decir, cuatro millones de parados y sus familias para quienes los famosos "brotes verdes" no dejan de ser una quimera o un sarcasmo. Un número escalofriante que, además y según todas las perspectivas, seguirá creciendo al menos durante el primer semestre del recién estrenado 2010. Una situación grave, preocupante y que requiere de medidas urgentes. Las cifras cantan. A lo largo de 2009, el paro aumentó en casi 800.000 personas en el Estado, lo que supone un crecimiento nada menos que del 25,4% con respecto al año anterior, que ya fue especialmente duro. Los datos en Euskadi no son menos trágicos, ya que el número de inscritos en las oficinas de empleo está situada en 128.201 personas tras haber crecido en 2009 un 27,39%, es decir, dos puntos porcentuales más que en la media del Estado, lo que es muy grave. No hay que olvidar que lo que está detrás de los números son personas en situación muy difícil por la falta de empleo y, en muchos casos, de perspectivas. Y aquí las Administraciones públicas tienen mucho que hacer. Los gobiernos socialistas español y vasco, en este sentido, están mostrando una preocupante incapacidad para adoptar medidas eficaces, más allá de las necesarias pero insuficientes políticas de protección y subsidio de los desempleados. Zapatero, que inauguró su mediática presidencia temporal de la UE asegurando que el "gran tema" del semestre iba a ser "la recuperación económica y la superación de la crisis", está demostrando, sin embargo, una imposibilidad manifiesta de arreglar las cosas en su propia casa, con lo que su credibilidad para afrontar la salida de la crisis en Europa -donde las grandes locomotoras de la economía ya aportan síntomas de recuperación- es ciertamente nula. En una calculada -por imposible- casualidad, Zapatero hizo coincidir ayer la publicación de los datos del paro con una reunión de notables a quienes pide recetas para la salida de la crisis. Felipe González, Pedro Solbes y Jacques Delors transmitirán sus propuestras al presidente español, aunque todo parece más bien un nuevo recurso al marketing que un debate serio y riguroso sobre las medidas efectivas a tomar. Mientras tanto, en Euskadi el Gobierno de Patxi López continúa con su cansina inercia, mostrando una insolvencia gravísima. Ya no le sirve al Ejecutivo socialista echar la culpa a los anteriores o a los nacionalistas que han "frustrado" el traspaso de la mutilada competencia de políticas de empleo. Los 128.201 parados, y los que vendrán, le demandan ideas, iniciativas, propuestas, medidas. Es decir, trabajo.