Durante años ha trabajado en todos sus proyectos con Diego San José, aunque ahora llevan una temporada en la que no están coincidiendo, pero ninguno de los dos renuncia a su pareja de baile creativo. En alguna ocasión, han comentado con mucho humor que han pasado más horas juntos los dos que con algunas de sus novias. Borja Cobeaga no olvidará nunca 2003. Fue el año que con Diego creó uno de los programas más emblemáticos de la televisión, ¡Vaya semanita! Este espacio ha sido el embrión de muchos otros trabajos convertidos en películas: Pagafantas, Ocho apellidos vascos o No controles. Están pensando en hacer una fiesta en 2023 como celebración de este éxito y por haber formado un tándem imbatible en muchos proyectos audiovisuales. 

PERSONAL

Edad: 45 años (13 de julio de 1977).

Lugar de nacimiento: Donostia.

Formación: Es licenciado en Comunicación Audiovisual por la UPV.

Inicios: A los nueve años filmó en jardín de su casa sus primeros cortometrajes. No se dejó ningún detalle y las tituló así: Sin escapatoria, Komando Águilas Rojas, KAR2: Komando Águilas Rojas II, Billy Manonegra, Un fantasma superguay, Un detective muy especial o Sangre Suicida. En ellas trabajaban sus compañeros de clase y las exhibía en salón de actos de su colegio.

Trayectoria: En 2001 fue nominado para los Goya con el corto La primera vez. En 2003 se hizo cargo de un programa que significó un cambio en el humor vasco, ¡Vaya semanita! Ha sido realizador de programas como Gran hermano, Confianza ciega, Das Boot y Territorio Champiñón. También guionista de programas como Splunge o En buena compañía, y en 2006 coescribió la película La máquina de bailar, dirigida por Oscar Áibar. En 2005 realizó el cortometraje Éramos pocos, con Mariví Bilbao, Alejandro Tejería y Ramón Barea, por el cual fue nominado al Oscar en 2007. Aunque no lo ganó, era uno de los favoritos, pero curiosamente no fue nominado a los premios Goya. Ha trabajado en muchas ocasiones con Diego San José, se conocieron en Euskal Telebista y juntos han firmado muchos éxitos de taquilla. Entre sus películas destacan Pagafantas y Ocho apellidos vascos (la más taquillera del cine español). En estos momentos está en pleno rodaje de la serie para TNT No me gusta conducir.

Se sacó el carné de conducir a los 42 años.

Ja, ja, ja… Es verdad y no es un delito habérselo sacado un poco tarde. Nunca lo había necesitado. Siempre había vivido en el centro y nos fuimos a vivir a una casa a las afueras y necesitaba el carné. No había más tu tía que saber conducir para poder moverme. Mi mujer, que conducía desde los 18 años, estaba un poco harta de ser la única conductora de la familia. Le apetecía un respiro y venía bien a todo el mundo que yo lo tuviera.

Ahora me va a decir que aprobó a la primera.

No. El teórico sí, casi todo el mundo lo aprueba a la primera. Pero el práctico, el de carretera, no. Tampoco fueron muchas veces, fueron cuatro. Fui relegando el momento del examen. Había alumnos que presionaban para presentarse, yo no. Se me daba muy mal.

¿Y qué tal conductor es?

Creo que lo hago, más o menos, bien. Todavía me falta reforzar algunas cosillas. Creo que no lo hago mal. Pero sacarme el carné de conducir no estaba en mis prioridades hace algunos años.

¿Fue tan dura la experiencia que ha hecho una catarsis personal en una comedia?

No. No fue porque fuera dura la experiencia por lo que decidí hacer una serie. Por una parte, vi que lo de las autoescuelas y los exámenes es un microcosmos estupendo para hacer una creación: tiene sus propias reglas, sus propios códigos. Por otro lado, cuando contaba a la gente lo de que me había sacado el carné siendo relativamente mayor, todo el mundo me contaba su batallita. Era como si te hablaran de la mili en el caso de los chicos. Muchos te decían que se lo había sacado tarde, algunos pronto, pero no lo usaban.

"Es importante lo que queda en la memoria de una película”

Vamos, que vio que se podía sacar miga audiovisual al tema.

Sí. Vi que era algo que no solo me interesaba a mí, también a más gente. Decidí que se podían contar buenas historias ante algo tan sencillo y cotidiano como el carné de conducir.

¿Tan sencillo?

Para mucha gente sí, para otros no. Pero es cierto que lo de sacarse el carné de conducir toca el alma de muchos.

¿El rodaje lo han hecho en un coche de autoescuela?

Digamos que es el escenario principal. Pero el protagonista es un profesor de universidad y su compañera a la hora de sacar el carné es su alumna en la universidad. Por un lado, son profesor y alumna y en el otro, dos alumnos, y es ella la que conduce mejor.

Según las experiencias su serie puede ser drama o comedia.

Es comedia, lo es claramente. Es una comedia casi sentimental. El protagonista se saca el carné porque el único legado de su padre es un viejo coche. La relación con el coche del padre tiene un punto muy sentimental, incluso melancólico. Luego el mundo del profesor y la autoescuela es más de comedia loca.

¿Ha roto la pareja profesional con Diego San José?

Ja, ja, ja… Seguimos trabajando juntos. Esa pareja, de momento, es irrompible.

Volvamos la vista atrás. En 2023 se cumplirán 20 años del estreno de ¡Vaya semanita! El tiempo pasa volando.

Cuando hablas de aniversarios redondos te das cuenta de cómo corre el tiempo. Aunque trabaje menos con Diego, seguimos teniendo proyectos comunes, y he hablado con él de dar una fiesta. Por un lado, es el aniversario de ¡Vaya semanita!, pero por otro, es el aniversario de habernos conocido y haber empezado a trabajar juntos. Lo del programa pesa mucho, pero lo de Diego, bastante más.

Fue la primera vez de muchas cosas, ¿no?

Ambos habíamos hecho cosas en la tele, pero sí, era la primera vez que yo dirigía un programa, y que Diego era jefe de guionistas. En ambos casos, fue todo muy personal.

¿Cree que estaría vigente en estos momentos una vuelta a ¡Vaya semanita!?

No. El tema del conflicto vasco, los temas de ETA, se han agotado antes en vena cómica que en la venta dramática. Sigue habiendo programas, películas y series que tratan el tema. El lado cómico ha salido mucho, ha tenido mucha proyección, pero tiene síntomas de agotamiento.

Ustedes hicieron después Fe de etarras, una película que se vio directamente en plataforma. Ver cine en plataforma o en salas es un debate permanente.

Lo que está claro es que la gente puede elegir y eso es maravilloso. Hay algo innegable, una película que no pasa por salas, carece de ese valor extra que te da el verla en un cine rodeado de gente que tú no conoces.

¿Romanticismo?

El hecho de ver una película en salas le da un valor añadido y la encarece en el sentido creativo, y no me estoy refiriendo al valor económico. Hay otros parámetros que lo hacen diferentes. Lo que te decía, tiene un valor extra. Hay mucho romanticismo en lo que hablamos, pero también hay un sentido práctico. En una sala te aíslas, desconectas el móvil... bueno eso lo hace la gente con educación. En casa es algo más complicada la desconexión.

Una referencia inevitable con usted son Ocho apellidos vascos.

Por supuesto. No nos cansa ni nos aburre. Es el mayor éxito que hemos tenido Diego y yo. Y es también el mayor éxito que hemos tenido nunca.

Junto a Diego San José es el creador de 'Ocho apellidos vascos'. Fernando Alvarado

Se equivocaron al firmar el acuerdo, tendrían que haberlo hecho según beneficios.

Es que nadie podía esperarse esa jugada, nadie vio lo que se venía encima. Por favor, cómo íbamos a esperar tamaño éxito. No firmamos el contrato según beneficios, pero es innegable que Ocho apellidos vascos nos ha generado mucho trabajo y no nos podemos quejar de nada. Siempre estaremos orgullosos de esa cinta, igual que del resto de las historias que hemos contado.

¿Cómo surgió la historia del Norte y del Sur?

Antes de hacer Pagafantas, ya teníamos la idea de hacer un película romántica sobre lo que ya habíamos trabajado en ¡Vaya semanita! Queríamos hacer algo sobre gente dispar, sobre los contrastes de ambientes.

¿Pagafantas tenía que ver con Diego o con usted?

Con los dos y con otra mucha gente. También tenía que ver con ¡Vaya semanita!

Parece que este programa ha sido el embrión de la vida laboral de los dos.

No lo dudes. De cada sketch se podía sacar una película. El hacer esas ficciones en corto nos dio muchas tablas. Pagafantas tenía mucho que ver con la gente que le cuesta ligar y eso era lo que se veía mucho en ¡Vaya semanita! En realidad, había ideas mías, de Diego y de otros amigos. Era un compendio. Dime de alguien que no haya sido en una época de su vida un poco pagafantas.

Fue una película que también sorprendió por su recaudación.

Es cierto que la película fue muy bien. Pero es curiosa la percepción del éxito. Hubo películas que recaudaron más y han tenido menor percepción de éxito. El éxito es muy relativo. Echando la vista atrás, Pagafantas numéricamente no fue un taquillazo, pero la percepción es que fue un éxito. Es importante lo que queda en la memoria de una película, va más allá de la taquilla.

No se ha replicado el éxito de taquilla de Ocho apellidos vascos.

No. Es un récord difícil de batir, sobre todo ahora que las salas están un poco de capa caída.

¿Tiene alguna explicación que nos diga cuál fue el detonante para que esa película nos metiera a todos en el cine?

Creo que fue porque era una comedia donde te reías mucho. Desde el principio, interesó la película y eso generó una especie de recomendación muy extensa. Se agotaban las entradas en taquilla y eso generaba más expectativas; intentabas ir a verla y no había entradas. Todos los ingredientes aumentaban la sensación de deseo. Se produjo un efecto dominó que motivó que cada semana se recaudara más. Es algo que no suele ocurrir. Generalmente, las películas de éxito recaudan mucho el primer fin de semana y poco a poco van bajando. Daba la sensación que si no ibas a verla estabas perdido y marginado.

Después llegaron los Ocho apellidos catalanes. Parece que la historia termina ahí. ¿Les hubiera gustado poder continuar con más apellidos en otras autonomías?

Sigue habiendo conversaciones para hacer una tercera. Pero juntar al reparto, al director y a nosotros cada vez es más complicado.

"Me lo pasé mejor escribiendo' Ocho apellidos vasco's que 'Ocho apellidos catalanes"

¿Le apetece?

Depende un poco del argumento. Con Ocho apellidos catalanes hubo muchas prisas por hacerla, había que contentar a mucha gente… El resumen es: Me lo pasé mejor escribiendo Ocho apellidos vascos que Ocho apellidos catalanes.

Casi dos décadas después de haber hecho el programa de ¡Vaya semanita! la televisión ha cambiado mucho, casi no tiene nada que ver la de ahora con la de antes.

Casi, no. No tiene nada que ver. ¡Vaya semanita! hacía audiencias que ahora serían imposibles. Es un escenario totalmente diferente. Aunque hay cosas que siguen igual. Por ejemplo, siempre que Ocho apellidos vascos se ha puesto en televisión ha tenido unos resultados estupendos. Al espectador le gusta volver a ver ciertas películas. Haz memoria.

Sí, también está el caso de Pretty woman.

Exacto, Pretty woman como película es un éxito cada vez que la pasan. Fíjate en Friends en el capítulo de series. Hay títulos muy repetidos que son los más vistos en plataformas y en cadenas en abierto. Han cambiado los hábitos de ver la tele, pero en cuestión de contenidos sigue habiendo una tendencia en gustos muy similar entre el antes y el ahora.

¿Qué tiene entre manos?

Una comedia. Una película que se titulará Los aitas. Va sobre un equipo infantil de gimnasia y al que acompañan los padres hombres. Empieza en un pueblo de la Margen Izquierda de la ría a finales de los 80.

Se ha mantenido usted muy estable en una profesión en la que no hay red de seguridad.

Es un trabajo que tiene muchos altos y bajos. Cuando salimos en los medios, estamos en los altos, pero claro que hay bajos. He tenido la suerte de que siempre me han llamado para hacer trabajos o los he generado yo.

¿Más cómodo escribiendo o dirigiendo?

Durante la pandemia me acostumbré a escribir mucho y me lo pasé muy bien. Pero ahora estoy dirigiendo y me lo estoy pasando pipa.

La comedia le persigue.

Es verdad, soy un profesional de comedia. Digamos que la comedia es mi género a nivel profesional. Pero a la hora de consumir veo de todo, me gusta mucho el thriller. A la hora de dirigir o de escribir soy un hombre de humor.

Mejor dirigiendo lo que usted escribe que producto ajeno, supongo.

Supones bien. Pero también me siento cómodo dirigiendo lo que otros han escrito. Cuando el texto no es mío, lo que trato es de aportar a través de la dirección. Cuando dirijo algo propio lo tengo clarísimo y de la página a lo que ves en pantalla no hay diferencia. No me encuentro con sorpresas.

En las últimas décadas han cambiado las percepciones. Antes apenas se entrevistaba a los creadores, pesaban los directores y los actores.

Ahora es verdad que estamos un poco más en alza los creadores, creo que es por influencia de Estados Unidos. Es la cuna del entretenimiento, sobre todo en televisión y cine. Las modas de allí siempre acaban llegando. Ahora mismo, los guionistas más destacados tienen mucho control sobre el trabajo.

¿También se han acercado a los sueldos americanos?

Ja, ja, ja… A eso ya te puedo decir que no. Pero no nos vamos a ir quejando por las esquinas. Se está produciendo mucha ficción y a veces la parte creativa está muy bien pagada. Estamos hablando de Estados Unidos, y a lo mejor allí alguien que hubiera escrito Ocho apellidos vascos no habría tenido que volver a trabajar. Como puedes comprobar, no es nuestro caso.