China y Estados Unidos han dado un respiro al comercio global tras firmar una tregua que reducirá en 115 puntos porcentuales los aranceles cruzados en las últimas semanas pero que, según analistas, no garantiza una reconciliación completa. Este lunes, tras dos días de intensas negociaciones en Ginebra, Pekín y Washington publicaron un comunicado conjunto en el que confirmaban un acuerdo para rebajar los gravámenes durante tres meses: Estados Unidos, del 145% al 30%, y China, del 125% al 10%.
La diferencia en esos porcentajes se debe a que el país norteamericano insistió en que no podía rebajar el 20% adicional impuesto al gigante asiático por el fentanilo, que se elabora a partir de químicos exportados, entre otros, por China. Además, se anunció la creación de un mecanismo de diálogo comercial que avanza negociaciones adicionales en ese mencionado período y Pekín prometió anular las represalias no arancelarias aplicadas desde el 2 de abril, fecha desde la que ha anunciado restricciones a la exportación de tierras raras, la inclusión de empresas de Estados Unidos en listas negras comerciales o una investigación antimonopolio contra el gigante químico estadounidense DuPont.
Sin embargo, y pese a que la rebaja de aranceles anunciada es sensiblemente superior a la que se esperaba, los analistas no creen que esta tregua de 90 días se traduzca en una paz comercial duradera. “El trato es un alto el fuego, no un tratado de paz. Es perfectamente posible que los continuos desacuerdos se traduzcan en una reanudación de las hostilidades más adelante”, advierte la firma de análisis Trivium China.
“EE. UU. todavía impone aranceles mucho más altos a China que a otros países, y aún parece estar intentando convencer a otros países de aplicar restricciones en sus relaciones comerciales con China”, explica el economista jefe para Asia de la consultora británica Capital Economics, Mark Williams. El experto recuerda que, en abril de 2017, también en los primeros meses del primer mandato de Trump (2017-2021), se creó un mecanismo de diálogo entre las dos principales economías mundiales: “Trump canceló la iniciativa ese mismo año al no haber progresos considerables (...) y después vinieron los aranceles”. Ahora, además, “las diferencias son mayores”.
“Todavía hay mucha incertidumbre en torno a las futuras negociaciones comerciales (...) dadas las considerables diferencias entre China y EE. UU. en asuntos fundamentales”, considera la economista jefe de UBS para China, Wang Tao, que pronostica “idas y venidas” de aranceles estadounidenses, como sucedió en 2018 y 2019.
En cualquier caso, Williams cree que el pacto “es otro paso atrás en la postura agresiva de la Administración Trump”, especialmente si se tiene en cuenta que Pekín se ha mantenido firme y no ha firmado ningún compromiso al respecto de los desequilibrios en el comercio bilateral o sobre política cambiaria. Acerca de esto último, Capital Economics subraya que la bajada del yuan desde las elecciones que se saldaron con el regreso de Trump a la Casa Blanca ha dado a China más clientes en terceros mercados y que, de mantenerse, sería capaz de amortiguar aranceles estadounidenses de hasta un 40 %.
Al detalle
Volatilidad
“Nueva normalidad”. Recientemente, la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China indicó, tras encuestar a sus miembros, que las empresas están esperando a ver qué ocurre y que, pese a todo, están también más preparadas ahora que hace unos años tras afrontar crisis inesperadas como la de la covid, lo cual les ha obligado a asumir la incertidumbre como un factor clave a la hora de tomar decisiones. Y Trivium China recomienda cautela: “Incluso con esta pausa, la volatilidad en las cadenas de suministro globales es la nueva normalidad”.