La imagen internacional de Francia sufrió este viernes un serio revés con el anuncio del retraso de la visita del rey Carlos III, que debía iniciarse este domingo, ante el espectro de una situación descontrolada tras los disturbios en las protestas contra la reforma de las pensiones.

La decisión de ese aplazamiento, tomada oficialmente de común acuerdo entre los gobiernos de Francia y del Reino Unido, deja sobre todo en evidencia al presidente francés, Emmanuel Macron, que es el principal objetivo de las protestas, y que tuvo que reconocer la imposibilidad de recibir al monarca británico en condiciones. Según las autoridades británicas, fue Macron el que propuso ese aplazamiento.

Desde Bruselas, donde participaba en la cumbre europea, Macron explicó que esa decisión era “de sentido común” porque “no seríamos serios” si una visita de Estado como esa, la primera que iba a hacer en el extranjero el nuevo monarca, se desarrollara “en medio de las manifestaciones”.

El presidente quiso insistir en que la visita iba a coincidir con la décima jornada nacional de movilizaciones que han convocado los sindicatos para el martes contra su reforma de las pensiones, pero la realidad es que las escenas de violencia que se vivieron en París y en otras ciudades el jueves, en paralelo a los cortejos, han causado conmoción en Francia y en el extranjero.

Los altercados dieron lugar a 457 detenciones y causaron heridas a 441 agentes de las fuerzas del orden que tuvieron que hacer frente a jóvenes, que según el ministro del Interior, Gérald Darmanin, pertenecen a la extrema izquierda.

Acusa a la Extrema izquierda

“La extrema izquierda quiere atacar la República y hay que dar un mensaje de condena”, subrayó el ministro, que hizo notar que mientras los sindicatos ya han denunciado la violencia, no ha hecho mismo toda la oposición. “Frente a la violencia, que distingo de las manifestaciones, vamos a mantener la mayor firmeza”, avisó Macron después de negar que sea la calle la que dicta su agenda y de afirmar que su Gobierno tiene proyectos que va a presentar en los próximos días.

No obstante, descartó suspender la aplicación de la nueva ley de las pensiones, que retrasa la edad mínima de jubilación de los 62 a 64 años, como le ha pedido Laurent Berger, el líder del primer sindicato del país, para abrir una fase de diálogo.

Aunque mostró también su disponibilidad para hablar de cuestiones laborales, puntualizó que la ley debe proseguir su camino para su aplicación, en primer lugar su examen por el Consejo Constitucional en las próximas semanas.

La situación, en cualquier caso, no parece en vías de normalizarse cuando se ven los sectores en huelga y el impacto que empiezan a tener en la economía.

Empezando por los transportes, con anulaciones de vuelos que van a continuar en los próximos días. Este viernes se tuvieron que cancelar un 30% de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y un 20% en los de Marsella, Burdeos y Lyon. Este sábado serán un 15% en Orly, un 33% este domingo y un 20% el lunes.

La actividad de las aerolíneas puede verse afectada no sólo por las huelgas de los controladores, sino también por problemas de abastecimiento de carburante, ya que en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle, el más importante del país, sólo quedaban reservas para tres días.

Bloqueos de refinerías

La razón está en el bloqueo por piquetes de la refinería de Gonfreville, en Normandía, lo que dio lugar este viernes a la intervención de las fuerzas del orden que liberaron el acceso para que entraran a trabajar los empleados a los que ha obligado el Gobierno a reactivar las salidas de carburante.

Esa misma obligación la impuso el Ejecutivo de Macron en otra refinería, la de Donges junto al puerto de Saint Nazaire, para intentar aliviar la situación que se vive en un 15% de las gasolineras del país, en la que se ha agotado bien la gasolina, bien el gasóleo, bien los dos productos.

El presidente de la Unión Francesa de Industrias Petroleras, Olivier Gantois, quiso enviar un mensaje de tranquilidad al explicar que, pese a que desde hace más de dos semanas está prácticamente bloqueada la salida de carburante de todas las refinerías del país, los 200 depósitos repartidos por el territorio siguen permitiendo el abastecimiento de las gasolineras.