La ministra de Exteriores británica, Liz Truss, afirmó que el proyecto legislativo para ignorar partes del acuerdo del Brexit, que se sometió ayer a su primera votación en el Parlamento, es “legal” y “necesario” para mantener la estabilidad política en Irlanda del Norte. “Nuestra preferencia sigue siendo encontrar una solución negociada, y la ley incorpora una provisión que deja espacio para un acuerdo, pero la Unión Europea (UE) se ha negado de antemano a cambiar el texto del Protocolo” norirlandés, afirmó Truss ante la Cámara de los Comunes.

En la primera etapa de una tramitación parlamentaria compleja, los diputados votaron anoche el texto que hace dos semanas desveló el Gobierno del primer ministro, el conservador Boris Johnson. El controvertido plan ha suscitado críticas tanto desde la oposición como desde la propia bancada “tory”.

Con luz verde, la ley deberá atravesar todavía varias fases más en los Comunes antes de ser remitida a la Cámara de los Lores, donde el Ejecutivo no cuenta con mayoría y se espera que los parlamentarios traten de introducir cambios. “Estamos dando este paso para defender el Acuerdo de Viernes Santo, que trajo la paz y la estabilidad política a Irlanda del Norte”, sostuvo Truss, que aseguró que el acuerdo con la UE está “socavando” el Ejecutivo autónomo de poder compartido en Belfast, que no se ha vuelto a formar tras las últimas elecciones ante el bloqueo por parte de los unionistas, críticos con el Protocolo.

Los arreglos que Johnson firmó en 2019 y que entraron en vigor en enero de 2021 están además “desviando” los flujos comerciales, argumentó la ministra de Exteriores.

Todos los datos se compartirán con la UE en tiempo real a medida que las mercancías salen de Gran Bretaña, según Truss, que considera que la propuesta británica protege el mercado único. “Nuestro proyecto de ley establecerá un régimen regulatorio dual para que las empresas puedan elegir entre cumplir con los estándares del Reino Unido o de la UE. Esto elimina las barreras a los productos fabricados según los estándares del Reino Unido que se venden en Irlanda del Norte”, aseguró. Con este proyecto, indicó la ministra, el Gobierno busca establecer políticas sobre el IVA para todo el territorio del Reino Unido, que permita “garantizar el papel tradicional que el gobierno ha desempeñado en el apoyo a la economía de Irlanda del Norte”.

Desde la oposición

Desde la bancada conservadora, el exministro de Desarrollo Internacional Andrew Mitchell cargó contra los planes de su propio Gobierno. “Muchos de nosotros estamos extremadamente preocupados porque esta ley rompe descaradamente un tratado internacional, echa por tierra nuestra reputación internacional y amenaza con una guerra comercial en un momento en el que nuestra economía está plana”, declaró el diputado “tory”.

Caroline Lucas, del Partido Verde, tachó al Gobierno conservador de “hipócrita” por tratar de romper un acuerdo negociado y firmado por ellos mismos. “Este es el resultado predecible de un acuerdo que ellos negociaron en un momento en el que no daban ni un duro sobre la situación en Irlanda del Norte”, afirmó Lucas, que indicó que si Johnson quisiera “en serio” continuar dialogando con la UE podría utilizar el artículo 16 del Protocolo, que incorpora mecanismos de resolución de conflicto.

Por otra parte, el primer ministro, Boris Johnson, dijo ayer no estar preocupado por un posible “complot” en su contra por parte de algunos de los miembros de su partido. Johnson aclaró que “ese tema está zanjado desde hace semanas” y expresó que ahora su prioridad es la de “ayudar a la población a lidiar con el alto coste de vida”.