El desafío lanzado por el primer ministro británico, Boris Johnson, para alterar el Brexit por la vía unilateral puede pasarle factura si se trata de una “táctica” política para presionar a Bruselas y ocultar sus problemas de liderazgo en el Reino Unido, según advirtió ayer el Gobierno irlandés.

Un día después de que Londres presentase una legislación que busca modificar el protocolo alcanzado con la Unión Europea (UE) sobre Irlanda del Norte, Dublín no se cree los argumentos esgrimidos en Westminster para dar un paso que considera “decepcionante”, “temerario” e “ilegal”.

“Con esto, parece realmente que el Gobierno británico está señalando que no quiere negociar con la UE. Por contra, manda un mensaje a la UE e Irlanda con el que dice o nos dais lo que queremos o lo obtendremos de todos modos”, declaró ayer el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Simon Coveney.

En su opinión, Johnson tomó una decisión “insólita”, sobre todo cuando, recordó, Londres “no ha hecho esfuerzo alguno desde el pasado febrero” para acercar posiciones con Bruselas, que ha reiterado que no tiene intención de reabrir el texto del protocolo en ninguna circunstancia y avisa de que puede haber represalias si procede con la tramitación de una ley que viola la legislación internacional. “Si se trata de una táctica negociadora, es muy mala porque hace más difícil que se logre un compromiso, no lo facilita”, subrayó Coveney a la televisión irlandesa.

Credibilidad internacional

El jefe de la diplomacia irlandesa también consideró que la imagen del Reino Unido y de Johnson saldrá dañada en un momento en que Europa, por ejemplo, trata de “trabajar junta” para que Rusia rinda cuentas ante la “legislación internacional” por la invasión de Ucrania.

Por contra, agregó, el Gobierno británico recurre al asunto del protocolo para “crear deliberadamente fricciones” con Irlanda, con la UE y para “polarizar aún más” la política en Irlanda del Norte. A este respecto, el primer ministro irlandés, Micheál Martin, lamentó ayer que las relaciones entre Londres y Dublín “están en su punto más bajo”, al tiempo que aseguró que el rechazo al protocolo va en contra de los intereses de la comunidad empresarial norirlandesa.

“Por ejemplo, el sector manufacturero está funcionando muy bien con el protocolo y ahora está muy preocupado, no solo por la incertidumbre que se ha creado, sino también porque esto socava las condiciones fijadas tras el Brexit”, observó Martin.

Este mecanismo establece que Irlanda del Norte sigue vinculada al mercado único comunitario para bienes, por lo que las mercancías que cruzan entre la isla de Gran Bretaña y ese territorio británico han de pasar controles aduaneros para así asegurar que la frontera entre las dos Irlandas continúa siendo invisible, tal y como obliga el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin al conflicto.

presión de los unionistas

No obstante, ha levantado una frontera comercial en el mar de Irlanda que también es política para la comunidad unionista protestante, pues sostiene que diferencia a Belfast de Londres y pone en peligro su relación con el resto del Reino Unido, ahora que los nacionalistas quieren avanzar hacia su objetivo histórico de reunificar Irlanda.

Por ello, el Partido Democrático Unionista (DUP), segunda fuerza tras las elecciones del pasado mayo, se niega a compartir el Ejecutivo de Belfast con los republicanos del Sinn Féin -primera formación-, si el diálogo entre Londres y Bruselas no desemboca en la eliminación de algunas partes del protocolo.

Por su parte, los eurodiputados que lideran el Grupo de Contacto del Reino Unido en el Parlamento Europeo dijeron estar “profundamente preocupados por la acción unilateral del Reino Unido, que constituye una violación grave e inaceptable del Derecho Internacional”.

En corto

Las razones de Londres. El argumento de la inestabilidad política es al que se agarra Johnson para justificar el órdago de la vía unilateral, según explicó ayer su ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss. “La razón por la que sentimos que teníamos que tomar medidas es por la situación en Irlanda del Norte”, donde no se ha podido formar un Ejecutivo “desde febrero” y Belfast “necesita un Gobierno tan pronto como sea posible”, insistió.

Enfado en el Sinn Féin. La líder del Sinn Féin en la Asamblea norirlandesa, Michelle O’Neill, calificó la estrategia británica de “imprudente” e “ilegal” e instó al DUP a entrar en el Gobierno para “hacer política” para una ciudadanía castigada por el “aumento del coste de la vida”.

Satisfacción unionista. El DUP sostiene que las medidas adoptadas contra el protocolo son “equilibradas y justas”, pero no entrará en el Ejecutivo hasta que Westminster concluya la tramitación.