Bilbao. Desde el final de un conflicto armado condicionado por el contexto de la Guerra Fría y que se extendió durante 38 años, Angola ha experimentado un boom económico gracias, sobre todo, a la producción petrolera. Es el segundo país de África con mayor crecimiento en los últimos años y esto se refleja en su capital, Luanda (declarada en 2010 la ciudad más cara del mundo), donde ahora proliferan los rascacielos, las sedes de compañías petroleras, bancos internacionales y todo tipo de negocios (inmobiliarias, de seguros, de construcción) Durante la guerra (1975-2002), el 70% de la infraestructura quedó destrozada y el país, plagado de minas.

En una visita el mes pasado, la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Nancy Pillay, elogió al Gobierno de José Eduardo dos Santos por el progreso en la reconstrucción de la infraestructura y la extracción de miles de minas terrestres, pero urgió al presidente a reducir la alarmante brecha entre ricos y pobres. Y es que Angola sigue siendo uno de los países más desiguales del planeta, con dos tercios de la población viviendo con menos de 1,4 dólares al día, y uno de los más corruptos. "El crecimiento real es aquel que beneficia al pueblo, por lo tanto el crecimiento económico de Angola es ficticio, estadístico, porque la realidad es que el pueblo es cada vez más pobre", denuncia Isaias Samakuva, presidente de UNITA, el partido de la oposición angoleña y principal enemigo del gobernante MPLA durante el conflicto -el primero recibió el apoyo de occidente y el segundo, del bloque soviético-. Samakuva se encuentra de gira por EE.UU. y Europa para denunciar "las violaciones a los principios democráticos".

¿Cuál es el mensaje que está trasladando a Occidente?

Decidimos hacer esta gira para transmitir a los gobiernos europeos, de Estados Unidos, a empresarios, sociedad civil, la situación que se vive en nuestro país. La impresión general es que en Angola hay estabilidad, pero estamos diciendo a todo el mundo que esa estabilidad es solo apariencia. No está fundada en bases sólidas, porque no hay democracia, los principios democráticos son violados, no hay transparencia, hay mucha corrupción, violaciones de derechos humanos. El gobierno angoleño no está resolviendo los problemas básicos del pueblo, que son el abastecimiento de agua, en Luanda hay problemas muy serios con este tema; la energía eléctrica; los medicamentos en los hospitales, el sistema de salud no funciona. Nosotros hemos venido para decir a los gobiernos occidentales que presten atención, que en vez de ir a Angola y solo invertir, deberían presionar a las autoridades angoleñas para implementar un sistema de derechos humanos, de democracia, que respete las libertades de los ciudadanos.

¿Qué le han respondido?

Lo que queremos es que nos ayuden a acabar con la corrupción y que los valores democráticos, de transparencia, de buena gobernanza, sean ejercidos. Nos da la impresión de que todo el mundo sabe lo que pasa, pero privilegia sus negocios. Dos Santos utiliza eso, cuando sabe que alguien habla de él, corta los contratos, pone dificultades.

Angola experimenta un gran crecimiento económico, sin embargo, la desigualdad sigue siendo alarmante. ¿A dónde van a parar el dinero?

Angola está creciendo dos dígitos, pero este crecimiento es estadístico, porque, en la realidad, el pueblo es cada vez más pobre. Para el mundo exterior, el crecimiento de Angola es fácil de ver, porque Angola estuvo en guerra y durante este tiempo no se hacía absolutamente nada. Cuando la guerra terminó, comenzó a producirse y llega ahora a los dos millones de barriles de petróleos diarios, y el precio del barril ha subido de 25 dólares a más de 100 dólares. Pero el crecimiento real es aquel del que el pueblo se beneficia. El dinero del petróleo es para unas cuantas personas, para el presidente, los hijos del presidente. La hija del presidente es la mujer más rica de África, según Forbes. Por tanto, ese crecimiento es un crecimiento ficticio. Lo mismo pasa con el diamante, que no se explotó durante la guerra, y ahora sí.

¿Cuál es el papel de China en la nueva Angola?

China anda en busca de nuevos mercados. Pero no creo que sea un papel beneficioso a largo plazo. Los chinos no llegan con visado, entran de tal forma que hay una lista, alguien mira la lista para ver quién viene, y entran sin más. Ahora hay en Angola cerca de 100.000 chinos. Pero, en lugar de venir ingenieros, vienen peones a hacer un trabajo que podrían hacer los angoleños. Hay un contrato entre Angola y China. Este prestó mucho dinero a Angola, pero recibe 140.000 barriles de petróleo al día; multiplica un barril por 95 dólares. Por lo tanto, diría que el papel chino en Angola es perjudicial. Dos santos puede obtener el dinero de China sin condiciones. De lado chino son corruptos y de este, también. La cooperación china, en lugar de traer un desarrollo para Angola, está trayendo una corrupción de alto nivel. ¿Y esa corrupción qué ha hecho? Ese dinero se está utilizando para comprar a líderes políticos para que en su momento no hagan una oposición frontal a Dos Santos.

Usted siempre ha denunciado irregularidades en las elecciones.

El presidente no permite elecciones libres y transparentes. El presidente lleva 35 años en el poder. Tenemos en estos momentos dos procesos en los tribunales, uno en el tribunal constitucional por irregularidades electorales y otro en el tribunal supremo por crímenes electorales en relación a las elecciones del año pasado. Tampoco hay una separación de poderes, el presidente manda en todo, manda en la Asamblea Nacional, el sistema judicial está de manos atadas. Tenía que dar ya un veredicto sobre estos procesos, han pasado cuatro meses y no hay respuesta. Las últimas elecciones fueron fraudulentas totalmente, ellos prepararon la abstención de un 63%. Por ejemplo, imagínese un elector de Bilbao que va a votar a su colegio electoral y le dicen que donde tiene que ir a votar es a Madrid. Y este no tiene carro, no tiene bicicleta, no tiene nada para ir para Madrid a votar, entonces no vota. Eso es lo que pasó el año pasado. ¿Y dónde pasó? Donde el partido del gobierno sabía que no tenía apoyo popular.

El MPLA ganó con el 75% de los votos y UNITA se quedó con menos del 20%.

Así pasó. La otra vez también hubo fraude, organizaron 3,5 millones de votos fantasma.

¿Se puede decir que Angola ha dejado atrás el conflicto armado? La situación social es muy mala. El gobierno no cumple con los compromisos de los acuerdos de paz y esto está creando malestar, la gente está saliendo a la calle a manifestarse. Y eso provoca una tensión social peligrosa. La gente quiere una primavera angoleña, pero nosotros pedimos calma, porque sabemos que la policía del gobierno es brutal y no queremos ver más sangre correr.