Tokio. El Gobierno japonés prevé que el acceso a determinadas zonas dentro de la zona de exclusión de Fukushima -un perímetro de 20 kilómetros creado alrededor de la central nuclear- podría permanecer cerrado durante largo tiempo, incluso décadas, por lo que sus habitantes no podrán regresar a sus casas. La central resultó seriamente dañada durante el terremoto del pasado 11 de marzo y, desde entonces, emite constantemente radiactividad. Por ello, hasta 30.000 personas fueron evacuadas del área de exclusión, con lo que eso supone: pérdida de sus viviendas y abandono de sus orígenes. "No podemos negar la posibilidad de que algunos residentes quizás no puedan volver a sus hogares en mucho tiempo a pesar de nuestros esfuerzos. Pido profundas disculpas por ello", señaló Yukio Edano, portavoz del Gobierno nipón.
El Ejecutivo de Naoto Kan, que en los próximos días dimitirá en bloque por la gestión de la crisis nuclear -la peor que ha vivido el mundo desde Chernóbil-, ha presentado esta semana un informe, elaborado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, sobre los niveles de radiactividad detectados en los alrededores de la central y otras zonas del noreste de Japón. Según el documento, se han detectado zonas con índices 25 veces por encima del límite de seguridad, lo que significa que se han encontrado con una radiación equivalente a 500 milisievert por año -el nivel habitual es de 20 milisievert- dentro del área de 20 kilómetros.
Los datos del Ministerio de Ciencias y Tecnología indican que 15 de 50 puntos analizados dentro del perímetro de seguridad superarían los niveles máximos de radiación recomendados de la Comisión Internacional de Protección Radiológica. Sin embargo, el portavoz del Gobierno señaló que aún no se ha decidido qué lugares permanecerán vetados a los residentes durante décadas.
Por su parte, el primer ministro japonés expresó su deseo de visitar Fukushima en los próximos días, pese a que su dimisión es inminente, y varios medios locales han sugerido que este viaje podría servir para comunicar el cierre de estas zonas a largo plazo.
Naoto Kan señaló el pasado lunes que, el 30 de agosto, Japón tendrá un nuevo primer ministro y que dimitirá en cuanto se cumplan las tres condiciones que estipuló antes de su marcha. El primer ministro, cuya popularidad está en mínimos, prometió dimitir a principios de junio por su gestión de la crisis nuclear de Fukushima una vez encauzada la reconstrucción tras la catástrofe con la aprobación de tres leyes.