Ya solo quedan ocho selecciones que partían como aspirantes a alcanzar los cuartos de final en Catar, excepto el combinado marroquí. Es el intruso en un nivel reservado a los equipos más potentes, aquellos con una trayectoria contrastada en esta clase de eventos. Marruecos ocuparía el lugar que las quinielas otorgaban a Alemania, Bélgica o España, los grandes ausentes cuando el campeonato coge vuelo. El Mundial de verdad empezó en la ronda anterior, una vez eliminados la mitad de los participantes, la mayoría sin posibilidades de progresar aunque imprescindibles para que el negocio sea rentable. El frenético funcionamiento de la caja registradora agradece que haya más y más países en una fase final, pese a que vaya en detrimento del espectáculo y depare muchos cruces sin gracia. De ahí que la FIFA haya promovido para la siguiente edición, con sede compartida por Estados Unidos, México y Canadá, que el número de selecciones suba a 48. El enésimo desbarre de un organismo al que le resbalan las críticas de toda índole que recibe, agudizadas de un mes para acá.

Antes de valorar las opciones o lo que transmiten las ocho selecciones supervivientes, no está de más reflexionar en torno a aquellas que han decepcionado las expectativas. Alemania repite el fracaso de Rusia 2018 al caer en la fase de grupos. Es obvio que los cambios en la dirección y la moderada renovación del plantel no han cuajado. Si esto no bastase para abordar una revolución, hay que considerar que dentro de dos años organiza la Eurocopa. El hundimiento belga se veía venir, Roberto Martínez deja el cargo y un grupo envejecido, exento de la pujanza que cuatro años atrás le permitió el acceso a semifinales, donde cayó ante la Francia que se alzó con el título.

Por resultados, el caso de España no es muy diferente al de Alemania: compartían grupo, lograron los mismos puntos y ambas fueron sorprendidas por Japón, de entre los apeados quien más méritos contrajo para meterse en cuartos. España se creyó líder de dicho grupo tras vapulear a Costa Rica, pero se dejó empatar por una Alemania en caída y finalmente amarró la clasificación por los pelos, a rebufo de los nipones. Se hizo una lectura benévola del traspié porque quedar en segunda posición le eximía de cruzarse con la intimidante Brasil en cuartos, escalón que daba por supuesto conquistaría a costa de Marruecos.

Vinicius, Raphinha, Paquetá y Neymar. AFP

El desenlace de este duelo condena la planificación de Luis Enrique, cuya batalla abierta con amplios sectores de la prensa radicada en Madrid ahora le pasa factura. Ausencia de un plan alternativo, elección caprichosa de jugadores, descartes polémicos, etc. Desde luego, su propuesta no se ha distinguido en exceso de la que se vio en Rusia, convierte a España en una acaparadora de posesión estéril, bordeando por sistema la barrera de los mil pases, fórmula que conduce a un callejón sin salida por falta de profundidad y remate. Marruecos había tomado buena nota y se lo hizo pagar. La petición de la cabeza del asturiano resuena en la opinión pública. Pronto se desvelará su destino, ya suenan sustitutos con librillos divergentes.

Las favoritas

Dos selecciones serían las máximas opositoras a la gloria: la vigente campeona, Francia, y Brasil. Solo pueden encontrarse en la cita cumbre del día 18. Deschamps maneja un bloque muy amplio, surtido de futbolistas diferenciales con Mbappé a la cabeza. La lesión de Benzema, que tampoco estuvo en Rusia 2018, no ha sido una pega para que haya exhibido una gama de soluciones ofensivas que combina con la consistencia del resto de las líneas, portería incluida. La prueba de fuego se le presenta el sábado, pues Inglaterra, que viene de hacer semifinales, no tiene nada que envidiarle ni en fortaleza física ni en bazas de ataque. Sin duda, se trata del partido más atractivo de cuartos, el más parejo sobre el papel. El habitualmente remiso Southgate tiene dónde elegir para arropar a Kane, prototipo de jugador completo.

Por la misma parte del cuadro pelearán Marruecos y Portugal. Los africanos repetirán el exitoso ejercicio de resistencia ensayado contra España frente a un equipo que borda el fútbol gracias a la larga nómina de tipos exquisitos que reúne: Bernardo Silva, Bruno Fernandes, Otávio, Leao, Joao Félix, Rúbén Dias, Neves,… Si Fernando Santos logra quitarse de encima el lastre táctico que representa el repelente Cristiano Ronaldo, en principio los lusos son un enemigo de cuidado para cualquiera.

En la parte alta del cuadro, Brasil necesitará un Neymar menos errático y paciencia contra una Croacia que apela al oficio y compite hasta la extenuación. Escasos de pegada, los balcánicos garantizan guerra, lo prueba que no le hacen ascos a las prórrogas. En cambio, Brasil tiende a rehuir los retos ásperos, si pintan bastos se refugia en el rigor táctico, duerme los partidos en la confianza de que terminará por aflorar el ilimitado ingenio de sus puntas. Tite dirige un equipo que machaca en cuanto coge la onda, pero la verdad es que hasta hoy sus rivales han sido muy asequibles.

Leo Messi celebra la victoria de Argentina frente a México. Afp

Por último, Messi, sinónimo de Argentina, y su batalla personal por trascender en un Mundial. Países Bajos promete ponérselo difícil. Pronóstico incierto puesto que ni una ni otra han dado muestras de solidez y el astro no es el que era.