Que Costa Rica no es Alemania, y viceversa, es algo que quedó claro bastante pronto. Por si hubiera alguna duda al respecto, ya lo dejó escrito días atrás el célebre Mariano Rajoy, que mata sus ratos libres ejerciendo de columnista. “Alemania es Alemania, que antes ganaba siempre y hoy casi siempre”. Habría que matizar el casi siempre, pues los germanos no atraviesan por su mejor momento de fútbol tras tocar techo por última vez en el Mundial de 2014, pero siempre son un hueso duro de roer. Y España, que se las traía muy felices con gol del Álvaro Morata, lo comprobó en un choque muy táctico en el que los guardametas Unai Simón y Manuel Neuer jugaron un papel relevante. Tras gustarse ante Costa Rica, Alemania le dio ayer la bienvenida a España a la Copa del Mundo.

A las primeras de cambio de uno de los encuentros más atractivos, por cartel, de cuantos se han disputado en lo que va de Mundial, España supo que todas las facilidades que se encontró en su estreno del lunes frente Costa Rica no iban a existir en su segundo partido. No todo va a ser un camino de rosas para la selección que dirige Luis Enrique Martínez, pues en su objetivo por llegar lo más lejos posible, y más en una Copa del Mundo, hay muchas espinas. Y Alemania es una de ellas.

El aficionado medio quizá no disfrutó tanto como sí pudieron hacerlo los seleccionadores, especialmente en la primera mitad, porque aquello que dibujaron en la pizarra pareció funcionarles a la perfección. España tuvo dificultades para mover el balón con la alegría con la que lo hizo ante Costa Rica y tampoco le ayudó en esta ocasión jugar sin un nueve de referencia de inicio. La presión germana funcionó bastante bien y con ello se cubrió bien las espaldas. Y cuando falló, apareció Neuer, que respondió con una muy buena parada a disparo de Dani Olmo desde la frontal del área para desviar el balón al larguero y evitar el primer tanto del encuentro.

Los nueves y Simón

La del fino futbolista del RB Leipzig fue, de largo, la acción más clara de una primera mitad que acabó sin goles, al menos legales, pues Antonio Rudiger marcó a balón parado en claro fuera de juego. Como quiera que tanto Luis Enrique Martínez como Hansi Flick tuvieron a bien arrancar el encuentro sin delanteros centros, con Marco Asensio y Thomas Muller como futbolistas más adelantados, hubo que esperar a la segunda mitad para que el choque ganara en emoción, algo que sucedió con la llegada de los goles. Curiosamente, los dos atacantes que iniciaron el partido desde el banquillo: Álvaro Morata y Niklas Fullkrug.

El primero, de sobra conocido, marcó un buen gol, de nueve clásico, en un remate de primeras tras un buen centro lateral. Y el segundo, un delantero que la temporada pasada goleaba en la Segunda División alemana con el Werder Bremen y ahora lo hace en la Bundesliga, fusiló a Simón con un potente disparo desde dentro del área.

Nada pudo hacer el portero del Athletic para impedir el tanto del empate alemán, que se veía venir por lo mal que gestionó la selección española los minutos que siguieron al tanto de Morata. El de Murgia, que regaló un par de balones con el pie en acciones en las que se exige máxima finura, fue clave para que España sacara al menos un punto.

Estuvo muy atento en alguna salida a balones a la espalda de la defensa y con dos buenas intervenciones evitó males mayores para España. Especialmente meritoria fue la que le realizó al joven talento germano Jamal Musiala en una de esas acciones en las que Simón no tiene casi rival en el mundo, los manos a mano. Volvió a hacerse grande para tapar su portería e impedir que Alemania marcara más de un gol. Está a un gran nivel el rojiblanco, que como Nico Williams, que salió en la segunda mitad, si bien no estuvo muy fino, disputó su segundo encuentro en un Mundial.