PASE lo que pase en los próximos días, la FIFA se habrá salido con la suya, el balón rueda en el césped de Catar y lo hace en el marco del mayor acontecimiento futbolístico, la Copa del Mundo. El máximo organismo internacional se ha salido con la suya. Resulta curioso cómo una vez comenzada la competición se han multiplicado las voces de protesta contra la decisión de convertir en sede a un país que no respeta los derechos humanos, como si estas voces salieran a la luz una vez que no poseen trascendencia, al menos en cuanto a la celebración del evento, que ya no se detiene y hace aflorar la hipocresía; sino que parecen dirigidas al contexto de las próximas elecciones a la presidencia de la FIFA, donde Gianni Infantino gana detractores para la búsqueda de reeditar su mandato. Porque ya es tarde para detener el mayúsculo evento.

Se antoja tardío, por ejemplo, que la resolución sobre la situación de los derechos humanos en Catar se aprobara ayer jueves en el Parlamento Europeo, donde se advirtió que la FIFA “ha dañado gravemente la imagen y la integridad del fútbol mundial” con sus amenazas hacia los portadores de mensajes reivindicativos en favor de colectivos desfavorecidos –el famoso brazalete con el lema One Love en favor del colectivo LGTBIQ+ que decidieron lucir las selecciones de Inglaterra, Gales, Bélgica, Países Bajos, Suiza, Alemania y Dinamarca–.

En el Parlamento se consideró además que la corrupción en el seno de la FIFA es “rampante, sistémica y profundamente arraigada”, durante un discurso que se inició lamentando “la muerte de miles de trabajadores migrantes y las lesiones sufridas por trabajadores durante los preparativos” para el Mundial y en el que se solicitó que “se rindan cuentas”.

Si bien, en el Parlamento aparecen representados países cuyas selecciones han acudido a la cita, y solo una vez iniciado el torneo, como participantes, han ofrecido signos reivindicativos, aunque igualmente se echaron atrás en las iniciativas propuestas, inclinadas a la FIFA una vez recibidas las amenazas.

Alemania baraja denunciar a la FIFA tras declararse objeto de “chantaje”. Dinamarca contempla abandonar el abrigo de la FIFA. Si bien, parecen más movimientos que persiguen condicionar las próximas elecciones presidenciales del ente internacional que a ser efectivas, en cuanto a que siguen sin ejecutarse y sus selecciones no renuncian a la gloria del torneo. El pueblo, sin embargo, da la espalda a Catar. En Alemania, donde su propia selección ha sido criticada por someterse a la FIFA, la audiencia televisiva del Mundial ha caído en más de un 50%. La cadena de supermercados germana REWE, principal patrocinador de la Mannschaft, ha retirado su apoyo.

Los eurodiputados exigieron a la FIFA su contribución de la puesta en marcha de “un programa global de reparación para las familias de los trabajadores, como compensación por las condiciones de trabajo a las que se han visto sometidos”. Es decir, se reclama vendar heridas irreparables.

Mientras, Catar, que desmiente las cifras de víctimasThe Guardian las situó en los 6.500 fallecidos, trabajadores involucrados en la construcción de las infraestructuras para el Mundial, mientras que Amnistia Internacional elevó la cantidad a más de 15.000 y la FIFA enumeró tres, dato sustentado por Nasser Al-Khater, CEO del Mundial de Catar: “Han fallecido tres trabajadores del Mundial. Tres. Son datos públicos que nunca hemos escondido”–, negó que el fondo económico específico fuera necesario.

El Parlamento también reprendió “la falta de transparencia y la clara ausencia de una evaluación de riesgos responsable” en la adjudicación del Mundial a Catar en 2010, exigió una investigación de las muertes de trabajadores migrantes en la construcción de los estadios y demandó que aquellas víctimas de violaciones de los derechos humanos cuenten con cauces legales para reclamar justicia.

La aprobación de la resolución llega ahora: tarde para proteger a desfavorecidos, cuando la FIFA es el punching ball mundial que todos golpean no sin hipocresía, porque al fin y al cabo ningún país o selección renunció a competir en Catar. Cierto es por otra parte que nunca es tarde...