El coste de propiedad de las flotas sube un 27 % desde 2020
Comprar un coche cuesta un ojo de la cara, pero usarlo es cada día más caro
Los coches no vuelan, pero están por las nubes. Comprar uno cuesta un ojo de la cara, pero usarlo es cada día más caro. Lo confirma un informe del Mobility Observatory de Arval, al constatar que el Coste Total de Propiedad (TCO) en las flotas ha aumentado un 27% desde 2020. La firma del grupo bancario BNP Paribas especializada en el renting de vehículos a largo plazo para empresas (grandes, pymes y autónomos) y particulares, achaca este incremento más a la inflación de precios de los vehículos, costes energéticos, de mantenimiento y de financiación, que a la electrificación de las flotas.
La operadora en servicios de movilidad detecta que los precios de los vehículos nuevos han aumentado un 19%. La subida responde a factores como la inflación global, la mayor penetración de los SUV, los crecientes requerimientos de seguridad y tecnología, así como la estricta normativa europea relativa a sistemas de propulsión. Para cumplir los objetivos de CO₂ y evitar así sanciones regulatorias, los fabricantes han orientado su producción hacia eléctricos e híbridos enchufables y han reducido la cantidad de modelos de combustión asequibles.
Los costes de carburante pueden constituir hasta el 30% del TCO del vehículo para los motores de combustión interna. Y los precios de estos derivados del petróleo han experimentado un aumento medio del 32% entre 2020 y 2025. El de la electricidad también ha aumentado significativamente en muchos países. En la UE se ha dado un alza media del 80% para los consumidores no domésticos y de un 70% para los usuarios domésticos entre 2020 y 2024. No obstante, a pesar de los mayores costes iniciales, los eléctricos se benefician de menores gastos de energía, mantenimiento e impuestos, lo que los convierte en una opción más rentable y sostenible a lo largo del tiempo.
El estudio de Arval dice que el desembolso en operaciones de mantenimiento también ha aumentado un 2% de media entre 2020 y 2025 debido a la inflación de los costes laborales, los problemas de suministro de piezas de repuesto y la complejidad de los nuevos modelos. Concluye señalando que las alzas de tipo de interés han hecho subir el arrendamiento de vehículos, especialmente para los contratos a largo plazo firmados después de 2022, con un aumento medio del 35% hasta 2025.