Carecen de etiqueta medioambiental. En cambio, tienen historia. Leyenda, en algún caso, palmarés en otros. Estilo, en casi todos. Son las viejas glorias del mundo del motor, que acuden puntuales a esa cita anual con los aficionados a los vehículos de antaño que es RetroClásica Bilbao. La décima cuarta edición, que calienta motores en los boxes del BEC, arrancará este año el 7 de noviembre y se prolongará todo ese fin de semana.
Entendidos, aficionados y curiosos volverán a tener ocasión de admirar de cerca creaciones de otras épocas en las que la producción y la conducción eran prácticamente artesanales. El desarrollo tecnológico ha comportado que el lápiz y la masilla sean desahuciados por el diseño por ordenador, que el lugar de los operarios ajustando piezas lo ocupe un robot multibrazo y que el humo y la carbonilla del escape sean hoy imperceptibles. Alguien dijo que los automóviles modernos serían máquinas casi perfectas si no las manejara un ser humano. RetroClásica brinda a las nuevas generaciones la oportunidad de descubrir las máquinas entrañablemente imperfectas en las que se movían sus mayores.
El progreso es el mejor antídoto contra la nostalgia. Así que resulta absurdo echar de menos épocas en las que las únicas ayudas a la conducción disponibles eran las que se procuraba a sí mismo el propio chófer. Controlaba la velocidad y, en la medida de lo posible, la estabilidad y la frenada, al tacto; y la navegación, mapa en mano. Parecen tiempos de Maricastaña, pero solamente han pasado unas décadas.
Para evocarlos, el certamen propone un paseo por hitos de la historia del automóvil más próxima. Esta edición se detiene en el 75 aniversario de la fundación de SEAT, con una exposición de algunos de los modelos emblemáticos que motorizaron a la sociedad española. Otra conmemoración tiene como protagonista a Alpine. La marca fundada hace 70 años por Jean Rédelé en un taller de Dieppe (Francia) estará representada por cuatro creaciones deportivas que marcaron época.
No falta a la convocatoria el Museo Torre Loizaga, que celebra el centenario del mítico Rolls Royce Phantom exponiendo una pieza excepcional perteneciente a su colección. Se trata de un Phantom I Springfield, participante en la última edición del prestigioso Cartier Style et Luxe de Goodwood.
El espacio de Plentziaclassic, propone una curiosa muestra de motocicletas innovadoras, sin éxito comercial en su momento, pero convertidas hoy en objeto de colección: Shifty 900, BMW K1, DKW Rotativa o Bultaco Bandido. Otro punto de interés más será la exposición “La Feria de Muestras de Bilbao y el Automóvil”, que glosa la vinculación de la institución con el sector de la automoción, desde la época de las viejas instalaciones de San Mamés.
Un año más, el certamen contará con el parking de clásicos, donde los propietarios de vehículos veteranos podrán exhibir sus piezas y compartir su afición con el público visitante.
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