Por más campañas de concienciación que lleva a cabo la Dirección General de Tráfico (DGT), conducir habiendo bebido más de lo permitido (la tasa se va a reducir drásticamente en breve) sigue siendo habitual para mucha gente, pese a los peligros que conlleva para uno mismo y para el resto de usuarios de las vías públicas. Y lo mismo sucede con las drogas.

Aunque la reciente instrucción del Ministerio del Interior avisa a las fuerzas de seguridad de que no pueden multar a quien tenga o consuma drogas para uso personal en un coche aparcado, eso no impide que se sigan realizando controles para detectarlo y sancionarlo en las carreteras. Unos controles a los que pueden ser sometidos los conductores de vehículos a motor, pero también los ciclistas, conductores de patinetes o similares e incluso peatones. Y todos ellos tienen la obligación de someterse a las pruebas. Negarse a ello supondría, como explica la DGT, una pena de seis meses a un año de prisión y la privación del derecho a conducir de uno a cuatro años.

Así se realiza el control

En primer lugar, el agente debe informar al conductor o conductora de la obligación de pasar la prueba y de la citada pena a la que se expone ni se niega. A continuación, lo habitual es realizar en primer lugar una alcoholemia para a continuación tomar una muestra de saliva con unos dispositivos especiales. A esta toma se le llama indiciaria y busca detectar la posible presencia por consumo reciente de sustancias ilegales.

Si el test da positivo en algún tipo de sustancia, se toma una segunda muestra de saliva, que se envía directamente a un laboratorio para su análisis y confirmación del positivo. El conductor no podrá volver a ponerse al volante de su coche.

Prueba de contraste opcional

Tras conocer el positivo, el conductor puede solicitar que se le realice un análisis de sangre como prueba de contraste. La extracción será realizada por personal sanitario en un centro hospitalario o de salud. Si el resultado de ese nuevo examen también es positivo, el solicitante deberá pagar los gastos.

Un control de alcohol y drogas de la Ertzaintza. Alex Larretxi

Los resultados del laboratorio toxicológico se unen al informe del agente y se inicia el correspondiente expediente, bien en vía administrativa (la sanción es de 1.000 euros y la pérdida de 6 puntos), bien en vía judicial (penas de prisión de 3 a 6 meses o multa de 6 a 12 meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 30 a 90 días, y privación del derecho a conducir de 1 a 4 años).

Drogas que se controlan y permanencia en el organismo

Los controles detectan cinco tipos de droga: anfetaminas, metanfetaminas, opiáceos, cannabis y cocaína. No revelan la cantidad consumida, sino que únicamente indican si el resultado es positivo o negativo, si hay rastro de drogas en el organismo.

La permanencia en el cuerpo, y por lo tanto la posibilidad de dar positivo, varía según la sustancia. Tras ser ingerida, es procesada por el organismo de la persona que la ha consumido y deja un rastro en forma de metabolitos, que no desaparecen hasta que pasan horas o incluso días.

La droga que más tiempo permanece siendo detectable es el cannabis, hasta cuatro días en saliva y hasta dos semanas en sangre. Después aparecen las anfetaminas y las metanfetaminas, que se pueden detectar hasta tres días después en saliva y se controlan en un plazo de 12 a 37 horas en sangre. La cocaína puede detectarse en saliva hasta 24 horas después de haber sido consumida, pero en consumidores habituales puede permanecer varios días. Los opiáceos son los que tardan menos en desaparecer, ya que pueden detectarse en sangre hasta 12 horas.

No hay multa con el coche aparcado

La Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior ha remitido recientemente una instrucción a las fuerzas de seguridad en la que les aclara que no pueden sancionar el consumo o tenencia de drogas en el interior de un vehículo particular cuando esté estacionado y siempre que el estupefaciente no esté destinado a la venta, pues es “un espacio privado”. La instrucción ha sido muy criticada por sindicatos policiales, que afirman que generará problemas de convivencia vecinal e incrementará el riesgo de conducir bajo los efectos de las drogas y la sensación de impunidad.