LA última entrega del Mitsubishi ASX depara un extraordinario SUV compacto. Es un automóvil atractivo, tecnológicamente avanzado y, por ello, muy fiable. Seguro que su imagen resulta conocida. Se trata de un producto nuevo para la marca, que no para el público, puesto que reinterpreta de manera honesta y fiel el patrón del Captur original. Con un depurado toque japonés, la firma de los diamantes realza las cualidades del popular crossover francés made in Spain (lo ensambla Renault en la factoría de Valladolid).

La sensación de que hoy los coches tienden a parecerse responde a la realidad. Los vaivenes de la moda, que ahora imponen el monocultivo del estilo SUV, y la táctica de los fabricantes de compartir planes para aprovechar sinergias, propician la proliferación de clones. Los grandes consorcios del sector acostumbran a abordar proyectos transversales, que sus luego distintas marcas procesan para dotarlos de matices propios. En este caso, la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi no se ha esforzado demasiado a la hora de singularizar el último ASX, que se parece muy mucho a lo que en realidad es: un Captur. Así que poca sorpresa, pero mucha calidad.

Esa similitud, que puede disuadir a personas propensas a valorar una estética innovadora, constituye una fortaleza más para la propuesta de Mitsubishi. Su renovado crossover no tiene nada que envidiar al segundo modelo más demandado por la clientela de Renault. Es decir, a sí mismo. La casa nipona se limita a aplicar su estilo para poner de relieve las estupendas cualidades del vehículo. Lo hace con el convencimiento de que una buena versión es, en ocasiones, la mejor inversión.

A falta de una disparidad visual evidente, excepción hecha de los logos de cada marca sobre la carrocería, el alcance comercial del ASX va a depender más que nada de la estrategia comercial que Mitsubishi pueda aplicar. Eso se traduce en la disponibilidad de unidades a la venta y en el precio con el que estas salgan al mercado. De momento, el ASX se posiciona un poco más arriba (desde 22.290 euros) que su referente, maniobra que justifica con unas dotaciones de equipamiento algo más completas. Quizá también con la posibilidad de una atención al público bastante más personalizada.

La oferta motriz del SUV adoptado reproduce parcialmente la de su inspirador, aunque renunciando a algunos candidatos para hacerla más simple. Comienza ofreciendo una motorización de gasolina a secas, a la que acompañan otras tres con grados de hibridación progresivos.

La opción inicial es la del bloque turboalimentado de tres cilindros y un litro, que arroja una potencia de 90 CV y se combina con transmisión manual de seis marchas. A diferencia del Captur, el ASX no contempla en su catálogo la posibilidad del motor de gasolina recalibrado para funcionar también con gas licuado (GLP).

En el siguiente escalón de su repertorio aparecen las propuestas a gasolina MHEV. Emplean un propulsor de cuatro cilindros y 1,3 litros, provisto de inyección directa y sobrealimentación. Llevan un sistema Mild Hybrid que incorpora un motor-generador de arranque asociado a una batería de 12 V, cuya finalidad es recuperar energía en deceleraciones y frenadas para suministrar un apoyo puntual en momentos de esfuerzo. Esta hibridación ligera se ofrece con transmisión manual de seis velocidades y con automática de doble embrague 7DCT, con 140 y 160 CV de rendimiento respectivamente.

Un nivel por encima asoma la variante HEV, dotada de sistema híbrido de propulsión. Combina un bloque de gasolina de 1.6 litros con dos impulsores eléctricos para obtener una potencia conjunta de 145 CV, que llega a las ruedas delanteras con ayuda de una caja de cambios automática multimodo.

El ASX culmina su reparto con la derivada híbrida enchufable PHEV. Vincula el mismo motor 1.6 de gasolina a otros dos eléctricos y a una batería de 10,5 kWh. La combinación rinde 160 CV. Permite rodar hasta 63 km en modo 100% eléctrico, es decir, sin emisiones de CO2, por lo que luce etiqueta medioambiental ‘0’.

Este repertorio permite dar con la variante idónea para desempeñar cometidos muy distintos. Por sus proporciones escuetas, pero bien aprovechadas, el ASX se adapta tanto a escenarios urbanos como a largos viajes familiares. El modelo, que mide 4,22 de largo, ofrece cuatro cómodas plazas y hasta 536 litros de maletero (419 en el HEV y 375 en el PHEV para hacer sitio a las baterías). Mitsubishi brinda la posibilidad de desplazar longitudinalmente el asiento trasero, lo que permite optar en cada momento entre habitabilidad y capacidad de carga.

La marca japonesa otorga a sus modelos cinco años o 100.000 km de garantía y asistencia en carretera. La cobertura se amplía tres más en el caso de las baterías, y llega a doce frente a daños por corrosión.

GAMA

BUENAS SENSACIONES

Acabados. Mitsubishi propone cuatro puestas en escena diferentes en el ASX, cuyos precios y dotaciones crecen en paralelo. No hay sorpresas: a mayor desembolso, mejores son el empaque y las sensaciones a bordo. No obstante, la versión más modesta viene de fábrica bastante pertrechada: ópticas led, sistema multimedia con pantalla de 7 pulgadas, control de crucero, sensores de estacionamiento, cámara trasera, banqueta posterior deslizante (16 cm), lector de señales de tráfico, alerta por cambio involuntario de carril, sistema de frenada automática de emergencia en ciudad y conectividad inalámbrica de smartphones. Al ascender en la gama y la tarifa se van incorporando ADAS (control de ángulo muerto, asistente de centrado de carril, prevención de exceso de velocidad, control de crucero adaptativo y luces automáticas), selector de modos de conducción y grandes pantallas táctiles.