Si algo caracteriza al repertorio actual de Peugeot es la notable evolución que han experimentado los modelos que lo integran. Ese salto de calidad permite a la casa francesa marcar distancias con sus rivales naturales y acortarlas respecto a las firmas premium. El afán por mejorar se constata en todo el elenco, pero resulta especialmente significativo en las tres propuestas SUV, que aportan dos de cada tres matriculaciones; juntas, atesoran ya cerca de doscientos mil usuarios satisfechos. La estrategia de la compañía pasa por perseverar en el refinamiento y en la electrificación de toda la gama, factores que considera decisivos para afrontar el porvenir con garantías.

Es habitual que un fabricante generalista, denominación que se aplica a los que participan en casi todas las categorías, venda hoy más SUV que turismos; la proporción media del mercado ronda el 60% de unos y el 40% de otros. Lo que ya no resulta tan frecuente es que una marca sitúe todos sus productos entre los favoritos del público. Peugeot puede alardear de ello con sus tres creaciones.

El 3008 ha liderado durante un par de años el escalafón de modelos de talla media y, pese a las dificultades de suministro que no padecen rivales más jóvenes, aguanta en las primeras posiciones. Otro tanto sucede con el 2008, que se sobrepone a las dificultades y escala para convertirse en el primer SUV de Peugeot. Por su parte, el 5008 sigue desempeñando un rol complementario en el pequeño segmento de los modelos más capaces, con posibilidad de siete plazas.

La explicación a esa buena sintonía de la marca francesa con la clientela hay que buscarla, antes que nada, en la evolución del diseño exterior e interior. Peugeot ha dado con la tecla que activa la fibra sensible del público, lo que ha fomentado las ventas. El cambio de estilo se acompaña de una vocación de mejora generalizada del producto, que transmite una sensación de calidad en ascenso. A ese mayor empaque tampoco es ajena la progresión tecnológica, impulsada por la electrificación paulatina de la gama. De hecho, Peugeot lidera desde 2020 las matriculaciones de SUV híbridos enchufables.

A partir de ahora, cobran protagonismo es su oferta las motorizaciones total y parcialmente electrificadas, en detrimento de las térmicas. La demanda de versiones exclusivamente a gasolina decae, mientras que la de motores diésel se desploma. Es un cambio de tendencia que, en honor a la verdad, responde más a su exclusión de la oferta que a la falta de clientes. La paradoja es que en 2022 se han entregado más unidades de 3008 diésel que de otro tipo.

La oferta motriz cambia significativamente en cada modelo. Así, el 2008 es el único integrante del clan SUV en condiciones de ofrecer una versión 100% eléctrica. Este e-2008 emplea la motorización de 100 kW (136 CV) y promete una autonomía ideal de 433 km. El crossover compacto, de impecable rendimiento dinámico por su aplomo y manejabilidad, completa su menú con las consabidas variantes gasolina Pure Tech (100 y 130 CV) y diésel BlueHDi (130 CV).

El popular 3008 es el único de la familia en plantear propuestas PHEV. Ofrece variantes híbridas enchufables, asociadas a transmisión automática EAT8, con 225 y 300 CV. Esta última, denominada Hybrid4, suma un segundo bloque eléctrico encargado de accionar las ruedas traseras, con lo que obtiene puntualmente tracción integral. Los PHEV ofrecen autonomías de 56 a 59 km en modo 0 emisiones. El modelo medio completa su rol con las asiduas versiones gasolina y diésel de 130 CV.

Son las mismas empleadas en el 5008, que anuncia para el año que viene una motorización gasolina MHEV, con hibridación suave. Asociará el motor tricilíndrico de 1,2 litros y 130 CV a una moderna caja automática de siete relaciones que integra un bloque eléctrico, con potencia adicional de hasta 33 CV, y se asocia a una batería de 0,9 kWh. La combinación propiciará rodar ocasionalmente en modo eléctrico (hasta 1 km).