El mejor síntoma de la buena salud de un automóvil es que, llegada la fecha de su renovación, el fabricante encuentre pocos motivos para acometerla. Es lo que le sucede a Kia con un XCeed sin arrugas que planchar ni ojeras que maquillar. Así que la puesta al día del cupé crossover derivado del Ceed se resuelve con una colección de pequeñas mejoras, retoques que no alcanzan la consideración de cambios trascendentales. Además de evidenciar la buena salud del producto, esta circunstancia reconforta a quienes ya son propietarios de un XCeed, que no se verá devaluado por una drástica renovación. 

No hay modificaciones estructurales ni apenas variaciones en el repertorio motriz. Este continúa integrado por una solución diésel 1.6 (136 CV) y otra de gasolina T-GDi 1.5 (160 CV) con hibridación ligera, a las que se suman otras dos de gasolina convencionales (T-GDi 1.0 de 120 CV y 1.6 de 204); completa la oferta la variante híbrida enchufable (141 CV), capaz de cubrir 48 km sin emisiones. 

La evolución del XCeed es, por tanto, formal y concierne a la faceta ornamental, en forma de sutiles pinceladas dentro y fuera que apenas alteran el aspecto conocido. Hay nuevas tonalidades de pintura, leves modificaciones en los grupos ópticos y el frontal, así como mejoras en el equipamiento tecnológico (adopta pantalla táctil flotante). El modelo va a incorporar a su oferta el acabado GT-Line, que confiere un toque deportivo a la puesta en escena.