La caída en Austin marcó un punto de inflexión. Consciente de que el mayor rival de Marc Márquez es el propio Marc Márquez, el piloto catalán se reinventó en el Gran Premio de Catar para eludir riesgos innecesarios aunque retomando el glorioso paso que le ha permitido ganar siete –cuatro esprints y tres convencionales, con la mancha de Austin– de las ocho carreras posibles. Por si fuera poco, ha firmado las cuatro poles y batido los récords de todos los circuitos que ha pisado a lomos de la Ducati oficial. Aplastante.
La victoria de Catar es además especial, dado que solo había ganado en una ocasión, allá por el lejano 2014. El circuito de Losail estaba marcado en rojo, como uno de los que podrían presentar complicaciones. Sin embargo, Marc abandona el país con un pleno que prueba el tremendo nivel al que se desempeña.
En esta ocasión Marc apeló a la gestión de las situaciones y la serenidad, alejado de su habitual visceralidad. Se tomó un respiro, limpió la competencia y empujó cuando había que hacerlo, cuando el margen de error había decrecido. “No me interesaba hacer un inicio de carrera rápido”, manifestó. “En la primera parte de la carrera quería estar calmado para gestionar el neumático delantero”, ahondó.
Pese a sus intenciones de erradicar riesgos innecesarios, Marc afrontó la primera curva en primera posición y sufrió un golpe del que exculpó a su hermano, Álex, quien le impactó por detrás. “Ha sido culpa mía, me he ido un poco largo”, confesó Marc, que rodó con la moto dañada a nivel aerodinámico. Perdió una aleta trasera y la otra quedó bailando, ambas situadas en el costado derecho de la moto.
Ese choque lo aprovechó Franco Morbidelli para abrirse hueco hacia el liderato. El italiano alcanzó una renta de 1,2 segundos. Pese a ello, Marc mantuvo la calma. “No me preocupaba Morbidelli”, dijo. Sencillamente, estaba aguardando a su momento para desarrollar la carrera que había confeccionado en su imaginario.
“Cuando me adelantó Bagnaia me dije que había empezado la carrera”, comentó Marc. En ese momento, en la vuelta 5 de las 22 programadas, se elevó el listón, cuando Pecco se alzó en cabeza tras salir desde la undécima posición. El ritmo creció y la competencia fue desapareciendo. Álex sufría un toque con Fabio Di Giannantonio y era penalizado con una long lap; terminaría séptimo. Morbidelli fue perdiendo fuelle.
En el séptimo giro Marc pasó al ataque y superó a Bagnaia. La reacción estaba obrada. El italiano era doblegado en esa misma vuelta por Maverick Viñales. El de Roses se transformó en la principal amenaza de Marc. De hecho, en la vuelta 11 adelantó para situarse al frente de la carrera. Fueron cuatro vueltas que hicieron soñar a Viñales con su cuarta victoria con una cuarta marca distinta, algo histórico. “Llegué a pensar que podía ganar”, expuso, sin saber lo que terminaría por acontecer.
Pero Marc extinguió las ilusiones a siete vueltas para el final. Sacó el martillo. El de Cervera apeló a esa goma que no había quemado previamente para meter el turbo. “Al final tenía ese margen de dos o tres décimas que me guardaba”, confirmó. Todo controlado. El plan había resultado efectivo.
Jorge Martín, once costillas fracturadas
Ese momento decisivo de la prueba catarí coincidió con la caída de Jorge Martín. El vigente campeón, ausente por convalecencia durante las tres primeras carreras, sufrió una fuerte caída que le mandó en helicóptero al hospital para ser evaluado de manera exhaustiva tras sufrir, al menos, un neumotórax traumático. Con el transcurso de las horas y las pertinentes exploraciones, al piloto se le descubrieron primero seis fracturas costales que tras un análisis más metódico se determinaron en un total de once.
Bagnaia cedió ante Viñales pero fue segundo al sufrir este último una sanción por no respetar la presión mínima de los neumáticos. Le endosaron 16 segundos y cayó a la decimoquinta plaza; Morbidelli accedió así al podio. Pecco transmitió sensaciones contrariadas. Observa como espectador de privilegio el abrumador dominio de Marc, pero esta vez fue capaz de firmar una remontada bestial y colocarse líder para más adelante ceder de manera irreversible. Es una víctima de los sábados. “Es un podio fantástico, pero estoy muy cabreado por lo de ayer –por el undécimo puesto en la calificación–. Es más de lo mismo, de lo que está sucediendo. En las últimas vueltas me he quedado sin neumático trasero”, lamentó. Marc se vuelve a escapar en el campeonato: presenta 123 puntos, 18 más que Álex y 30 por encima de Bagnaia.