En beneficio del espectáculo el mundo podía ansiar una ardua batalla entre los dos aspirantes a campeón del mundo de MotoGP. El Gran Premio de Malasia, antepenúltima cita del campeonato, era uno de esos escenarios que, dado que se agotan las oportunidades, sugería un enconado duelo entre candidatos. Realmente esto sucedió, pero no como se pudiera desear, al menos no con la intensidad y la duración ansiadas. Francesco Bagnaia acudía al circuito de Sepang con 13 puntos de ventaja sobre su contendiente, un Jorge Martín que en los últimos tiempos rueda subido a las barbas del campeón. La carrera al esprint del sábado redujo la diferencia a 11 puntos. La cita dominical prometía ira y fuego entre rivales.

El debate, sin embargo, se redujo a cinco de las 20 vueltas programadas para la carrera. En el primer giro se entrometieron Enea Bastianini y Álex Márquez, que ocuparon las dos primera posiciones. La Bestia andaba sedienta de gloria tras una temporada para olvidar en cuanto al apartado de lesiones se refiere. El menor de los Márquez, otro acusado por las lesiones, trataba de arrojar buenas sensaciones antes de que su hermano mayor aterrice en un garaje que promete ilusiones, pero también un duelo fraternal. Tras ellos se alojaron las miradas, atentas a Bagnaia y Martín, aunque el madrileño pronto se topó con problemas al caer hasta la quinta plaza. Martín arrancó con el pie cruzado, pero en solo tres giros ya estaba a rueda de Bagnaia, que era tercero. Si bien, ambos cedían ya más de un segundo con respecto a Bastianini y Álex, que se escapaban como liebres.

Entonces comenzó esa secuencia que el mundo anhela: una guerra entre los aspirantes a la corona y a estas alturas del curso, cuando el cribado de la competencia está realizado, cuando se agotan las opciones y los nervios chispean porque los errores son irreversibles. Creer o no creer. Y Jorge Martín cree con fuerza. Por eso rebasó a Bagnaia. Pero el campeón luce galones. Es corajudo. Y así devolvió el adelantamiento. Lo hizo con valentía. A tumba abierta. Todo o nada. Acción-reacción. Martín adelantó por el interior y en la salida de la misma curva Bagnaia recuperó también por el interior. Martín dio el brazo a torcer y en la cuarta vuelta repitió la maniobra. Superó a Bagnaia. Pero de nuevo el turinés reaccionó instantáneo, como esos cafés solubles que oscurecen el agua al momento, que tiñen el color de la esperanza. Bagnaia regresó al tercer puesto y, viendo el percal, esta vez aceleró el ritmo. Martín, con problemas en la presión de los neumáticos, cedió irremediable, como ese hombre que cae al mar y ve su barco partir como animal sin compasión. 

Martín se quedó como un náufrago, seco de alternativas. “Al intentar pasar a Pecco se me ha disparado la temperatura de delante y sufría para hacer las curvas”, explicaría Martín sobre su renuncia a una nueva guerra. “He salvado los muebles como he podido acabando cuarto”, añadiría. El de San Sebastián de los Reyes estaba apercibido de una sanción por montar neumáticos con una presión más baja de los permitido. Había agotado su cupo. A la postre se sabría que Bagnaia replicó la estrategia de su rival. Usó el comodín de las presiones al ir por debajo de la cantidad mínima, lo que le concedió una ventaja en Sepang pero le dejará en igualdad de condiciones con Martín en las dos última carreras del año, Catar y Valencia, donde se repartirá la corona tras repartirse los 74 puntos que quedan en juego.

En esa quinta vuelta se acabó la ilusión de podio para Martín. “He tratado de cerrar la distancia con Álex y Bastianini, pero sufría en la frenada. Estoy contento porque hemos ampliado la ventaja”, terminó expresando Bagnaia, que rodó tercero en solitario, pero que pone rumbo a Catar con 14 puntos de margen, uno más que como llegó a este escenario.

En cabeza, Bastianini jamás encontró competidores. Álex Márquez dijo haberlo “intentado todo”, pero no pudo seguir la estela en el día de La Bestia, un piloto con aires reivindicativos, que resurgió de sus cenizas para alzarse como un posible juez en la pugna por el campeonato. “Solo yo y mi entorno sabemos lo que he tenido que hacer para llegar aquí”, confesó ante su primer triunfo en la estructura oficial de Ducati. 

Luca Marini, ¿sustituto de Marc Márquez en Honda?

Marc Márquez, por su parte, fue decimotercero tras salir vigésimo. Según apuntan diversos medios, su reemplazo en el Repsol Honda será Luca Marini, el hermano de Valentino Rossi, que sería el encargado junto a Joan Mir –que abandonó en Malasia–, de devolver la gloria a la fábrica más laureada.