Sí, era lo que le quedaba a la ministra que pasó en centésimas de segundo de elogiada a vituperada por la prensa de orden. Es justo una de esas cabeceras, ABC la que nos provoca la asociación mental entre la todavía titular de Defensa y el entrañable personaje de la crónica rosa. "Un posado para tapar la crisis con «Paz, querida Paz»", titula el diario vetusto sobre la foto a tres cuartos de plana que ilustra también estas líneas. En la instantánea, como ven, departen marcando dientes la ya exdirectora del CNI, la propia Robles y la nueva jefa de los espías, aunque esta con un gesto más seco.

No afloja la lluvia de sapos y culebras contra Robles, pero me van a permitir que les exonere de casi todo ese material repetitivo. A modo de degustación, les copio y pego unas líneas de la extensa diatriba que firma el habitualmente moderado José Antonio Zarzalejos en El Confidencial: "Lo peor de Margarita Robles es lo mejor para los ciudadanos: ya sabemos que no podrán fiarse de ella en ninguna de sus facetas, ni como política ni como magistrada. Lo peor de Margarita Robles es lo mejor para todos los demás: ya sabemos quién es en realidad Margarita Robles. Dentro de esta cochambre ética, algo hemos sacado en claro: Margarita Robles es exactamente lo contrario de lo que ella dice que es".

Y a partir de aquí, prácticamente todos escupitajos dialécticos son para el de más arriba en el escalafón. ¿No caen? Pues es uno que, según anota en ABC José María Carrascal, se parece al sátrapa del momento: "A Pedro Sánchez le está ocurriendo lo que a Vladímir Putin: cuanto más hace para afianzarse en el poder y prolongar su mandato, más disminuye su prestigio y pone en peligro su permanencia". Paralelismo en el filo de la navaja.

Con estilo cercano a Paquita la del Barrio, Ignacio Camacho (ABC) canturrea los defectos del presidente español: "Desde que decidió pactar su investidura con los autores de una sedición ha convertido la anomalía en un hábito, la impostura en un rasgo de estilo, el fraude en un instinto automático y la falta de escrúpulos en un método de trabajo, hasta sentirse cómodo en la reputación de embustero profesional y ventajista rutinario".

A Belén Bajo, opinatera de La Razón, lo que le molesta es su risa: "Se ríe. A Pedro Sánchez le da risa cuando le acusan de ceder al chantaje de los independentistas. Muestra la misma sonrisa bobalicona que uno dibuja en su rostro cuando alguien le habla en otro idioma que no entiende, la misma que se usa por hartazgo, la misma que se utiliza cuando no se tiene nada que decir, la misma que se emplea para buscar un culpable".

También en el diario azulón, Luis María Anson gasta unas líneas sobre Sánchez, y aprovecha para ejercer de lo que también es, académico de la lengua española: "El Diccionario normativo de la Real Academia Española define así grogui en su segunda acepción: «Atontado por el cansancio o por otras causas físicas o emocionales». Y, en efecto, aturdido, tambaleante, defendiéndose de forma desordenada y trémula, el presidente del Gobierno se mostró en el debate parlamentario del miércoles pasado como un boxeador grogui".

Más que grogui, terminal, proclama en Vozpópuli Jesús Cuadrado. Según su bola de cristal, estamos a diez minutos de la despedida y cierre: "El sanchismo está políticamente muerto, y ellos lo saben. Dan por perdidas las elecciones y todos sus pasos explican un único objetivo: alargar la legislatura para hacer caja. Los enemigos de la Nación lo saben y actúan en consecuencia". Algún día acertarán con el vaticinio, pero les puede asegurar que desde que se inauguró esta sección hace quince meses, cada semana se ha repetido idéntico pronóstico.

Y hablando de adivinos, aquí llega Cristian Campos vestido de Rappel. El segundo de a bordo de Pedro J. Ramírez en El Español titula su pieza así: "Pedro Sánchez no será candidato en 2023". En el primer párrafo comprobamos el trile. No es una información sino un chisme: "Ese es el rumor en Bruselas, donde lo ven probable tanto socialistas como populares. Es también un rumor a media voz en Madrid, donde la posibilidad de que Pedro Sánchez se presente a unas elecciones para perderlas si los sondeos no le ofrecen una posibilidad clara de victoria cotiza por debajo del bitcoin".