La prensa de orden sigue en bucle. Y así llegará al 4 de mayo, la fecha del todo o nada, según insisten en glosar los forjadores de la opinión diestra. Anoten entre ellos a Fernando Sánchez-Dragó, que desde una columna en el suplemento de Salud —sí, de salud— de La Razón aporta su óboo pro-Ayuso: "Ese día van a librar descomunal, aunque desigual batalla en las urnas un perpetuo adolescente que presume de ser un macho alfa y una grácil damisela que a pesar de su aspecto delicado va a constreñirlo a humillar. Roles cambiados: sospecho que, en este caso, la señorita torera tiene más testosterona que el torito resabiado. Seguro que cuaja faena. Voy sacando mi pañuelo. ¡Ole con ole, emperatriz de Lavapiés y de Las Ventas!".

Que se ponga Dragó a la cola, pues es larga la lista de lisonjeadores extremos de la presidenta y candidata del PP. Juan Carlos Girauta, el ex de Ciudadanos, es uno de los más rendidos admiradores, como comprobarán en las líneas supurantes de natillas que vienen a continuación: "España está enamorada de Ayuso y es normal. La mitad que la detesta también está enamorada, pero no lo sabe y experimenta -en su sometimiento estético y su hipnosis- un suplicio". Y como le parce poco, todavía añade: "Es la José Tomás de la política. Pura inspiración, pura belleza. Porque sí, malpensados, hay belleza en una faena perfecta en la rueda de prensa, hay belleza en la respuesta parlamentaria y, por supuesto, hay belleza en la belleza".

Al lado de eso, palidece la loa pretendidamente poética de Julio Valdeón en La Razón: "Para ganar Ayuso no necesita el abecedario populista. Tiene en sus manos salir del ring con el cinturón de los pesados, coronada como alternativa, mientras Madrid, corazón de España, late con pulsos de fiebre".

Pablo Iglesias es...

Y enfrente, ya imaginan, el malo malísimo, feo feísimo y cosas peores, es decir Iglesias. Lean el informe psicológico de Ángela Vallvey sobre el candidato de Podemos: "Lenguaje corporal. Pablo Iglesias: camisa desabrochada, pecholobo total; moño flojo estiloso a lo Inès de la Fressange; '¡dientes, dientes!' (la táctica Pantoja no falla); ceño ultrafruncido (lo ultra tampoco decepciona nunca, en su caso); lenguaje contundente ('¡puñetero, puñetera!'); pulseritas (como Aznar), mano izquierda debajo de la mesa con turbadores temblores (¿estaría toqueteando el botón rojo de la vicepresidencia?)".

En una línea más clásica, Federico Jiménez Losantos vierte su habitual dosisi de brea hirviente en El Mundo sobre el todavía vicepresidente español: "Iglesias tiene sobre la ley una idea germanosoviética: Carl Schmitt pasado por Paracuellos, o sea, la checa. Errejón, el Doctor Bacterio Polonio de Vistalegre I, prefiere la URSS de Breznev y Suslov, que, en vez de enviar al Gulag a los disidentes, los mandaba al psiquiátrico. O sea, al médico".

Y plagiándose a sí mismo, Santiago González vuelve a acordarse literalmente del padre del gran objeto de sus fobias: "Ese orgullo paterno-filial es un do un des, un camino de ida y vuelta. Estaba obligado a devolverte el orgullo que tú pregonabas por tener un padre del FRAP. Salvo que se haya arrepentido mucho, y no parece, es lógico que un frapero se sienta orgulloso de ver que en su único hijo ha prolongado el eco de la sangre a que responde, que le haya salido como tú".

Todo esto, recuerden, no es casual. Obedece, como nos recuerda Francisco Marhuenda, a lo que ocurrirá en Madrid el primer martes de mayo: "Los madrileños afrontan el reto de elegir entre un gobierno que mantenga las políticas de libertad, progreso social y económico como el actual, presidido por Ayuso, o uno condicionado por los comunistas y antisistema como sucede en España. Madrid se ha convertido en un baluarte frente a las políticas radicales y la alternativa no es la socialdemocracia, sino un gobierno socialista-comunista". Bostecen a gusto, que se lo han ganado.