matrimonio entre Iñaki Urdangarin y Cristina de Borbónel balonmano comenzó a contar con la atención mediática que merecía.lograron el bronce olímpico en Atlanta 96a plata en el Europeo del 98 y de nuevo el bronce en el Europeo del 2000. en la cumbre del panorama internacional, tan solo un escalón por debajo de potencias como Rusia, Suecia y Yugoslavia. en el 2000, la principal estrella era sin duda Urdangarin.

Con todo, aunque pudiera parecer que era Urdangarin el líder sobre la cancha, lo cierto es que en el 40x20 eran realmente Garralda o Guijosa -que acababa de ser proclamado mejor jugador del mundo- quienes llevaban la voz cantante. Aunque con mucha menos publicidad. Al fin y al cabo, los partidos no se ganaban gracias a la fama y España consiguió alcanzar las semifinales, su techo, gracias al trabajo colectivo y al esfuerzo. Mucho esfuerzo. Porque los de Román sufrieron de lo lindo. De hecho, en la fase de grupos ganaron tres partidos. Pero perdieron dos. Es decir, comenzaron con una trabajada victoria ante Túnez (24-22), una de las selecciones más potentes de África; y golearon a Australia (39-23), el oponente más sencillo de esta primera fase. Sin embargo, Francia les puso en su sitio con un igualado 23-25 y Suecia volvió a mostrarse un poco, pero suficiente, superior (27-28). Por ello, aunque España consiguió un tercer triunfo ante Eslovenia (31-28), este no fue suficiente para marchar por la parte sencilla del cuadro. Así que en cuartos tocó Alemania. La selección germana llegaba con los mismos objetivos que los de Román: las semifinales. Y a punto estuvo de lograrlas. Pero la suerte cayó del lado estatal y, en el último minuto de partido, ocurrió lo más improbable: que Alemania dejara marchar su tanto de ventaja, que su extremo Stefan Kretzschmar mandara la pelota al larguero y que Guijosa pusiera el 27-26 que mantuvo a los de Román con vida. Que los metió en la lucha por las medallas.

Con todo, en las semifinales volvió a tocar Suecia y, de nuevo, ocurrió lo de siempre. No hubo ni opción onírica. 25-32 y a pensar en el bronce. En el último partido de los Juegos de Sidney esperaba Yugoslavia. Un rival mejor sobre el papel, pero al que le pesó la cabeza. Un oponente que no llegó a recuperarse de su derrota en semifinales ante Rusia (28-26) y que se mostró cabizbaja e indolente ante España. Por ello, Garralda, Olalla, Urdangarin y compañía aprovecharon el regalo para endosar un irrebatible 26-22 y reeditar la medalla de bronce que ya consiguieron en los Juegos de Atlanta 96.

Caída y retirada

No sería la última medalla olímpica del balonmano estatal, puesto que el idilio de la pega española con los Juegos se mantiene hasta la actualidad; pero sí fue la última presea conseguida con Iñaki Urdangarin. Y es que el por aquel entonces nuevo miembro de la Familia Real anunció su retirada tras Sidney. Se despidió del balonmano sobre la pista olímpica y, como agradecimiento a su labor deportiva y mediática, le escogieron como el abanderado de la delegación estatal para la ceremonia de clausura. Después se centró en la actividad empresarial y volvió a copar portadas por sus escándalos de corrupción. Por un Caso Nóos

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