¿Te has preguntado alguna vez dónde acaban los vasos de plástico del café? ¿O las bolsas de plástico de la compra? Lo ideal es que acaben en un vertedero, pero lo cierto es que estos pequeños objetos, la gran mayoría de las ocasiones, por su mal uso acaban en los ríos, mares y océanos de nuestra tierra. Este problema se ha ido agravando con el paso de los años con graves consecuencias para la calidad del agua, pero también para los animales y plantas que vienen en ellos. Pero una gran comunidad de voluntariado, el conocido movimiento worldpackers, está haciendo cambiar este paradigma. En la costa vizcaína, Aketza Sánchez lidera una red de recogida de desechos en las playas.

Bajo el paraguas Goazen Up!, la asociación que ayuda a recuperarse a personas con movilidad reducida y a encontrar el bienestar físico y mental que necesitan para continuar viviendo, Aketza promueve nada más y nada menos que 16 campañas de recogida de basura en las costas vizcaínas. Esta acción no la podría llevar a cabo sin un grupo de voluntarios que le acompañan durante los diferentes turnos que organizan para limpiar las playas.

La gran mayoría de residuos, el 80% para ser más exactos, suelen ser plásticos y redes de pesca. Así, muchas aves y otros peces se enganchan en ellas y pueden llegar incluso a perder la vida alterando el ecosistema marino. Para poder llevar a cabo las jornadas de limpieza, los voluntarios se visten con los petos correspondientes para llevar a cabo la actividad, se reparten las bolsas de recogida, se preparan las barcas en el caso de adentrarse en el mar y se les advierte de las zonas de peligro. Estas acciones, en las que pueden participar todo tipo de personas, ya sean del entorno o fuera de él, sirven para concienciar a los ciudadanos de esta problemática y buscar alianzas incluso con pescadores para evitar que la basura acabe en los océanos. Asimismo, es importante que los más jóvenes conozcan estas iniciativas y que se sumen a ellas, ya que hay que enseñarles desde pequeños a cuidar de nuestro planeta.

Residuos recogidos.

Residuos recogidos. Pixabay

¿Cómo nos afecta la contaminación marina?

La contaminación del agua de océanos y mares nos afecta a todos. Sus causas suelen ser muy diversas y claras, por ejemplo, el uso de fertilizantes y detergentes; de los plásticos; plaguicidas y herbicidas, y otros productos químicos. Sus usos tienen efectos sobre todo perjudiciales para el ecosistema marino y para el medioambiente en general. La mayoría de las causas de la contaminación de los océanos son producto del ser humano. Así, la mayoría de estos vertidos contaminantes que llegan a las profundidades del mar son ingeridos por pequeños organismos marinos, llegando a la cadena alimentaria global. Incluso los medicamentos que no llegan a ser procesados completamente por el organismo en la ingesta acaban en el pescado que comemos. En ocasiones, los peces, mamíferos marinos y aves confunden los vertidos procedentes de barcos o residuos sólidos con comida, derivando en consecuencias desastrosas. Las redes de pesca abandonadas son otro peligro añadido para los animales marinos ya que suelen quedar enredados en ellas.

Un enemigo de la fauna marina es el vertido por petróleo que, si bien suele ocurrir de forma accidental en el transporte, supone un gran desastre por lo extremadamente tóxico que resulta para el ecosistema marítimo ya que es prácticamente imposible eliminarlo en su totalidad una vez que se diluye. Por desgracia, la contaminación no siempre es física, existe también la contaminación acústica en nuestros océanos, generada por el ruido de barcos y otras actividades humanas y es por ello por lo que muchos mamíferos marinos, como las ballenas y delfines, que dependen del sonido para comunicarse, tienden a desorientarse. 

Sus consecuencias

La pérdida de la biodiversidad marina es una de las peores consecuencias de la contaminación y desgraciadamente las especies que más sufren este problema son aquellas que ya están en peligro de extinción. Por ello, su desaparición provocaría efectos negativos en las comunidades. 

Otra de sus fatales consecuencias son las islas de plástico, reconocibles por ser grandes manchas de basura en los mares. Se producen como resultado del consumo desmesurado de este material, llegando directa o indirectamente a los océanos con la ayuda del viento y las corrientes oceánicas y marinas.