oy nos trasladamos a Lekunberri, en Navarra, para visitar a las hermanas Agirre Iturriaga. La mayor de ellas, Naiara (39 años), acaba de cumplir un año al frente de Txokosfera -el negocio que decidió abrir en plena pandemia, en septiembre de 2020-, en el bajo de la casa en la que nació. Esta apasionada del chocolate elabora de forma artesanal trufas, turrones o bombones, pero su especialidad son las ‘txokosferas’, unas esferas de chocolate que guardan un mensaje en su interior.

Y su hermana pequeña, Iera (34 años), además de ser profesora y jefa de estudios en la escuela de Etxarri-Aranatz, es pelotari y vicepresidenta del primer club profesional de pelota femenina, Ados Pilota. Una asociación creada recientemente junto a la también pelotari Maite Ruiz de Larramendi, en la que luchan por impulsar la carrera de sus sucesoras. En su escuela, abierta el pasado mes de septiembre, entrenan un total de 24 jóvenes pelotarisque se suman a lasdiez que actualmente juegan a nivel profesional.

Llegamos a este pequeño pueblo, de poco más de 1.500 habitantes, donde comprobamos que se respira una paz increíble. Damos un poco de rodeo hasta encontrar la casa donde vive Iera y al llegar a nuestro destino nos reciben las hermanas Agirre, junto con las pelotaris Oihana Orbegozo y Maite Ruiz de Larramendi -pareja de Iera-. Convertidas en referentes en esta disciplina, las tres demuestran ser unas auténticas profesionales acostumbradas a las preguntas que les hacemos los periodistas. Mientras que Naiara no les anda muy a la zaga, pues ha aparecido en los medios de comunicación a raíz de levantar la persiana de ‘Txokosfera’ y cuenta con un asesor magnífico, su hijo Markel, de 10 años, quien supervisa y apruena todo lo que hace. Así que, aprovechando estas líneas, le enviamos un mensaje a Markel para transmitirle nuestro deseo de que le guste este número que le hemos hecho a su ama y a su tía. Tras las fotos, nos sentamos alrededor de la mesa, presidida por unas pastas y café recién hecho para conocer más en profundidad a las hermanas Agirre Iturriaga. A lo largo de la conversación navegaremos entre el chocolate, con Txokosfera, y la pelota, con Ados Pilota, sin olvidarnos de descubrir el lado más oculto y menos conocido de estas hermanas de Leitza.

Muchas gracias por aceptar nuestra invitación, Iera y Naiara, y abrirnos las puertas de tu casa en Lekunberri, Iera. Para ti, Naiara, la casa de tu hermana pequeña es como tu segunda casa, ¿no es así?

-Naiara Agirre: Eso es. Al final paso prácticamente todo el día en Leitza, nuestro pueblo, sobre todo en mi negocio, la Txokosfera, que he abierto en plena pandemia, pero cuando tengo algo de tiempo libre vengo de visita aquí a ver a la txiki (sonríe).

-Iera Agirre: Y yo lo mismo, pero al revés. Voy mucho a Leitza a ver a la familia y los amigos. Por cierto, os presentamos a mis compañeras de Ados Pilota, Oihana (Orbegozo) y Maite (Ruiz de Larramendi), que además es mi pareja, y nuestros perros, Nuka y Kiru.

¿Os gustan los perros?

-Maite Ruiz de Larramendi: Sí. Nos encantan. Antes de tener a Nuka tuve una labrador y una collie, Candela y Chiara, que venía conmigo a los partidos y ni se movían. Donde ponía el bolso ahí se quedaban. Alucinaba viendo cómo aguantaban quietas aunque la pelota les pasase de lado...

-Iera: A Nuka la adoptó Maite y es una mezcla de la calle. Y Kiru es también hembra, de la raza braco de Weimar, igual que el perro de Gotzon Mantuliz.

-Maite: ¡Igual hay que pensar en juntarlos! (risas)

¡Estupendo! Pues si os parece aprovechamos la ocasión y desde aquí hacemos un llamamiento a Gotzon Mantuliz para que se ponga en contacto con vosotras. Hechas ya las presentaciones entramos en materia... ¿Naiara y tú sois tan distintas como parece a simple vista?

-Iera: ¡Muchísimo! (ríe)

Iera, tú eres todo un referente en el mundo deportivo, en la pelota más concretamente. Y en tu caso, Naiara, has convertido tu pasión por el chocolate en una idea de negocio. ¿Podríais intercambiaros los papeles?

-Naiara: ¡Qué va! ¡Para nada!

Naiara, ¿a ti nunca te ha dado por jugar?

-Naiara: Yo, de deportes, cero.

-Iera: Bueno, de txikis jugábamos juntas a pala. Tenía estilo y no jugaba mal.

-Maite: Le pasa como a mis hermanas. Yo he jugado con ellas y la mayor me dice: “¿Ves? Eres buena porque te entrenaba yo” (ríe). Y la que me sigue en edad no está dispuesta a entrenar y luego a ir cada fin de semana a jugar, te tiene que gustar.

-Naiara: Es que entre torneos y entrenamientos... Lo veo muy sacrificado.

-Maite: Además lo hacemos por afición, porque no nos dan nada a cambio, ni siquiera por todo el kilometraje que haces. Hemos ido a muchos torneos y si hemos tenido suerte y hemos ganado, ¿qué nos han dado? Ni un duro. Lo hacíamos por el simple hecho de jugar, porque para nosotras eso era lo máximo, pero por nada a cambio no lo hace nadie.

-Naiara: Pues eso, que el deporte no es lo mío y la cocina no es algo que le llame la atención a mi hermana tampoco.

Entonces vas a ser tú, Naiara, quien nos recomiende algún experimento culinario para probar a hacer en casa...

-Naiara: ...Pues os diría algo con chocolate, por supuesto. Por ejemplo, trufas, que son muy fáciles de preparar.

-Maite: Bueno, Iera hace una tortilla increíble que creo que merece la pena contar...

-Iera: Sí, pero no voy a desvelar mi receta (ríen). Y Maite hace muy ricos los chipirones en su tinta.

¿Seguís alguna dieta especial para mantener la forma?

-Iera: No.

-Maite: Cuando estás para Mundiales sí nos marcan un poco, pero por lo general comemos normal.

-Naiara: Mi hermana no come casi nada, lo único cuando estuvo embarazada.

-Iera: Sí (risas). En el embarazo, por ejemplo, comía muchas aceitunas verdes, pero de dulce nada. Cuidarme es algo que me sale solo. Si veo que me he pasado un día, otro como menos.

¿Sois muy de salir a comer fuera?

-Naiara: Ahora poco o más bien nada.

-Iera: Claro, porque la situación lo complica, pero ir a un buen restaurante a mí ya me gusta.

Tampoco es que el tema de viajar esté fácil ahora...

-Naiara: Sí. Está claro que ahora es muy complicado, pero lo cierto es que yo no he viajado mucho.

-Iera: A mí viajar me gusta, pero ahora con la pandemia pues lo que decís, está difícil.... Naiara y yo, de pequeñas, no viajamos mucho y luego Maite y yo no hemos tenido tiempo...

-Maite: Es que entre la pelota y la pandemia... Aunque yo he sí he viajado mucho. A Argentina, Cuba, Francia, México...

-Iera: Yo con 12 años pasé un mes en verano en un pueblo cerca de Toronto, en Canadá, estudiando inglés.

-Naiara: Y en mi caso, si tuviese que elegir uno de los viajes que he hecho, me quedaría con el que hicimos con 16 años de fin de curso porque nos recorrimos toda Europa.

-Maite: ¿En serio?

-Naiara: Sí. Fueron 15 intensos días y recuerdo que según llegamos a casa nos fuimos de San Fermín e hicimos ‘gaupasa’ (risas).

-Iera: Ya ves... y eso que recuerdo como si fuera ayer que el día que salía el autobús para el viaje no quería ir aquí la menda y se pasó toda la noche anterior llorando...

-Naiara: Fijaos que yo no estudié lo que quería estudiar, que se hacía en Ordizia, por no salir de Leitza ni dejar mi casa...

-Maite: En eso también te apoyo.

-Iera: Aquí, como véis -dice señalando un cuadro que hay en el salón- tengo una foto de Leitza, porque llevo mi pueblo siempre conmigo de alguna forma.

Y volviendo al tema gastronómico, Naiara, nos tienes que contar cómo surgió la idea de montar un negocio basado en el chocolate artesanal.

-Naiara: Sí. En 2017 empecé a darle vueltas a la idea de Txokosfera. (Todo lo que tienes que saber sobre ‘Txokosfera’, en las páginas 14 y 15). Quería hacer algo que en realidad me gustase. Y el tema de la cocina en general, pero sobre todo la repostería es algo que me ha gustado desde siempre. Recuerdo que desde que mi tía me enseñó a hacer rosquillas, con 8 años, no he parado. Nuestros padres iban a una sociedad gastronómica y estaba deseando que llegara el fin de semana para ponerme a preparar los postres.

¿Has disfrutado modelando chocolate desde que eras pequeña?

-Naiara: Sí. Empecé a hacer postres tradicionales, como arroz con leche, leche frita, bizcochos... Y recuerdo que en Reyes y en mi cumpleaños siempre pedía cosas de repostería. Mi tía María Teresa, de Tolosa, siempre me hacía súper regalos. ¡Aún recuerdo el Choconova! Cuando me lo regalaron me convertí en la niña más feliz del mundo... Con ese juego hice mis primeros bombones. Y luego empecé con la repostería creativa, por casualidad, porque mi sobrino me pidió una tarta de Bob Esponja. Ahí empecé a mezclar la creatividad con la repostería.

Lo hacías como afición, pero de repente te quedas en paro y te planteas convertirlo en tu trabajo.

-Naiara: Pues como decís, me sucede eso. Estaba enganchada al Canal Cocina, al programa de ‘Chocolateando, de David Pallàs. Creo que lo daban a las 17.15 h y ahí estaba yo todos los días puntual frente al televisor. (Repasamos algunos de los postres más deliciosos de David Pallàs, en la página 16). Desde siempre me ha gustado el tema del chocolate, pero me parecía una técnica complicada y me daba un poco de respeto. Y como me encantan las esferas de azúcar soplado, decidí probar a hacer una tomando como ejemplo una que vi en un libro que me regaló mi hijo Markel, que me sirvió de inspiración para las ‘txokosferas’.

-Iera: Lo más bonito de las ‘txokosferas’ es el mensaje que llevan dentro.

-Naiara: Eso es. La esfera lleva siempre un mensaje con lo que quieras decirle a la persona a la que se la regalas e incluso puedes colocar en su interior un anillo, anunciar que estás embarazada o meter las entradas para un concierto. Lo que quieras.

Pero, da pena comérselas, ¿no?

-Naiara: Sí. Son espectaculares. Son pequeños cuadros de chocolate y da pena comérselos. Además, cuando es algo muy personal, como por ejemplo el dibujo de tu mascota... ¡imaginaos! También pedían retratos, pero ya no los hacemos porque es muy complicado y no tiene sentido, porque es un producto para comértelo.

Y ¿por qué decidiste montar el negocio en tu pueblo?

-Naiara: La verdad es que no lo sé. La tienda está en el bajo de la casa donde nací y nunca me he planteado hacerlo en otro sitio. Es que yo soy leitzarra leitzarra...

-Iera: Las de Leitza somos así (risas).

-Naiara: Para mí es muy especial tener la tienda en un sitio tan especial. Es un orgullo y un auténtico lujo en realidad poder trabajar en mi pueblo. (Conoce la villa de Leitza y el valle de Aralar, un entorno de magia y aire puro, en las páginas 18 y 19).

¿Cómo convenciste a Unai para que se sumase al proyecto?

-Naiara: Cuando empecé a hacer las primeras esferas, en Gazte Enpresa me dijeron que debía testar a ver qué impresión se llevaba la gente. Entonces hablé con Geltoki, una tienda de Pamplona a quien agradezco enormemente la oportunidad que me brindó, para poner a la venta algunas en su escaparate. Entonces una clienta me preguntó si podía personalizarlas con diversos dibujos. Y fue entonces cuando llamé a Unai, que es pareja de mi amiga Iriber, para ver si podía ayudarme, porque él es artista.

-Iera: Sí. Dibuja que es una maravilla. Daos cuenta de la complicación que tiene dibujar sobre chocolate, ya que hay que hacerlo bien a la primera. ¡No se puede borrar!

-Naiara: Y hasta la fecha puedo aseguraros que no hemos tenido que repetir una esfera nunca. Es que Unai tiene un arte que es una pasada...

¿Y no te dio vértigo lanzarte a la aventura de emprender en plena pandemia?

-Naiara: No me lo planteé. Abrí ‘Txokosfera’ hace un año, pero en realidad todo el proceso previo, desde que tomé la decisión de llevar a cabo este proyecto, empezó hace cuatro años y la pandemia no se veía venir. Luego, como estaba ya metida de lleno, decidí seguir para delante. No había marcha atrás ya (risas), aunque abrir una tienda en el momento en el que lo hice, en octubre de 2020, sí me daba un poco de respeto.

¿Y sorprendida ante la buena acogida?

-Naiara: Sí. No me puedo quejar. No sé si fue la pandemia o que la gente estaba tanto tiempo en casa o qué, pero todo el mundo quería chocolate. Los primeros cuatro o cinco meses no paré de trabajar. Era y es de agradecer el apoyo de toda la gente que ya se ha convertido en asidua. Estoy muy agradecida, de verdad.

Y cambiando de tema... ¿Qué tal si hablamos de libros, pelis, música...?

-Maite: Pues a mí me gustaría leer más, la verdad.

-Naiara: Yo leer no leo mucho, porque no paro. Entre los hijos y Txokosfera... Aun así, os puedo recomendar un libro que me gustó mucho, ‘Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven”, de Alberto Espinosa. Y la tele tampoco la veo casi, pero la música me gusta mucho, desde siempre. ¡En Reyes y en mi cumple siempre pedía discos! Siempre he sido de Metallica y de Negu Gorriak. Y sigo escuchando ambos grupos porque me parecen una pasada. (Metallica, los guardianes del metal, en las páginas 20 y 21).

¿Has tenido ocasión de verles en directo?

-Naiara: Sí. A Negu Gorriak les he visto en Donosti, en concierto, antes de que dejasen de tocar. Y también fui a Donosti a ver a Metallica cuando tenía 13 años. Me llevó mi primo Iñaki y flipé. Es la única vez que les he visto, pero me impactaron para siempre. Mi disco favorito de Metallica es el ‘Black Album’, por supuesto.

-Iera: A mí no me gustan. Yo ponía la radio y lo que sonara me parecía perfecto, pero ellam en cambio, ponía su música a tope. Me acuerdo de que tenía la carpeta del cole forrada con pegatinas de Metallica y también vestía sus camisetas y todo (risas).

-Naiara: Sí. Recuerdo que nuestra ama me ponía la música por la mañana cuando había vuelto tarde de farra, en plan castigo. Si me ponía de límite llegar a casa a las 5 y llegaba a las 7, a las 10 de la mañana me ponía Metallica o Negu Gorriak a tope.

Entonces la fiestera eres tú, ¿no?

-Naiara: Sí, yo me acuerdo de que la primera gaupasa la hice con 13 años. Además justo había un partido en la plaza y fui de gaupasa a animar a Iera. Parrandera y rebelde que fui yo... (risas). Ahora me toca ir a buscar a los niños a Leitza, que ya es la hora, disculpadme.

¿Por dónde íbamos? ¿Alguna serie o película que os haya sorprendido últimamente?

-Iera: Nosotras somos de darnos el atracón y ver las series del tirón, como con ‘La casa de papel’, ¿recuerdas Maite? El día que tenemos un rato nos quedamos hasta la 4 de la madrugada. La última temporada la vimos en nada. Nos ha gustado bastante porque es muy entretenida.

-Maite: Sí. Las ocurrencias que tienen los guionistas son sorprendentes... (risas).

En el club, ¿os poneis nombre como ellas?

-Maite: ¡Oye! Pues igual tenemos que ponernos Leitza y Eulate. ¡Hay que darle una vuelta! (ríen).

¿Son muchos los obstáculos que os habéis encontrado por jugar a pelota y ser mujeres?

-Maite: Sí. Algunos dicen que por tradición es un deporte de hombre, pero eso no es cierto. En 1920 los primeros raquetistas pelotaris eran mujeres y había muchas más fichas de mujeres que de hombres. La razón por la que hay más chicos ahora es porque a las mujeres se nos cortó la carrera. En 1980 ya ni siquiera renovaban licencias femeninas, así que imaginaos... (Adéntrate en la historia de la pelota femenina en las páginas 10-11).

¿Y cuál es la situación que vive la pelota femenina ahora?

-Iera: La situación que viven las jóvenes ahora es muy diferente a la que vivimos nosotras cuando teníamos su edad. Hasta hace no mucho tan solo veías a una o dos chicas en las escuelas y ahora, por ejemplo en Leitza, hay cerca de 15 chicas que juegan. Sin ir más lejos, en nuestro club, Ados Pilota, tenemos a 20 que entrenan con nosotras.

-Maite: Y eso que acabamos de empezar con el club ahora en septiembre.

¿Cuántas chicas formáis parte del club en estos momentos?

-Iera: En el club ahora estamos diez pelotaris en la rama profesional, y en la escuela de txikis que acabamos de arrancar ahora en septiembre, como os decíamos, tenemos ya a 24 jóvenes. Y aparte, también tenemos chicas que pertenecen a clubs masculinos y que vienen a entrenar con nosotras de vez en cuando.

-Maite: En la escuela, la más pequeña es Nahikari, que tiene 6 años, y la más mayor es Alaitz, que tiene 16 años. Y en la rama profesional la más joven es Erika Álvarez, y yo, con 48 años, soy la mayor.

¿Sentís la responsabilidad de abrir el camino a las nuevas generaciones?

-Iera: Ves la ilusión que tienen las jóvenes ahora y que te ven como referente y eso es bonito. Al contrario que nos pasó a nosotras, ellas son conscientes de que pueden tener camino en la pelota. Saben que si hacen las cosas bien y les gusta podrán estar los años que les dé la gana.

-Maite: Incluso saben dónde pueden apuntarse para entrenar con otras mujeres mientras que antes nosotras estábamos solas. Ha cambiado mucho todo. Mi sobrina, por ejemplo, que ahora tiene 18 años, empezó con 6 y nadie le ha parado en su modalidad, en mano. Lleva casi más tiempo que nosotras jugando a mano...

-Iera: Otro avance importante es que cada vez hay más nivel y esto se debe a que las nuevas generaciones no han dejado de jugar en ningún momento. En eso nosotras tenemos mucho mérito, la verdad, porque hemos estado 14 años casi sin tocar apenas la pelota. De todos modos, si no hubiésemos vuelto a jugar no habría salido lo de ahora.

¿Y en vuestro caso? ¿Habéis tenido referentes femeninos en pelota?

-Maite: Nunca y es que encima a esas mujeres referentes las hemos conocido ya de mayores. Yo quería ser Retegi o Galarza, pero no tenía ni idea de quiénes eran Soroa ni Chiquita de Anoeta. ¡Ojalá hubiesen sido igual de apoyadas y conocidas socialmente! (Conoce algunos de los rostros más destacados de la pelota femenina, en la página 12).

¿Por eso habéis creado vuestro propio club de pelota, Ados Pilota?

-Iera: Sí. Ha nacido con la idea de estructurar la pelota femenina. Nos parecía que en esto de la pelota a mano se había empezado un poco por el tejado y era todo un poco caótico. De repente, entraron los medios de comunicación y sentíamos la presión de tener que jugar bien, pero faltaba un trabajo de base.

-Maite: Queríamos profesionalizarnos en esta disciplina, así que Iera y yo hablamos con todas las pelotaris de la zona porque queríamos crear un club que mejorase nuestras condiciones. Además, luchamos por dignificar nuestra carrera deportiva y eso se consigue con una remuneración, claro. Cada partido que jugamos lo cobramos y nos damos de alta en la Seguridad Social. (Ados Pilota, el primer club profesional de pelota femenina, en la página 9).

-Iera: Somos como una pequeña familia que trabaja por el colectivo de la pelota femenina.

Sin embargo, no os podéis dedicar a esto profesionalmente y tenéis que trabajar en otras cosas, ¿de qué trabajáis?

-Iera: Yo trabajo como jefa de estudios y profesora de Educación Infantil en un colegio en Etxarri-Aranatz.

-Oihana Orbegozo: Yo en una fábrica de alimentos para perros y gatos en Azpeitia. Compatibilizo el trabajo con los entrenamientos en la medida de lo posible, pero a veces no he podido ir a entrenar por el trabajo.

-Maite: En mi caso soy Técnico de Rayos y he estado trabajando desde el 98 en el Hospital Virgen del Camino, en Pamplona. Trabajo en tres turnos, de mañana, tarde o noche. He llegado a ir sin dormir a jugar. Nadie nos ha dado nada y no hacía nada quejándome, iba a jugar lo mejor que podía y ya está. Ese sacrificio que he hecho lo volvería a hacer, sí, pero nos merecemos que la pelota femenina se profesionalice y que las chavalas de ahora lo tengan más fácil que nosotras. Por ejemplo cuando yo empecé, mis compañeros chicos recibían dinero, pero mi dinero se lo quedaban, y yo sentía que eso tenía que cambiar.

-Iera: A veces vemos que se ha apoyado la pelota femenina económicamente, pero a nosotras, las pelotaris, el dinero no nos llegaba. Es injusto que perdiese por el camino... En cambio en este club cada céntimo se distribuye para cubrir nuestros gastos.

¿Cuáles son los objetivos de Ados Pilota para este año?

-Iera: Pues hombre, el objetivo de este año era empezar. Llevamos sólo unos meses de recorrido desde que empezamos en mayo. En verano hicimos el ‘Plazaz Plaza’ durante tres meses por todas las plazas de los pueblos de Euskal Herria, porque queríamos llevar la pelota femenina a todos los rincones, y ha tenido muy buena acogida. También hemos asistido a una jornada en Barcelona, y hemos montado la escuela de pelota de txikis. Lo próximo será a finales de este mismo mes, que participaremos en el campeonato parejas.

¿Qué nos podéis adelantar de esta cita?

-Iera: Que va a ser un campeonato importante en el que vamos a estar siete parejas de alto nivel.

-Maite: El objetivo es hacer esa competición de nivel desde el primer momento.

-Iera: Si no cambia nada por el covid, empezaremos el fin de semana del 26 de enero. Hemos logrado tener a Eusko Label como patrocinador. Es muy importante que nos apoyen a las chicas también. Vamos a hacer la presentación en Azkoitia y la final será en el frontón Gurea de la localidad.

-Maite: El resto de partidos se jugarán por toda Euskal Herria a lo largo de diez jornadas.

En cuanto al público, ¿esperáis que la gente se enganche?

-Iera: Ahora es nuestro reto con este Parejas, pero sabemos que la pandemia no nos ayudará mucho. Aun con todo vamos a intentar atraer al público al frontón. No nos vale que sólo se llene el frontón en la final. Queremos intentar que haya público a lo largo de todo el torneo.

“Me gusta viajar y recuerdo muy bien el viaje a Toronto que hice con 12 años, fui durante un mes a estudiar inglés”

La pequeña de las hijas de Maite y Carlos es Iera Agirre, quien, además de pelotari, es vicepresidenta del club Ados Pilota, profesora de Educación Infantil y jefa de estudios en la escuela de Etxarri-Aranatz, donde da clase a niños de dos años. En la actualidad, su pareja es la también pelotari y presidenta del club Ados Pilota Maite Ruiz de Larramendi, y tiene un hijo de 4 años llamado Danel con su expareja, el ciclista navarro Mikel Nieve, natural de Leitza también, y que forma parte del Caja Rural.

“Si tuviera que elegir uno de los viajes que he hecho sería el que hice con 16 años de fin de curso. Nos recorrimos toda Europa”

La mayor de las hermanas Agirre hizo realidad su sueño de vivir del chocolate montando su propio negocio en Leitza, su localidad natal. Así, en septiembre de 2020 abrió Txokosfera en el bajo de la casa familiar en la que nació. Su especialidad son las esferas de chocolate, aunque su tienda es un auténtico paraíso repleto de bombones, trufas, turrones y rocas de chocolate. En definitiva, mil y una maneras de degustar este manjar. Está casada con Gorka ycon él tiene dos hijos, Markel, de 10 años, y Maddalen, de 4.