Jane Eyre se ha convertido en todo un clásico de de la literatura con mayúsculas. Esta novela, publicada en 1847, escrita por Charlotte Brontë, se erige como una de las principales representantes del movimiento del Romanticismo, junto con 'Cumbres borrascosas' -obra posterior firmada por su hermana Emily Brontë-. Sorprendentemente, gozó de una gran popularidad en su época, a pesar de lo revolucionaria que era su historia, teniendo en cuenta la mirada de entonces. En esa época las mujeres solían firmar con pseudónimos masculinos para conseguir publicar y Charlotte Brontë es uno de esos ejemplos. Utilizó el pseudónimo de Currer Bell y no reveló su verdadero nombre hasta un tiempo después. No obstante, aunque falleció muy joven, con sólo 38 años, lo hizo con el reconocimiento como autora.

La obra de 'Jane Eyre' puede considerarse una autobiografía, puesto que más tarde hemos sabido que ese amor prohibido que con tanto sentimiento narraba Charlotte Brontë en sus páginas, realmente existió fuera del papel, ya que la autora estaba enamorada de su profesor Constantin Heger, un hombre belga casado, con hijos y bastante mayor que ella. Aunque Heger destruyó las cartas de amor que Brontë le envió, su esposa las recuperó de la basura y no fue hasta su lecho de muerte, cuando su hija se las leyó, cuando él conoció el paradero de estas misivas.

Considerada por muchos como una de las primeras novelas feministas de la Historia, 'Jane Eyre' nos muestra la mirada que tenía Charlotte Brontë acerca del mundo, donde califica de arbitraria la diferencia de clases y se muestra crítica con el escueto papel de la mujer en la sociedad de entonces.