Cristina Pérez Petri es técnico en atención sociosanitaria, pero el mundo del ajedrez -”y de la infancia”, apostilla - la conquistó y se sacó el título de monitora de ajedrez educativo por la UNED. A continuación, trabajó “codo con codo” con su padre en el desarrollo de proyectos educativos relacionados con este deporte. Esta treintañera nacida en Pamplona es la fundadora de la asociación Ajedrez Educativo de Navarra (AEDNA), una entidad sin ánimo de lucro que cree en el poder transformador del ajedrez como una herramienta “intrínsecamente educativa”, capaz de fomentar habilidades “cognitivas, emocionales y sociales”. El ajedrez es un juego, pero no solo. Pérez está convencida de que el ajedrez educativo promueve una serie de valores que hace que nos enfrentemos a los distintos retos cotidianos “con confianza, reflexionando antes de actuar, capacidad de trabajo en equipo y respeto a la diversidad”

Se calcula que solo hay una mujer por cada diez hombres en el ajedrez. ¿Es una cuestión genética o más bien cultural? 

-Es cultural, por supuesto. Esas estadísticas son del ámbito de la competición y en AEDNA trabajamos el concepto del ajedrez educativo. Fíjate, el 70% de los profesionales sanitarios son mujeres. ¿Es eso una cuestión genética o cultural? Pensamiento crítico, resolución de problemas, control del impulso, atención y concentración, tolerancia a la frustración, toma de decisiones, respeto a las reglas, memoria, razonamiento matemático, desarrollo del lenguaje y lectura, imaginación, creatividad... Todas ellas son cuestiones fundamentales que no tienen nada que ver con el género y que impregnan el ajedrez educativo. 

Incluso hay avances en la ciencia que se los debemos al ajedrez. 

-El ajedrez es un juego intrínsecamente educativo, muy ligado a las matemáticas e incluso a la música. No demonizamos el mundo de la competición y de la élite, pero el concepto educativo hace que busquemos con fuerza aquellos aspectos del juego que son fácilmente extrapolables a otros aspectos de la vida. 

¿Jugar al ajedrez te puede convertir en mejor persona? 

-No, desde luego. Pero tampoco jugar al golf o al baloncesto. Sin embargo, es verdad que trabajar en el aula el ajedrez educativo, gracias a que promueve unos valores concretos, actitudes y aptitudes con un enfoque de educación integral, puede lograr que nos enfrentemos a distintos retos de una manera distinta: con confianza, reflexionando antes de actuar, desarrollando capacidades de trabajo en equipo y con respeto a la diversidad. 

Habla continuamente del ajedrez educativo. 

-No es que no quiera responder a lo que me preguntas (ríe). La cuestión es que el ajedrez educativo, cuando está en manos de un educador o docente que aplica este enfoque, hace que todo cambie. Las niñas y niños lo viven con naturalidad, sin caer en una competitividad enfermiza, entendiendo que es tan importante ayudar al que va más despacio como posibilitar que en el aula haya varios niveles y ritmos fruto de la diversidad, que no vemos como un problema, sino como una riqueza.

"El campeón del mundo juvenil sub-16 es un joven navarro”

¿Dónde están los Kasparov y Karpov de Navarra? El ajedrez no es difícil, pero dominar el juego ya es otra cosa y parece estar solo al alcance de las mentes más privilegiadas. 

-Sin ir más lejos, el actual campeón del mundo juvenil sub-16 es un joven navarro, Javier Habans. Puede que algunos de los niños y niñas que trabajan ajedrez educativo en nuestras aulas, y en los colegios que han integrado este modelo, lleguen al mundo de la competición. Y lo harán muy bien. Pero ese no es nuestro enfoque. Lo que buscamos es que todos ellos desarrollen capacidades y competencias sin necesidad de competir durante el aprendizaje, y que sean libres de dedicarse al deporte que más les llene, sin que abandonen otras actividades para dedicarse exclusivamente a una sola. Porque, vamos a ver, ¿tiene sentido poner a dos niños a competir por ver quién hace más rápido una multiplicación o resuelve un problema? No es ese nuestro modelo en absoluto.

JAQUE EN LAS AULAS

Según cuenta Cristina Pérez, desde hace aproximadamente siete años, su asociación colabora en el desarrollo de una programación de ajedrez educativo para la educación secundaria, que desde el curso 2018-2019 se imparte en Navarra como una asignatura de libre elección en 1º y 2º de la ESO. El Ejecutivo foral subraya en la página web navarra.educación.es la función “terapeútica” de este deporte, ya que “puede ser muy útil para el tratamiento de problemas relacionados con la atención y el comportamiento”. Y añade, asimismo, la importancia de su potencial formativo en las aulas: “El objetivo de la asignatura no es la enseñanza del ajedrez como materia u objeto de conocimiento en sí mismo, sino aprovechar su carácter formativo para el desarrollo de hábitos, procesos cognitivos y capacidades que pueden adquirirse de una forma lúdica jugando al ajedrez”. 

¿Se le debería prestar más atención al ajedrez en los colegios? 

-Esa es la idea en la que trabajamos desde hace más de 15 años y que hemos convertido en el eje central de AEDNA. Por eso, hace más de una década participamos en la formación en ajedrez educativo -basado en el modelo de los 7 colores- de docentes en activo del Gobierno de Navarra, a través de los CAP (Centro de Apoyo al Profesorado). También por esa razón, en la UNED de Tudela llevamos ya 10 años impartiendo formación a educadores y docentes de España e Hispanoamérica. Y en este 2025 hemos colaborado con la UPNA en el desarrollo del curso cultural Ajedrez Educativo, dirigido a estudiantes universitarios que, en un futuro cercano, podrían convertirse en docentes. Nuestro sueño es que sean ellos quienes lleven el ajedrez educativo a sus aulas. Mientras ese momento llega, seguimos impartiendo clases en los centros que nos lo solicitan.

¿En qué consiste la guía didáctica titulada Los 7 colores del ajedrez educativo? 

-El libro surge como un ensayo, una propuesta dirigida al mundo de la educación y para que sirva como base de reflexión a docentes profesionales. Aporta muchas ideas, una metodología y consideraciones didácticas útiles, con un enfoque centrado en el trabajo por competencias y el respeto absoluto de la diversidad en el aula. No es un libro pensado para estudiantes. Ahora bien, las diferentes guías de actividades asociadas a cada a color sí que están diseñadas para poder aplicarse en el aula, siempre conducidas por un profesor que trabaje con este enfoque especial (cuadernillos de nivel blanco, amarillo, naranja… hasta el negro).

¿La publicación Ajedrez para mamás, papás y docentes en 2012 fue la primera semilla que la asociación esparció entre la comunidad educativa? 

-Así es, y eso llevó a Joseba Razkin, actual Director del CAP en Navarra, a impulsar con fuerza una formación al profesorado de Navarra con este enfoque. En esa publicación estaban ya presentes las ideas fundamentales que nos llevarían a desarrollar el modelo de los 7 colores del ajedrez educativo en una publicación más reciente. Se trata de un modelo abierto que puede ser mejorado por los propios docentes y adaptado a las necesidades de la comunidad educativa.

¿La serie de Netflix Gambito de dama ha ayudado a promover el ajedrez entre los jóvenes? 

-Es posible que sí haya ayudado algo. Nos encanta ver que los chicos y chicas de nuestras aulas acaban compitiendo, pero sin ninguna presión por nuestra parte. Indudablemente, el hecho de que una mujer sea la protagonista, y además especialmente atractiva, ha ayudado a que el ajedrez también gane atractivo. Pero esa influencia suele ser muy pasajera...

Si el deporte rey fuese el ajedrez y no el fútbol, ¿el mundo dejaría de estar tan revuelto y sería un lugar más apacible?  

-Uf, qué difícil. Creo que en un mundo donde la educación fuese verdaderamente integral y llegase a todos los niños del mundo, quizás el fútbol no sería el deporte rey… En todo caso, con un ajedrez educativo integrado en el aula, sí creo que millones de niños, y después mujeres y hombres, incorporarían una serie de valores a sus acciones y a sus vidas. Y tal vez así podríamos acercarnos a un mundo más apacible y humano.