Este verano no es imprescindible tener una piscina o vivir junto al mar para darse un buen baño. Cada vez más personas están optando por alternativas portátiles para disfrutar del agua en casa, y una de las que más conversación ha generado es el spa hinchable Lay-Z Vancouver. La idea tras este producto de Leroy Merlin es sencilla: un jacuzzi que se infla, se llena y se utiliza sin necesidad de obras ni instalaciones complejas, adaptándose tanto a jardines como a terrazas de buen tamaño.
Cómo es y qué ofrece
Con 180 centímetros de diámetro y 66 de altura, este modelo tiene capacidad para cuatro personas y puede albergar hasta 800 litros de agua. La instalación es directa: se infla con la bomba incluida, se llena y el sistema de filtración se pone en marcha. No requiere permisos, trabajos previos ni herramientas especiales, algo que lo hace atractivo para quienes buscan soluciones rápidas y sin complicaciones.
Incluye elementos prácticos para el día a día, como una bomba filtrante, una cubierta para proteger el agua y un pequeño kit de mantenimiento con termómetro, esponjas y guantes. El control digital permite regular la temperatura hasta 40 °C y activar el sistema de burbujas, pensado para quien quiera un rato de relajación en cualquier momento.
Un fenómeno en crecimiento
El precio es de 450 euros, una cifra que lo sitúa por debajo de muchas instalaciones fijas. Pero más allá del coste, lo que explica el auge de este tipo de spas es la comodidad de poder tenerlos solo cuando se necesitan. Montarlos en verano y guardarlos en invierno es en una forma muy cómoda para quienes viven en climas con cambios de temperatura.
El interés por los spas portátiles no es nuevo, pero sí se ha multiplicado en los últimos años. En redes sociales abundan vídeos y fotos de terrazas y patios transformados en pequeños espacios de relax. Este tipo de productos encaja con una tendencia más amplia: la de aprovechar al máximo los metros exteriores de casa, creando zonas para descansar, socializar o simplemente refrescarse en los días más calurosos.
Usos y posibilidades
Tener un spa hinchable en casa no se limita a los baños individuales. Puede convertirse en el centro de una reunión con amigos, en un plan tranquilo de pareja o en una actividad en familia. Al ser portátil, se puede mover de lugar o guardar cuando no se usa, liberando espacio y evitando el mantenimiento constante que requieren otras soluciones como las piscinas desmontables.
Para quienes quieran sacarle más partido, hay pequeños extras que mejoran la experiencia: luces LED sumergibles para la noche, altavoces resistentes al agua o incluso un carrito con bebidas y toallas cerca. La clave está en adaptarlo a cada momento, desde un baño relajante tras el trabajo hasta una tarde más animada con compañía.
Una moda mundial
El uso de spas hinchables se ha extendido por distintos rincones del mundo. En Australia y Estados Unidos, son habituales en jardines y patios, incluso como alternativa a piscinas familiares. En países nórdicos, se utilizan en invierno con agua caliente, muchas veces junto a saunas caseras, y en balcones cubiertos. La facilidad para montarlos y desmontarlos permite adaptarlos a las estaciones y a distintos tipos de vivienda.
El Lay-Z Vancouver es uno de varios modelos que han encontrado su hueco en esta tendencia. No es una solución permanente ni pretende sustituir a una piscina, pero sí ofrece una manera sencilla de incorporar el agua y la relajación a la rutina diaria. Su creciente popularidad refleja un cambio en la forma en que muchos entienden el ocio en casa: no hace falta una gran reforma ni un gran espacio para disfrutar de momentos de descanso y frescura.