Aita era gudari del batallón Itxas Alde, del PNV. Un día de guerra en un descanso se le disparó su arma y quedó herido en un pulmón. Recuerdo su cicatriz”, evoca el exdiputado Iñigo Agirre Kerexeta. “En casa no nos hablaba de la guerra. Lo mínimo. Supe la razón de aquel disparo porque tras un mitin que di en Ondarroa, de donde era mi padre, un amigo suyo me dijo que había estado allí cuando ocurrió”.
El gudari Kelemente Agirre Santamaría fue trasladado de urgencia a un hospital de campaña implementado en Elorrio. “En aquellos días conoció a mi ama”, apostilla en su hogar en la villa el también histórico exparlamentario vasco.
Hecho prisionero, fue condenado por los golpistas a lo que los fascistas llamaban “batallón de trabajadores” y que, en realidad, eran esclavos de Franco. “Nos dijo que había estado, como él decía, ‘entre Pinto y Valdemoro’, en Madrid. Luego comprobé que había habido un campo de concentración allí”. Al conocido por todos como Kele le obligaron a hacer trabajos de conducciones de agua, de fontanería, de mantenimiento. “Un amigo mío de Markina-Xemein me dijo en una ocasión que su padre, también de Ondarroa, había estado allí con el mío”, agrega.
En aquellos días de prisionero en el batallón de trabajadores, el gudari envió un billete de 25 pesetas a su novia. “Mi padre se lo dio a uno de Elorrio en 1939 y recuerdo que ama en vez de gastarlo lo guardó y nos lo enseñaba por Navidad: aita se echaba a reír y se levantaba de la mesa para darle un beso a ama. Hoy en día no sé qué hermano lo tendrá. Se casaron en 1941 y se quedaron a vivir aquí. El elorriarra que trabajaba con él entre Pinto y Valdemoro resultó ser Dionisio Arando, tío de la que luego, y desde hace 54 años, es mi mujer Carmen Kortazar Arando”.
Kele, hijo del marino Jose Hombre, como le llamaban, y de Máxima, era natural de la localidad costera citada y firmaba su apellido Agirre con la erre sabiniana, como quedó firmado en las nóminas de octubre de 1936 del batallón Itxas Alde – unidad que tuvo su origen en la compañía Boga-Boga, formada por pescadores– aunque él nunca se hizo a la mar. “Nahikoa ur zegon Ondarruan: ardoa hobea”, repetía a la familia.
Fue un hombre “ingenioso, sobre todo, divertido, autor de muchos refranes, algunos en el euskera tan característico de su pueblo natal. “A aita le gustaban las bromas. Las aguantaba bien. Era de tomar el pelo, a algunas amigas muy conocidas de casa les repetía: “Kontzarekin seme bat diputadu egin neban eta beste bat alkate: zer egingo nuen zurekin!”, sonríe Agirre. “En Nochebuena, a las doce solía salir al portal de casa a cantar el villancico Belengo portalian, de Bartolomé de Ercilla. Entonces siempre decía: ‘El niño Jesús que nació en Belén, que dicen que nació en Belén’, y se reía”.
Su familia, tanto por vía paterna como materna, era de creencias nacionalistas vascas: del PNV. De ahí que Iñigo, astilla de aquel gudari y nacido el 9 de agosto de 1942 en Elorrio, también se acabara afiliando a estas siglas. Tras defender su tesis doctoral de Geografía bajo el título de ‘La industrialización del valle de Deba’ entró a formar parte del Bizkaiko Buru Batzar jeltzale. Avanzaba el año 1977. Ese mismo calendario le recuerda como diputado en el Congreso, así como en las legislaturas de 1979 y 1982. A continuación, fue parlamentario vasco hasta 1990. A día de hoy, estima que el mejor momento de su vida fue cuando defendió la tesis doctoral en la Universidad de Navarra en 1976 y lo que más le ha llenado de satisfacción y de lo que más orgulloso está es lo vivido en la docencia, como catedrático, desde 1985 hasta 2007, año de su jubilación, en la Universidad de Deusto.
Por si fuera poco, este bizkaitarra fue cofundador del Instituto Geográfico Vasco (Ingeba), del que fue vicedirector y responsable de la sección de Cartografía y Fotogrametría. Además, entre 1988 y 1997 representó al Gobierno vasco en el Consejo Superior Geográfico, y entre 1980 y 1992 en la Comunidad de Trabajo de los Pirineos. También fue miembro del Consejo Rector de RTVE en 1980. “Pocos saben que las primeras pruebas para crear ETB las hicimos aquí en Elorrio hacia el 77 o 78. Mi hermano Javier trajo un miniemisor de televisión y lo montó en su casa. Mandaba la señal al monte Anboto y el eco lo recogía aquí. Fue al tiempo que el entonces diputado de Cultura en la Diputación Gipuzkoa Imanol Olaizola se interesó por ello y viajaron con Santiago San Martín, presidente de la Diputación, y Juan San Martín, eibartarra, a Milán, donde estaban creando TeleMilano, lo que llegaría a ser Telecinco. “Allí conocimos a Berlusconi. Él mismo nos enseñó el estudio desde donde emitían. También nos llevó a Biella, en los Alpes, donde funcionaba la primera cadena italiana no estatal”, agrega un Iñigo Agirre hoy crítico con el ente vasco actual. “Estoy francamente descontento con ETB. Nació con tres objetivos: formar, informar y entretener. Y hoy, ¿en qué forma?, ¿de qué informa? Y, ¿entretiene?: deporte, deporte, comida, comida, más comida: un concurso a mediodía con preguntas que poco tienen que ver con nuestro país. El telediario de mediodía se repite en buena medida en el de la noche y, en muchas ocasiones, parece más bien propio de un partido opositor al Gobierno vasco. Esta es una ETB que es necesario reformar de arriba abajo. Como el propio EAJ, buscando recuperar honradez, fuerza y eficacia”.