El 1 de enero se cumplirán cien años de la anexión de Begoña a Bilbao. La entrega hace un siglo fue polémica porque tanto el último alcalde begoñés, Federico Escauriaza, como la ciudadanía de este municipio anterior en fundación al de la villa capitalina no quisieron ese cambio. Aconteció durante la dictadura del militar Miguel Primo de Rivera, quien gobernó en el Estado desde que el 13 de septiembre de 1923 dio un golpe de Estado, hasta su dimisión el 28 de enero de 1930, sustituido por el general Dámaso Berenguer y su denominada “dictablanda”.
Según investigaciones llevadas a cabo por el arquitecto Alex Urcaregui junto a otras personas y con la ayuda del archivero del Ayuntamiento de Bilbao David Maroto, el primer día de 1925, se efectuó “el importante acto” –según actas municipales– de las anexiones de un parte de Erandio (Lutxana), Deusto y Begoña.
Después de la toma de posesión de la zona de Erandio y de Deusto, se procedió a realizar la de Begoña. Fue el primer teniente de alcalde Ernesto Allende el que, en la Casa de la República, a través de las manos del gobernador civil Ballarín, transfirió la vara de mando a las de Federico Moyúa, alcalde de Bilbao entre febrero de 1924 y febrero de 1930, casi el mismo tiempo que el dictador Primo de Rivera. Con este autócrata español también fueron alcaldes de Bilbao Mariano Aróstegui Ugarriaza, Justo Somonte y Adolfo González de Careaga. Moyúa, por su parte, ya había sido alcalde desde el 1 de enero de 1910 al 28 de octubre de 1913, durante la denominada Restauración Monárquica (1874-1923).
Federico Escauriaza, en todo momento contrario a la anexión de Begoña a Bilbao y, a su juicio, impuesta en contra de su voluntad, evitó que esa agregación se realizase a través de sus manos. Por ello, decidió no estar presente en el acto. De hecho, “el 5 de agosto de 1924 ya se sabía que Begoña pasaría a formar parte de Bilbao. Por ello, Escauriaza solicitó ausentarse cinco días. Según las actas municipales, el 14 de agosto ya no aparece en las actas presidiendo el pleno, y queda Ernesto Allende como alcalde en funciones y quien acabaría entregando la makila de mando a Ballarín, para que este se la pasara a Moyúa”, precisa Urcaregui a DEIA.
Escauriaza fue el último alcalde de Begoña y, sin embargo, es totalmente desconocido, casi no se ha investigado su figura cuando vivió un determinante momento histórico. Es un grupo de personas del hoy barrio de Begoña el que reivindica en la actualidad la trayectoria de aquel político, su tesón y resistencia ante la dictadura de Primo de Rivera. No obstante, por ahora hay más sombras que luces hasta el punto de que aún desconocen cuál era su afiliación ideológica o cómo era, porque “no hemos encontrado fotografías, entre otras razones, porque Begoña en la hemeroteca bilbaina casi no tenía visibilidad”.
Además, se han dado ocasiones en las que se ha informado de forma errónea en medios de comunicación y hay noticias que aseguran que el último alcalde de Begoña fue Amadeo Deprit Lasa. La realidad es bien diferente. Este hombre nacido en Bilbao fue presidente de la Junta Vecinal de la entidad local menor de Begoña, después de la incorporación a la villa el 1 de enero de 1925.
Federico Escauriaza Urrutia (Begoña, 3 de septiembre de 1876 – Bilbao, 17 de julio de 1950) fue el último alcalde de la República de Begoña 1923-24. Nació siendo bautizado al día siguiente en la iglesia de Santa María de esta localidad. Hijo de Antolín Escauriaza Valdemoro y de Tomasa Urrutia Machín, que habían contraído matrimonio el 27 de noviembre del año anterior (1875) en la misma parroquia. Estuvo casado con Jesusa Villachica Contreras. En el Censo Electoral correspondiente al año 1915, domiciliado en Santutxu 9, figura como “propietario” de profesión, oficio u ocupación. Falleció a la edad de 73 años en Bilbao, el 17 de julio de 1950. Su funeral se ofició en Bilbao, en Nuestra Señora del Carmen de Indautxu, pero siendo enterrado en el cementerio de su Begoña natal.
Había accedido a la alcaldía de Begoña el 2 de octubre de 1923, cuando tras las elecciones municipales se constituyó el nuevo ayuntamiento, elección realizada entre los quince Señores Vocales Asociados de la Junta Municipal (Mariano Díaz, Víctor Ugarriza, Federico Escauriaza, Gregorio Urcaregui, Calixto Santamarina, José Antonio Guisasola, Jenaro Lumbreras, Ernesto Allende, Andrés Mota, Joaquín Gómez, Antonio Soloaga, Anastasio Gardiazabal, Adolfo Yturriozbeitia, Félix Juan Pereda y Antonio de la Cuesta) destinados a formar el nuevo ayuntamiento, con el resultado de 15 votos a su favor, obteniendo una mayoría absoluta, es decir, le votaron la totalidad de los concejales que componían el ayuntamiento.
Según pormenoriza Alex de Urcaregui, ya en abril de 1870 se había procedido a la celebración del acto de entrega al Ayuntamiento de Bilbao de sus nuevos límites jurisdiccionales por la anexión parcial de las anteiglesias de Begoña y Abando, comunicándose, por parte del gobernador civil de la provincia, a los alcaldes de dichas anteiglesias que debieran cesar en sus cargos los concejales de esos ayuntamientos que pasarían a ser vecinos de la villa. Los barrios agregados fueron: parte de Atxuri, Ollerías, parte de Zabalbide, Bilbao La Vieja, Iturribide, Calzadas de Begoña, Campo de Volantín, Tívoli y el Cristo. Asimismo, en julio de 1890, se produjo la anexión del resto del municipio de Abando.
El 24 de marzo de 1924, en sesión pública extraordinaria, bajo la presidencia del señor Alcalde D. Federico Escauriaza, se reunió el Ayuntamiento de Begoña, para tratar el asunto de la anexión a Bilbao, a fin de fijar el criterio a seguir, en vista de los insistentes rumores que circulaban respecto a la posibilidad de que dicha anexión se llevara a cabo en breve plazo de tiempo, debido a las gestiones que venía realizando en Madrid el alcalde de dicha villa. El Ayuntamiento, sin discusión y por unanimidad, declaró una vez más, según de antiguo venía haciéndolo en diferentes ocasiones, ser opuesto en absoluto a la anexión total del municipio de Begoña al de Bilbao, por hallarse convencido de que esta era “grandemente perjudicial para sus intereses y estimaba, además, contraria a los principios fundamentales del Derecho Municipal de respeto a la independencia y personalidad jurídica de los municipios en que se inspiraba el reciente Estatuto de Organización y Administración local, de 8 de marzo que prohibía la supresión total de un municipio contra su voluntad. Para ello, nombró una comisión especial formada por el alcalde Escauriaza, Guisasola y Mendezona, “a fin de que en representación del Ayuntamiento se trasladase a Madrid con toda urgencia para gestionar cerca de los poderes públicos una resolución justa y favorable en dicho asunto”.
El 23 de junio, el Ayuntamiento de Begoña acordó que la supresión de las personalidades municipales era inadmisible y antijurídica. Por último, se invitó a Defensa Comercial Begoñesa, Asociación de Propietarios y Sindicato Agrícola a que designasen representantes que se agregasen a la referida comisión municipal con objeto de que en esta figurasen todas las fuerzas vivas de la anteiglesia integradas por el comercio, la propiedad y la agricultura.
Sin embargo, tras los avances ocurridos con la dictadura de Primo de Rivera, Bilbao seguiría expansionándose. El 5 de agosto Escauriaza se dirigió a la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Begoña, exponiendo la necesidad de ausentarse del término por más de cinco días, según recogía el art. 103 del Estatuto Municipal, necesitando para ello licencia de la Comisión. Concedida esta solicitud el día 7, Escauriaza entregó interinamente la Alcaldía-Presidencia de la Corporación al teniente de alcalde primero Ernesto Allende. Este fue el inicio protagonizado por el alcalde electo de Begoña en torno a su abandono de la alcaldía, y que acabaría sin posibilidad de retorno a la anexión total del municipio Begoña, anterior en fundación a la capital, Bilbao.