Su padre desempeñó una doble carrera como médico rural y políticosu madre formaba parte de la burguesía bayonesa

En la clase de Filosofía le entró el demonio de la historia; en este sentido, y también en el del descubrimiento del nacionalismo vasco, fue decisivo su encuentro con Jean-Pierre Urricarriet, director de estudios y brillante intelectual de Aldude (Baja Navarra).

Un joven abertzale

En julio de 1932, conoció a José de Ariztimuño, Aitzol, con motivo del Congreso de txistularis en Baiona. A partir de entonces, estuvo muy ligado al Partido Nacionalista Vasco: participó en sus encuentros, colaboró con sus diarios El Día de Donostia y Euzkadi de Bilbao, y entabló una amistad con muchos militantes nacionalistas. Aunque desde el otoño de 1932 estudiaba en París, se mantuvo en contacto con los jóvenes que ese mismo año habían fundado en Uztari-tze, con el padre Pierre Lafitte, el movimiento euskalherrista, cercano al PNV. Participó en el nacimiento de su órgano, la revista mensual Aintzina.

Desplegó una gran actividad militante en París, militantismo vasco. Fue presidente de Euskal Ikasleen Biltzarra. Ese mismo año, fundó la sección parisina de Euskalzaleen Biltzarra, que comenzó a publicar a partir de 1934 Elgar, pero también mantuvo contactos con el movimiento federalista (fue secretario general del Foyer d’Études Fédéralistes-FEF) así como con militantes de otras minorías nacionales, sobre todo bretones. Durante la Guerra Civil española, se puso totalmente al servicio de la delegación de Euzkadi en París. Esta intensa actividad militante afectó a sus estudios y no consiguió el título de Licenciado en Historia hasta 1938. Ese mismo año, ingresó en la prestigiosa École Nationale des Chartes.

Su trabajo en la Delegación de Euzkadi, en el 11 de la avenida Marceau (Distrito 17), fue importante porque era el único miembro que dominaba perfectamente el francés. Había que explicar al público francés, a través de cantidad de folletos y del periódico Euzko Deya (noviembre de 1936-mayo de 1940), por qué el Gobierno de Euzkadi luchaba junto a las fuerzas del Frente Popular y de la República española contra la agresión de los rebeldes de Franco. En el País Vasco continental, había que luchar contra la opinión mayoritaria de la derecha y del clero conservador -que no podían y sobre todo no querían- comprender la actitud de los nacionalistas vascos del País Vasco peninsular, que se habían visto obligados a combatir en el mismo bando que los comunistas. A finales de 1938 se fundó en París la Liga Internacional de Amigos de los Vascos. Fue miembro de sus dos comités: el Comité de Ayuda a los Vascos, un comité humanitario presidido por monseñor Clément Mathieu, y el Comité de Intereses Generales de Euzkadi, más político, presidido por el escritor François Mauriac.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial fue movilizado en una unidad de carros de combate. Fue hecho prisionero por los alemanes en 1940. Declarado no apto debido a una disentería, regresó a Uztaritze en octubre de 1940.

Episodio controvertido

Aquí empieza el episodio más controvertido y polémico de la vida de Eugène Goyheneche, el de sus relaciones con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Goyheneche no era germanófilo, más bien todo lo contrario, especialmente después del bombardeo de Gernika.

Entró en contacto con los oficiales alemanes a través de un famoso vascólogo, Karl Buda, profesor universitario de lenguas caucásicas y de euskara, a quien había conocido antes de la guerra y que vino a visitarle a Uztaritze. Pronto conoció en París a Werner Best, el que fuera director de la Administración militar alemana en Francia hasta julio de 1942. También se reunió con oficiales nazis en Burdeos, Baiona y Biarritz. Veía la posibilidad de emprender una acción diplomática vasca: regularización de la situación administrativa de los refugiados del País Vasco peninsular, retorno desde Alemania de prisioneros de guerra del País Vasco continental (solo logró tres liberaciones), ayuda a los habitantes del País Vasco continental que tenían problemas con la Alemania nazi (obtener su salida de la cárcel, facilitarles pases o permisos de residencia y evitar que fueran enviados al Servicio de Trabajo Obligatorio en Alemania o que fueran deportados)...

Los resultados de sus intervenciones fueron dispares. Por ejemplo, de las intervenciones que realizó a favor de personas que los alemanes habían detenido, solo pudo obtener 48 liberaciones (el 22% del total). El jefe nazi de Burdeos, Friedrich Wilhem Dohse, no lo cita en sus memorias, lo que tiende a relativizar su papel. De todas formas, lo que podemos ver en su caso es que estamos lejos de un acercamiento de los nacionalistas vascos a los nazis, como sugieren ciertos historiadores, puesto que la prioridad de los nazis era el acuerdo con el régimen de Vichy del mariscal Pétain.

Para evitar cualquier interpretación errónea de los contactos de Goyheneche con los alemanes, Juan Ajuriaguerra, líder del PNV y de la resistencia vasca al franquismo, lo aclaró en 1943 desde la cárcel de Burgos al condenar con firmeza toda relación con la Alemania nazi.

¿Fue ingenuidad? ¿Imprudencia? Goyheneche actuó a plena luz del día y sin esconderse ya que estaba convencido de que trabajaba por su país y para aliviar el sufrimiento de sus compatriotas. Él, personalmente, asumió toda la responsabilidad de su acción diplomática vasca, a pesar de que había contado con la ayuda de algunos amigos en estos contactos. Y soportó en solitario todo el peso de la represión.

Detenido en octubre de 1944, fue condenado en Pau el 10 de enero de 1945 por el Tribunal de Justicia de los Bajos Pirineos a cadena perpetua con trabajos forzados, con indignidad nacional de por vida. Sin embargo, el Tribunal de Justicia concedió, por mayoría, circunstancias atenuantes. Ingresó en la prisión de Mauzac (Dordoña) y más tarde fue trasladado al campo de concentración de Struthof (Alsacia). Las sucesivas remisiones de la pena condujeron a su libertad condicional en noviembre de 1947; se le autorizó a residir en la Gironda y fue liberado tras 37 meses de detención. En febrero de 1948, regresó a Uztaritze. Se benefició de la Ley de Amnistía de 1951 y un decreto del Presidente del Consejo, de julio de 1952, le concedió una amnistía total y le restituyó todos sus derechos.

En abril de 1943 desempeñó un papel destacado en la creación de Eskualdun Gazteen Batasunaen Uztaritze, que reunía a 150 jóvenes. Esta asociación pretendía federar a todos los grupos de danza, pero tras la fachada de la lengua, el teatro, el canto y la danza, de lo que se trataba en realidad era de patriotismo.

En 1950-52, realizó investigaciones genealógicas en la provincia de Córdoba (España) por encargo del embajador de Cuba en Francia. Durante esta estancia, conoció en Lucena a Trini Tenllado Fernández, con quien se casó en julio de 1952. La pareja tuvo cinco hijos.

De 1952 a 1958, fue archivero jefe de Martinica; junto con su subarchivero, publicó un libro sobre la historia de las Antillas: Des îles et des hommes. Fue nombrado conservador adjunto de los Archivos de la Gironda (en Burdeos) y más tarde director de los Archivos de las Landas (en Mont-de-Marsan). Desde enero de 1968 hasta su jubilación en 1981, fue auxiliar docente de Lengua, Literatura y Civilización Vascas en la Universidad de Pau. En 1982, fue nombrado en Leioa doctor honoris causa por la Euskal Herriko Unibertsitatea. En diciembre de 1988, Eusko Ikaskuntza le concedió el Premio Manuel Lekuona 1989 por el conjunto de su obra.

La fidelidad de Eugène Goyheneche al PNV no flaqueó durante todos esos años. En 1981, junto con algunos amigos, lanzó la revista mensual Ager en el País Vasco continental, cuyo objetivo era dar a conocer los logros del Gobierno de Euskadi.

Murió en el hospital de Baiona el 11 de enero de 1989.

Importancia de la Historia

Su conocimiento del País Vasco abarcaba todas las épocas y todos sus territorios. Ayudaba y animaba a todos los estudiantes e investigadores. Para él, la Historia es esencial para el mantenimiento de la identidad vasca. Si el euskara es la principal característica del Pueblo vasco, la Historia es su memoria.

Su primera tesis en la École Nationale des Chartes (1949) para obtener el diploma de paleógrafo archivero se tituló Bayonne et la région bayonnaise au Moyen Age (XIIème-XVème siècle.) En su segunda tesis (1966), abordó L’Onomastique du Nord du Pays Basque (XIème- XVème siècles). Su obra magistral es Le Pays Basque (1979).

Fue miembro de muchas asociaciones culturales y escribió en numerosas revistas. Fue presidente de Bidasoa, que fundó en su casa Uhaldea, en Uztaritze, en 1972, cuyo objetivo era recoger y dar a conocer los escritos y testimonios sobre la Guerra Civil española en el País Vasco. También fue presidente de la Société des Amis du Musée Basque.

Hay una frase que resume la importancia primordial que Eugène Goyheneche asignaba a la Historia en la vida de los pueblos y las civilizaciones: “La Historia, maestra del presente y clave del futuro”.

Con respecto a la historia vasca en particular, apuntó como conclusión en su libro Le Pays Basque una serie de elementos positivos, pero también algunos negativos. Entre los positivos destacaba el apego de los vascos a la democracia, característica esencial de sus instituciones tradicionales. Por su parte, entre los elementos negativos señalaba la noción de clan y tribalismo que ha hecho estragos entre los vascos, desatando instintos de violencia y división. l

(Baiona, 1946) es abogado emérito del Colegio de Baiona. Es Doctor en Derecho por la Universidad de Burdeos, diplomado por el Instituto de Estudios Políticos de Burdeos y licenciado en Historia por la Universidad de Pau. Desde la época de su tesis doctoral en Derecho defendida en 1972 sobre el nacimiento del nacionalismo vasco en la obra de Sabino Arana Goiri, se interesa profundamente por la historia contemporánea del País Vasco y, más en particular, por la historia del nacionalismo vasco, tanto al norte como al sur del Bidasoa.

No era germanófilo, más bien todo lo contrario, pero se acercó a militares nazis para aliviar el sufrimiento de sus compatriotas vascos

Él personalmente asumió toda la responsabilidad de su ‘acción diplomática vasca’ y soportó en solitario todo ?el peso de la represión