El fin de semana siempre invita a tomarse un respiro y dejar que la cocina marque el ritmo del día. Este menú propone tres elaboraciones que combinan tradición, creatividad y sabores reconfortantes: una pasta aromatizada con el toque silvestre de las ortigas, un conejo en adobo que recupera la esencia de la cocina de siempre y unas torrijas con plátano en almíbar que ponen el broche dulce con un punto goloso. Una propuesta pensada para disfrutar sin prisas, rodeados de aromas cálidos y platos llenos de sabor.

Primer plato: pasta con ortigas

La pasta con ortigas es una de esas recetas que sorprenden no solo por su sabor, sino también por la historia que lleva detrás. Las ortigas, tradicionalmente consideradas una planta modesta y silvestre, encuentran aquí un papel protagonista que demuestra su versatilidad culinaria.

Una vez tratadas con cuidado, pierden su agresividad natural y revelan un matiz vegetal profundo, fresco y ligeramente terroso. La pasta sirve de soporte perfecto para que este ingrediente brille con naturalidad, dando lugar a un plato que combina sencillez y personalidad. Ideal para abrir el menú con una receta ligera y diferente, especialmente para aquellos que disfrutan descubriendo nuevos matices en productos tradicionales o silvestres.

Segundo plato: conejo en adobo

El conejo en adobo representa la esencia misma de la cocina de siempre, esa que se prepara sin prisa y que permite que el producto absorba todos los matices del marinado. La ligera carne de conejo, encuentra en el adobo el aliado perfecto para potenciar su sabor y mejorar su textura. El conjunto de especias, hierbas y vinagre aporta profundidad, carácter y una presencia aromática que envuelve cada pieza. Tras una preparación minuciosa, el conejo se vuelve tierno, jugoso y lleno de matices, logrando ese equilibrio. Es un principal que combina sencillez y contundencia sin resultar pesado.

Conejo en adobo con alubia verde y tomates. Intercun

Postre: torrijas con plátano y almíbar

El cierre del menú llega con unas torrijas de inspiración clásica pero enriquecidas con un toque afrutado que las hace irresistibles. Manteniendo la esencia del postre tradicional —textura suave y dulzor—, se incorporan la cremosidad del plátano, que aporta un matiz tropical y cálido sin resultar excesivo. El almíbar, envuelve el conjunto con un acabado brillante que hace cada bocado aún más agradable.

Como resultado de esta receta quedan el contraste entre la esponjosidad del pan, la suavidad del plátano y la dulzura del almíbar, creando un equilibrio que convierte este postre en un final perfecto. Recordando que la repostería casera sigue siendo uno de los mayores placeres gastronómicos.

Torrijas con almíbar y plátano rebozado. María Malo

Una vez más la cocina casera continúa siendo un refugio, una forma de reconectar con los sabores auténticos y con el placer de cocinar sin prisas. Tres platos que, juntos, celebran el fin de semana en torno a la mesa, disfrutando de recetas que combinan sencillez, novedad y sabor. Perfectos para compartir, para desconectar del ritmo diario y para reencontrarse con el placer de comer bien en casa.