Un restaurante con encanto en una ubicación privilegiada junto a la ría de Plentzia, y a un paso de la playa y de la estación del metro. En un edificio con 200 años de historia –que es también hotel–, renovado por dentro pero conservando un aire marinero, Casa de Marinos lleva más de 20 años dando servicio al cliente.

Allí se puede tomar “el mejor aperitivo de Bizkaia”, según sus propietarios, la familia Vila. Y ello tanto por las vistas al puente convertido en icono de la localidad, como por su variada oferta.

Su cocina sigue el recetario tradicional vasco y a la vez despunta por su creatividad en las presentaciones. Lo comprobará el comensal en una carta con variados entrantes que constituyen auténticos trampantojos, fruto del arte del chef, Juan Manuel Díaz. Es el caso de las piruletas de pulpo o el tenderete de langostinos, además de otros que se presentan tal cual y que nunca fallan, como los mejillones al vapor, el tartar de atún con wasabi y soja y las rabas tradicionales, sin olvidar sus ya famosas croquetas de talo.

Piruletas de pulpo

Piruletas de pulpo Casa de Marinos

El plato principal da a elegir entre pescados salvajes, como lubina, rodaballo o begihaundi en su tinta o a la plancha en temporada, capturados por pescadores de la zona, y su famoso chuletón de atún. O bien se puede optar por carnes como la chuleta de ganado mayor, los raviolis rellenos de rabo o el cochinillo deshuesado. Elaboran también paellas de bogavante y mixtas por encargo.

Casa de Marinos

Erribera, 13

Plentzia

Tfno.: 946 77 44 78

En el capítulo de los postres juegan igualmente con los trampantojos. Como ejemplo, su falso huevo con cáscara, el tiramisú presentado como una seta... o bien propuestas más clásicas, como es el caso de la torrija.

Tiramisú

Basándose en el género que adquieren a los proveedores locales, trabajan solo carta, con sugerencias también fuera de ella, y menús concertados para grupos.

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Todo regado por vinos de distintas D.O., sobre todo blancos como el txakoli de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa, más cervezas especiales, incluso alguna artesana en botellín.

En el comedor y la terraza interior pueden acoger hasta 40 comensales en comidas o cenas y dispone de una mesa para ocho personas a modo de mesa del chef, mientras que en la terraza situada en el paseo sirven raciones y picoteo más informal. En otoño e invierno incorporan a la carta hamburguesas para las cenas del fin de semana.