LA pasión por la cocina de Aitor Calvete se plasma en dos secciones diferenciadas. Por un lado, la tradición, con carnes y pescados a la brasa, y por otra parte una cocina de fusión vasco-asiática y de autor.
En sus mesas, el comensal podrá degustar platos únicos, con sabores genuinos como el del salmón ahumado en casa o el foie casero que elaboran.
Entre sus platos estrella, el chef menciona el tartar de atún rojo, guirlache de sésamos y gel de codium y el que ha bautizado como Mar y Tierra, consistente en un wok de noodles, tallarines de begihaundi, langostinos, capón y su caldo.
Trabajan carta, un menú degustación y el menú baserri, si bien a Aitor le gusta hablar previamente con sus clientes y confeccionarles un menú personalizado.
Con producto KM 0, carnes de ganado local en lo posible y siempre de ganado mayor, con maduración de 30/40 días, y pescados según mercado (de Armintza, Bermeo, Ondarroa y del Cantábrico en general) da lugar a guisos muy personales. La ensalada de bacalao es uno de ellos.
En bodega, su carta se centra en vinos de Rioja y Ribera del Duero, entre otras D. O., y txakoli vizcaino, guipuzcoano y alavés.
Todo en unas instalaciones con capacidad para 100 personas en el comedor interior más dos terrazas para comer al aire libre. Una de ellas contigua y otra en medio del bosque, rodeada de hayas, robles... Un privilegio natural a un paso de Bilbao.
Manteniendo un estilo rústico, la nueva gerencia desde el pasado mes de septiembre ha dado vida nueva al restaurante. Allí, el cliente dispone de parking propio y cuenta con columpios para niños, de forma que pueden jugar sin peligro mientras los mayores disfrutan de la sobremesa. Sobre todo en las grandes celebraciones como bautizos, comuniones y hasta bodas, a las que están abiertos.
Fruto de un espíritu inquieto, avanzan novedades en un futuro próximo, como una huerta propia de donde obtener las hortalizas que se consumirán en el restaurante.