El Zamudio vuelve a ser equipo de Tercera RFEF tras una espera de seis temporadas. El conjunto tecnológico consumó el pasado domingo un brillante ascenso con su victoria en San Juan ante el Dinamo en la última jornada de la División de Honor vizcaina gracias a su sorpasso al Getxo, equipo que llegó a contar hasta con una diferencia de once puntos sobre el colectivo de Aritz de la Rosa (Santurtzi, 14 de abril de 1984), que ha formado un espectacular tramo final de liga. “Hemos ido ganando nuestros partidos los últimos dos meses, sabíamos que teníamos que ganar prácticamente todo para estar con los mejores porque el Getxo nos sacaba 11 puntos, pero a ellos les ha venido ese bache que a nosotros nos había pegado antes con mucho empate”, declara a este diario el técnico, que continuará una temporada más en el banquillo del Zamudio, con el que ha conseguido su primer ascenso a categoría estatal, después de que en la campaña 2021-22 se quedara a las puertas de disfrutar del mismo al frente precisamente del Dinamo, que se tuvo que conformar con el subcampeonato a costa del Padura, que subió. “Para mí es otro reto como entrenador”, apunta De la Rosa, que, tras cerrar su etapa en el Dinamo, se comprometió con el Racing Rioja B, con el que compitió sin mucha fortuna en el grupo XVI de Tercera RFEF.
El santurtziarra reconoce que el regreso a Tercera RFEF “ha saciado las expectativas” de un conjunto que, en su opinión, ha creído en su potencial, lo que entiende como una de los argumentos del éxito. “La clave se explica en creer que podíamos y en el tema deportivo la solidaridad defensiva ha sido, sobre todo, la clave de estar arriba todo el año. Es cierto que nos ha faltado pegada por momentos, pero la solvencia atrás ha sido determinante, ya que hemos sido el equipo menos goleado de la categoría, hemos hecho creo que 16 o 17 porterías a cero, nos han metido 8 goles fuera de casa… Esa solidaridad defensiva nos ha llevado a dar el salto”, argumenta Aritz de la Rosa, que ya tiene puesto el foco en confeccionar la plantilla para Tercera RFEF y con la idea de “intentar hacer un equipo competitivo, intentar firmar jugadores, renovar lo que queremos... hacer un buen equipo”, por lo que desea “mantener el bloque, desde luego, pero ahora están manos de ellos, de los futbolistas”. “Sí que me gustaría contar con un buen número de jugadores de la actual plantilla, pero aquí hay dos partes y ellos también tienen que querer, igual tienen más ofertas, pero no hemos hablado todavía nada, porque nos hemos tomado unos días de respiro”, matiza.
Un clásico en la categoría
La Tercera RFEF ofrece su punto de alta exigencia y de ahí esa necesidad de formar un bloque con garantías y arrancar la liga con buen pie. “Es muy importante empezar fuertes, para que no nos pasen como a otros equipos, que ascienden y les cuesta meterse en la categoría, hay que adaptarse cuanto antes, porque si no, luego lo acabas pagando. Un mal inicio te puede condenar y eso lo tenemos que evitar”, subraya Aritz de la Rosa, que pone el acento en el ADN de este Zamudio, un equipo que “ha competido en todos los partidos, en la base de sentir una seguridad defensiva terrible y, a partir de esa seguridad, crecer en juego”, al mismo tiempo que pone en valor la capacidad de sus jugadores de “adaptarse a las circunstancias como venían, sobre todo cuando nos han enterrado tres o cuatro veces y el equipo ha sido capaz de decir que no estamos muertos y que aquí estamos, dispuestos a dar guerra hasta el final”, una identidad que espera proyectar de nuevo en el próximo curso. Una campaña en la que el Zamudio retorna a una categoría en la que fue un clásico desde la década de los 90 del siglo pasado, incluso experimentó dos etapas en la antigua Segunda División B.