Aketza González debutó el pasado domingo como nuevo técnico de la Cultural de Durango, pero no lo pudo hacer con un buen resultado, ya que su equipo sucumbió en Tabira frente al Alavés C, uno de sus rivales directos por sellar la permanencia en el grupo IV de Tercera RFEF. La temporada se ha convertido en un vía crucis para esta Cultu, un clásico de la categoría, ya que no da con la tecla para salir del apuro y poner el foco en objetivos más ambiciosos. Tanto es así que Aketza, como en le conoce en el mundo del fútbol vizcaino, se convierte en lo que se ha consumido de curso en el tercer inquilino del banquillo blanquiazul, después de que Igor Gordobil, el técnico que empezó la liga, dimitiera del cargo el pasado mes de noviembre a causa de la dinámica negativa de resultados y que tampoco supo corregir Nando Alonso, su sustituto y que días atrás presentó su dimisión. El santurtziarra –extécnico del Dinamo, Santurt-zi, Portugalete y Zalla– asume el reto de sacar del peligro a la Cultural con trece jornadas por delante. “Va a ser duro, pero estoy convencido de lograr el objetivo, si ni fuera así, no habría venido”, subraya.

Aketza reconoce que no pudo preparar en las debidas condiciones el encuentro ante el segundo filial alavesista “con un solo entrenamiento”. “Me quedé satisfecho del rendimiento del equipo pese a estar jodido por el resultado, hay nubes, pero también muchos claros. He encontrado un equipo tocado, que es normal por la situación en que se está, aunque estoy contento con la actitud del grupo, porque los chavales quieren”, resalta el preparador, que está acompañado en esta aventura por Txus González, quien será su mano derecha. Un cuerpo técnico que tiene muy definido su plan de juego. “Me he implicado en conocer más al equipo para poder tener claro una idea, en principio hemos cambiado el sistema y, dentro de lo que he visto, me gustaría un equipo con un ritmo un poco más alto, jugar un poquito más juntos sin balón. Yo no me cierro a nada, pero de salida nos decantamos por un 4-2-3-1 o un 4-3-3”, declara el de Santurtzi, que asume que la “exigencia sí puede ser mayor al tratarse de un club histórico”. “La mayor exigencia me la he puesto yo siempre en todos los sitios donde he estado. Sé a lo que vengo y esa exigencia es verdad. Es un club con muchas posibilidades, muy potente, que en estos momentos está en esa dinámica mala y de la que tenemos que salir”, reflexiona.

El técnico del conjunto blanquiazul, que solo tiene un colchón de tres puntos respecto a los puestos de descenso, insiste en esta lectura. “Lo más difícil es cambiar las dinámicas, pero creo que si cambiamos la dinámica, conseguiremos el objetivo. Necesitamos tener ese pelín de fortuna que nos cambie esa dinámica, que nos pegue un poco el viento de espalda que nos lleve en vez de pegarnos todo el rato de cara”, recalca Aketza, consciente de que su equipo está obligado a recuperar buenas sensaciones y resultados positivos después de encadenar cinco jornadas consecutivas sin ganar y en las que solo ha sumado tres de estos últimos quince puntos. Por ello, el próximo partido con la visita al Lagun Onak, equipo situado en la zona media pero cerca de la zona de play-off de ascenso, podría marcar un punto de inflexión, aunque el de Santurtzi prefiere ir poco a poco. “Ante el Alavés, con lo poquito que habíamos estado, solo una sesión, lo hicimos bien y seguramente si hubiéramos metido una de las ocasiones que tuvimos, se habría acabado el partido. Ahora pienso en el Lagun Onak y después pensaremos en el siguiente. Quedan 13 partidos y los puntos valen lo mismo juegues ante quien juegues, lo más importante es conseguir cambiar esa dinámica. El primer año que voy al Zalla (División de Honor) estaba décimo séptimo en la tabla, los dos primeros partidos los perdimos y luego no sé si ganamos tres o cuatro seguidos”, recuerda el técnico de la Cultural, que pone el acento en la necesidad de sacar resultados: “Son los que dan confianza. Tenemos que conocernos, mecanizar, mecanizar y mecanizar. Me parece que es un reto bonito. Como rival, he venido a siempre a Tabira, donde se sufría mucho y donde teníamos que correr detrás del balón, y el deseo es volver a recuperar ese ADN”.