Resulta imposible olvidar el episodio vivido en 2010, cuando el Anderlecht rindió visita al Athletic en San Mamés, un partido que terminó con los radicales de ambas facciones enfrentados sobre el terreno de juego al término del encuentro -1-1 que se resolvió en Bruselas con 4-1 para el cuadro local- en una imagen de máxima expresión de la violencia. Vergüenza. Los cuerpos y fuerzas de seguridad, advertidos, desplegaron un dispositivo especial de cara a la visita del Anderlecht al Real Arena, ante una Real Sociedad necesitada después de firmar un empate contra el Niza (1-1) en el estreno de la Europa League. El equipo belga desplazó a cerca de 1.000 aficionados, de los cuales 300 eran contados por ultras. 

El trayecto de los fanáticos hacia el Reale Arena se resolvió sin incidentes destacables, con los radicales encendiendo botes de humo y bengalas, aunque en una actitud intimidante y provocadora. La situación se tornó más compleja para la seguridad cuando el Anderlecht estableció el 1-1 en el marcador tras comenzar perdiendo en el minuto 5 con un gol obra de Pablo Marín, integrante de una alineación titular que adoptó hasta diez cambios impulsados por Imanol Alguacil. Los belgas empataron en el 28’, con un tanto de Luis Vázquez que fue gasolina para los radicales.

El gol del Anderlecht hizo estallar a los hinchas más violentos, que comenzaron a arrancar asientos del estadio para lanzarlos contra los seguidores del equipo txuri-urdin que se encontraban en el anillo inferior. Para ello rompieron las mamparas protectoras de metraquilato y a su vez lanzaron los restos de las mismas contra un público que se vio obligado a desplazarse para esquivar los impactos.

Ante la escalada de tensión, la Ertzaintza tuvo que intervenir en la zona de los ultras visitantes para reducir a los violentos. El colegiado Marian Barbu detuvo el partido y jugadores del club belga como Colin Coosemans y Theo Leoni acudieron a la esquina donde estaban sus seguidores para solicitar calma. El choque se reanudó tras varios minutos parado en el minuto 35. Poco después, la violencia tuvo su prolongación con el gol de Theo Leoni en el 39’ que culminó la remontada definitiva.

La Ertzaintza, según los micrófonos de Movistar, procedió a al menos ocho detenciones por diferentes y diversas causas: desórdenes públicos, atentado contra agentes de la autoridad, daños y resistencia a la autoridad...

Al término del encuentro se produjo una escena que lejos de parecerse a la postura adoptada por los jugadores del Athletic en Roma fue reprochada por los jugadores de la Real Sociedad, que recriminaron a los futbolistas del Anderlecht el hecho de dirigirse a sus aficionados, donde se ubicaban los ultras, para agradecer su apoyo. Mikel Oyarzabal manifestó tras el partido su deseo de “condenar que pasen estas cosas. No pueden pasar. La gente se va a su casa porque cuatro imbéciles están tirando cosas. Sabiendo que iba a ocurrir. La UEFA tiene que dar un paso adelante. La UEFA no ha hecho nada. Al director de partido se lo estábamos diciendo porque estaban cayendo cosas incluso al césped”. La Real Sociedad condenó “enérgicamente” la “nueva agresión” sufrida por sus aficionados y solicitó una reunión con la UEFA.