Coincidentes en estructura, características e idea, el Atlético de Madrid, rival del Athletic en las semifinales de la Copa, se enfrenta al Inter, a Lautaro Martínez y a sus propias decepciones como visitante, en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones en San Siro, el mismo lugar donde perdió su última final en 2016 y lo somete ahora a una imponente prueba de fuego.
El Inter es, sencillamente, el mejor equipo de Italia. Es el líder absoluto de la Serie A con nueve puntos de ventaja y un partido menos que la Juventus, su perseguidor; y ya levantó hace unas semanas el primer título del año, una Supercopa italiana en la que hizo valer su papel de favorito.
Sea cual sea la perspectiva, el nivel del Atlético está fuera de toda duda, reconfortado con el 5-0 con el que desbordó y se reafirmó contra Las Palmas, con una presión inaguantable para su rival y con Marcos Llorente como delantero; el mismo puesto al que apunta hoy, con la suplencia de Memphis Depay, sobre todo, porque Álvaro Morata ha entrado en la convocatoria, pero está recién restablecido de un esguince en la rodilla.