HUESCA: Álvaro Fernández; Loureiro, Nieto (Min. 55, Blasco), Pulido, Vilarrasa; Valentín, Sielva, Kortajarena (Min. 64, Javi Martínez), Hugo Vallejo (Min. 55, Lombardo); Obeng (Min. 81, Bolívar) y Elady (Min. 55, Joaquín).

AMOREBIETA: Campos; Álvaro Núñez, Bustinza, Etxeita, Félix, Seguín (Min. 81, Lasure); Carbonell (Min. 72, Yriarte), Sibo; Dorrio (Min. 82, Edwards), Unzueta (Min. 72, Jauregi) y Rayco (Min. 64, Morcillo).

Árbitro: Sánchez López (Comité Murciano). Amonestó a Nieto y Sielva, por el Huesca; y a Carbonell, por el Amorebieta.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo séptima jornada de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio El Alcoraz ante 5.630 espectadores.

Un punto que no cotiza mucho. El Amorebieta, pese a dejar a cero su portería por segunda jornada consecutiva, se tuvo que conformar con firmar tablas en El Alcoraz, un resultado que no arregla casi nada su delicada situación en la tabla, ya que la permanencia sigue a mucha distancia, en un partido muy flojo en su primera mitad y que se agitó en la segunda, donde llegaron las ocasiones por parte de los dos equipos, pero ninguna de ellas acabaron en gol. El conjunto azul, hundido en la última plaza de LaLiga Hypermotion, no supo sacar tajada de sus mejores momentos y el Huesca, que encadena cuatro jornadas sin perder, tampoco hizo mucho más para triunfar ante su gente, un argumento que explica un empate que no contenta a ninguno de los dos, especialmente en el caso del colectivo de Jandro Castro, que volvió a ofrecer brotes verdes, pero que no fueron suficientes para que enlace dos victorias por primeras vez en el curso y acote diferencias con los rivales que le anteceden en la tabla, cuando el tiempo se le va agotando a cada partido disputado.

Dicen que lo que funciona no se toca. Jandro no quiso dar pistas en la previa sobre el plan que tenía previsto aplicar en El Alcoraz, si insistir en el sistema de cinco centrales o regresar a su habitual 4-4-2. El asturiano se inclinó por lo primero, con lo que repetía el once que compareció de inicio en la victoria ante el Elche, todo un auto de fe para volver a hacer caja en esta ocasión frente a un rival que se entendía como directo. El cambio de registro retrata a un Amorebieta reinventado, más protegido y menos activo con el balón, una idea diseñada para sumar desde el pragmatismo. Así fue en un primer acto que ratificó el porqué se medían los dos equipos menos goleadores de la categoría, ya que las ocasiones apenas afloraron. El Huesca tuvo más empuje, pero este fue meramente artificioso, ya que los azulgranas se toparon con problemas para generar juego ante un colectivo zornotzarra bien plantado tácticamente, pero sin profundidad, sobe todo porque Álex Carbonell no tuvo protagonismo, Josué Dorrio no activó su verticalidad e Iker Unzueta estuvo más solo que la una. Un escenario que solo invitaba al cerismo, con un solo remate entre los tres palos, cuando Pulido, el capitán oscense, obligó a Pablo Campos a emplearse a fondo con su remate a cabeza, en tanto que el Amorebieta ni probó a Álvaro Fernández, que solo vio cómo una volea de Carbonell se fue alto. Poquísima cosa, vamos.

El paso por vestuarios sirvió para resetear y ofrecer un segundo acto diferente a lo que deparó el primero. Los dos conjuntos dieron un paso adelante en el matiz ofensivo, especialmente en el caso del Amorebieta, que avanzó su plan en unos metros, cogió más balón y comenzó a asomar el morro en el área local. Carbonell apareció, Dorrio puso la quinta y Álvaro Núñez salió de la cueva. Un cóctel apetitoso para los azules, que fabricaron acciones de calidad en ataque, lideradas por Álvaro Núñez, que sacó dos buenos centros que no aprovecharon, primero, Carbonell, que la mandó al muñeco, y después Dorrio, cuyo remate de cabeza se le fue fuera, aunque en medio de estas dos llegó la más clara para los vizcainos, en una contra que armó Dorrio y que no culminó Rayco con todo a favor, ya que se topó con el cuerpo de Álvaro Fernández.

El Amorebieta se había lanzado, si bien, como le ha ocurrido en muchas ocasiones precedentes, no acertó cuando las tuvo y con tan mala pegada es imposible sacar más premio. Los de Jandro parecían tener controlada la situación e incluso Unzueta gozó de otra ocasión clara. Sin embargo, el Huesca reaccionó y mejoró con sus cambios, cosa que no ocurrió en el caso del Amorebieta, que se encogió un pelín. Surgió entonces la figura de Campos, que blindó su portería en grandes intervenciones a golpeos de Joaquín y Javi Martínez, con lo que el marcador ya no se movió.