Álvaro Mateo (Portugalete, 16 de febrero de 1997) se expresa de manera pausada, es reflexivo. El lateral izquierdo, que ha conocido dos ascensos con el Sestao River, es uno de los capitanes, ha superado la centena de partidos oficiales como verdinegro y recuerda también su etapa de diez años en las categorías inferiores del Athletic. “Quizás me faltó un puntito de suerte, que en esas fases es necesario”, subraya Mateo, licenciado en CAFyD y que se define “como una persona fuerte a nivel mental”.

¿Cómo está el vestuario tras la derrota de Irun ante el Real Unión aunque haya pasado una semana?

—Con ganas de resarcirnos, volver a nuestro feudo, sacar los tres puntos y engancharnos a los puestos que nos dan esa salvación.

Vuelven a Las Llanas, donde cierran la primera vuelta contra el Teruel, el colista, y donde abrirán la segunda contra el Unionistas. ¿Estos dos partidos pueden marcar un antes y un después?

—Sí, está claro que no van a ser determinantes, pero sí muy importantes en el devenir de la segunda vuelta, de cómo se nos van a poner las cosas para afrontarlas a partir de estos dos partidos. Te diría que estos dos partidos, y también el mes de enero, no van a determinar si vamos a cumplir el objetivo o no, pero nos van a dar pie a luchar por el objetivo o alejarnos del mismo bastante más.

¿Qué penaliza a este Sestao?

—Llevamos dos meses en buena dinámica, no solo somos capaces de competir, sino que también podemos ganar a cualquiera. Nos costó adaptarnos a lo que pedía la categoría que es muy exigente y, por ejemplo, en Irun nos penalizaron nuestros fallos. A las cosas que estamos haciendo bien, le tenemos que seguir dando esa continuidad; y a esas pequeñas cosas que todavía nos hacen estar un poco más lejos de ganar partidos, tenemos que darle una vuelta de tuerca.

¿Por dónde pasará la permanencia?

—Por Las Llanas. Vamos a tener unos enfrentamientos directos contra los rivales que están en nuestra misma situación y la permanencia, básicamente, sí pasa por aquí.

En las últimas fechas han salido del club Álex Jiménez, Rubén Lobato e Iñigo Alayeto, y se ha consumado el fichaje de Kaxe, con recorrido en Segunda División. ¿Se va a reinventar el equipo o va a cambiar poco?

—Vamos a seguir con la misma idea, ser un equipo que vaya cada partido a por los tres puntos, intentar pasar nuestro juego en ritmos muy altos y, a partir de ahí, pasar mucho tiempo en campo contrario y que las ocasiones que tengamos las materialicemos.

¿Se detecta en el vestuario algún tipo de ansiedad?

—No y en estos dos meses estamos viendo que somos capaces de competir y de ganar. Nos está dando ese poso de tranquilidad para afrontar cada partido desde la exigencia y desde la responsabilidad, sabemos que no estamos en una situación fácil y queremos salir de ahí.

Ha superado los 100 partidos oficiales como jugador del River. ¿Qué queda del Álvaro que debutó en el Sestao en Tercera RFEF?

—Sigo siendo el mismo, con esa ambición, esas ganas de crecer, de cada día ser mejor. Feliz de lo logrado hasta este momento y espero que pueda cumplir muchísimos objetivos más.

Ha vivido dos ascensos en el River y es el único en la plantilla que puede presumir de ello. ¿Con qué momento se queda?

—Buena pregunta. Quizás con el día del ascenso (a Primera RFEF) contra la Real Sociedad C. En el primer ascenso veníamos de la situación del covid, fue un poquito frío, sin público, y vivirlo el año pasado con nuestra gente fue algo muy chulo.

Mencionaba su deseo de mejora. ¿Qué debe corregir?

—Quizás en algunas ocasiones ser más incisivo a nivel ofensivo.

¿Da muchas vueltas a la cabeza cuando comete un error grueso, de los que señalan a un defensa?

—Me considero una persona bastante fuerte a nivel mental y trato siempre de pensar en lo que va a suceder después. De nada sirve quedarte lamentándote porque no te va a favorecer. Lo mejor es irte a casa, borrar eso y centrarte en la siguiente acción.

¿Un defensa debe tener mala leche?

—Sí. Yo lo intento transmitir dentro del campo, y sí me considero un jugador con carácter, que al final creo que también puede ser una virtud y en ocasiones sí te puede echar una mano.

Permaneció una década en el Athletic, pero no pasó la criba del Basconia. ¿Qué le faltó?

—Quizás un puntito de suerte, que en esas fases pues siempre es necesario. También coincide con una generación, la del 97, que era estupenda y no había sitio para todos.

¿Se llevó todo un chasco? ¿Quién le comunicó la noticia?

—(José Mari) Amorrortu. Lo asumí con naturalidad. Mi próximo objetivo era dedicar al fútbol más mentalidad para seguir creciendo, para continuar dando pasos.

Coincidió con Unai Simón, Vivian, Morcillo, Iñigo Vicente…

—Con mucha gente de la generación del 97. Unai Simón, Unai Núñez, Córdoba, Vicente, Peru (Nolaskoain), Vivian, Morci, con muchísima gente que ahora está arriba.

¿Sigue teniendo contacto con ellos?

—Sobre todo con Unai Núñez, con el que me llevo superbien. Es una persona con la que he tenido una amistad y una relación muy cercanas.

Y al que se enfrentó hace un mes en Copa ante el Celta. ¿Se sigue explicando la actuación del colegiado González Fuertes sobre el supuesto penalti, o no penalti, que cometió y que les costó la eliminación?

—Te priva de algo superbonito y todo lo que conlleva. No es solo dejarte fuera, sino todo lo que puede venir detrás. El hecho de sumar más partidos en Copa, otra gran fiesta para Sestao

¿Le dijo el árbitro por qué pitó penalti?

—No, la verdad es que no.

¿Pitó lo fácil, favoreciendo al equipo de Primera?

—Se ve que yo salto limpio, no me puedo cortar los brazos, Kevin se mete debajo y en ningún momento le suelto el codo. Lo único que estoy es viendo el balón y, ya digo, no es penalti.

Tras cerrar su etapa en Lezama y la cesión en el Sodupe, recala, primero, en el Numancia B y, después, en el filial del Getafe, dos destinos poco habituales, ¿no?

—El Numancia B podía ser un buen sitio tras el paso por Lezama. Tuve una temporada superbuena, además en Soria tengo familia, por tanto sabía que iba a estar bien. Lo podía compatibilizar también con el tema de los estudios (es licenciado en CAFyD) y creía que era la mejor opción para mí. El Getafe B suponía dar un salto en mi carrera que también lo creía necesario.