El aficionado rojiblanco parece haber tenido a bien olvidarse del desastroso final de liga del Bilbao Athletic en su despedida de la exigente Primera Federación. Comenzaron las dudas de empezar a jugar en una categoría menor, viendo el salto, aún mayor, a la hora de promocionarse en el primer equipo bilbaino. La contradicción había surgido. Algunos dijeron que era prácticamente imposible. Pero observando los más recientes casos del tándem bermeano Unai Gómez-Mikel Jauregizar, no parece analizarse como un gran problema. Ni por la categoría en la que juega el filial rojiblanco, ni con la juventud de sus jugadores. Todo parece basarse en la ecuación entre calidad del jugador y confianza y paciencia de los técnicos, que cuando son las adecuadas, bien mezcladas, son las bases de un éxito asegurado y no la categoría en que se juegue. Así que el hecho de participar en Segunda RFEF tiene sus contras, al dejar una excelente competición como es la categoría superior, pero también tiene sus pros. No hay más que ver la clasificación de los cachorros y el optimismo rojiblanco, que se derrama a raudales. Siempre es mejor ver al aficionado sonriente que no enfadado y pesimista como el curso anterior.

A pesar del extraño mal comienzo para el Bilbao Athletic (un empate en Las Gaunas y una derrota en Lezama contra el Utebo), la racha ha sido increíble e histórica de los pupilos de Carlos Gurpegi: trece victorias seguidas y un empate, a falta tan solo de una jornada para completarse la primera vuelta. Números fuera de lo común para un plantel que no ha variado tanto del que tuvo Álex Pallarés. Por lo que las dudas han surgido. Nadie puede averiguar lo que el técnico de Andosilla habría podido hacer mediada la temporada pasada en Primera RFEF, pero lo que sí está fuera de toda duda es que el Bilbao Athletic necesitaba un entrenador que conociera la casa y la plantilla y este año se ha demostrado que el camino es el acertado.

Un once de carrerilla

Prácticamente se puede recitar de memoria el once que viene empleando con tanto éxito Gurpegi. Padilla es el portero elegido, Rincón, Egiluz y De Luis han sido fijos en la retaguardia. La llegada de este último del Subiza navarro ha contribuido al equilibrio defensivo de los rojiblancos. Más problemas ha habido con las lesiones en el lateral zurdo; con Aymane (Barakaldo) como gran revelación y Palacín, Barandalla o incluso el propio De Luis, cubriendo las ausencias. En el centro del campo Jauregizar ha sido la gran explosión que le ha catapultado a participar con el equipo de Ernesto Valverde. Junto a él, Gerenabarrena e Ibon Sánchez han sido los elegidos que han ofrecido un resultado más que óptimo. En la línea delantera Izeta, con el inconveniente de no ser sub’23 (en el caso de ascender algún partido al primer equipo, ya no podría bajar de nuevo al filial) ha sido el punta de referencia, que con sus nueve dianas lidera la clasificación del pichichi. En la derecha, Olabarrieta ha sido otra de las grandes noticias que por el momento no parece tener hueco en el primer equipo pero que en esta categoría con el Bilbao Athletic parece haber tocado techo en un solo año. A la izquierda Mattheus también parece tener su sitio en el once ideal, aunque Varela con su polivalencia ha ido dando el recambio solicitado por el técnico de Andosilla. A este once hay que añadir a Iñigo López, Junior Bita, Rego, Quicala, Duñabeitia, Luis Bilbao, Gastesi e Ibai Asenjo que han ido aportando lo que demandaba el equipo con sus apariciones.

Es verdad que nadie va a renunciar al ascenso. Todo lo contrario. Pero habría que analizar pormenorizadamente cuál es el verdadero lugar en el que debe competir sin demasiados apuros el filial bilbaino. Es evidente que cuanto más arriba este el Bilbao Athletic será menos traumática y costosa la llegada a Primera División, pero también es otra evidencia que la temporada pasada se sufrió demasiado a todos los niveles en Primera Federación y este año, por el contrario, el escenario ha cambiado y todo parece ir sobre ruedas. Habrá que saber primero cuál es el verdadero nivel del segundo equipo rojiblanco y afrontar así su verdadera categoría sin sobresaltos.