El Gernika dio el pasado fin de semana un nuevo paso atrás. No en vano, no son buenos los momentos por los que atraviesa el conjunto foral, que con el paso de las jornadas ha ido de más a menos, hasta el punto de padecer una mini crisis. Son cuatro los encuentros consecutivos que encadena sin conocer la victoria, una tacada, además, en la que solo ha sumado un punto de los doce posibles, por lo que sus sensaciones a día de hoy no non nada positivas. Cerrada la décimo cuarta fecha, el colectivo de Germán Beltrán es noveno, a nueve puntos de distancia de un play-off que había saboreado en el tramo inicial de la liga y con el agravante de que solo ha visto puerta en una ocasión durante estas cuatro últimas citas, al mismo tiempo que ha hincado la rodilla en sus tres desplazamientos más recientes.

Precisamente, el 5-0 que encajó en su visita al Tudelano marcó un antes y un después. Entonces, el Gernika sufrió la primera derrota en la décima jornada, después de sumar tres victorias y seis empates, y desde el batacazo en Tutera no levanta cabeza, con el pobre punto que amarró en Urbieta ante el Náxara, el colista del grupo. Tras caer en las dos últimas citas foráneas frente a la Real Sociedad C (2-0) y Utebo (1-0), los de Beltrán quieren enderezar el rumbo este próximo domingo en su compromiso en Urbieta con el Brea, equipo situado en zona de descenso, un duelo que se entiende propicio para los vizcainos, que, sin embargo, deben reestructurar su sistema defensivo, ya que cuentan con las sensibles bajas de Koldo Berasaluze y Gaizka Argente, sancionados con un partido.