El viaje de regreso a casa no se caracterizó precisamente por un ambiente de euforia. El trayecto desde Barcelona se hizo largo para la expedición del Amorebieta, ya que durante el mismo sus integrantes aún no alcanzaban a explicarse lo que sucedió para que al conjunto azul se le escapase en el Stage Front Stadium una victoria que prácticamente tenía en la mano tras llegar al descanso con un sorprendente 0-2 a favor gracias a un primer tiempo completo. Sin embargo, todo se fue al traste para los de Haritz Mujika a vuelta de vestuarios, cuando no supieron gestionar ni el momento ni el partido para verse desbordados por el empuje de un Espanyol que supo rentabilizar, entre otros detalles, el juego a balón parado para consumar la remontada y lastimar al colectivo zornotzarra, que encajó en la cuarta jornada la primera derrota en su retorno a LaLiga Hypermotion. Un revés que dolió por la forma en que se produjo y porque llovió sobre mojado. No en vano, el Amorebieta volvió a caer en los mismos despistes y en desajustes parecidos que cometió dos semanas atrás en Albacete, donde también llegó a mandar por 0-2 para tener que conformarse con sumar solo un punto. El hecho de ser reincidente acentúa aún más la desazón que causó el varapalo en feudo espanyolista, que obliga a detectar y corregir esos desfases para que no vuelvan a repetirse, sobre todo a corto plazo y con el foco ya puesto en la visita del próximo domingo en El Sardinero al Racing de Iñigo Vicente, otro rival de cuidado.

El Amorebieta proyectó de nuevo su versión bipolar, después de que Javier Eraso, que anotó su segundo gol del curso, y Álvaro Núñez, que celebró su primera titularidad con una diana de bellísima ejecución, consumaran todo lo bueno que hizo su equipo en los 45 minutos iniciales para hacer casi todo mal en un segundo acto para olvidar y donde el desastre comenzó a originarse con el primero de los dos goles que firmó el central espanyolista Calero. Fue en ese arranque de la reanudación cuando los de Mujika no supieron frenar el ímpetu local, conscientes de que este se produciría y fruto de ello se gestó el primer tanto de Calero, que nació en un saque de esquina, y el central repitió también en una acción a balón parado, para sellar el 3-2 definitivo para escarnio del conjunto vizcaino. “No nos han superado en las ocasiones que han generado, pero sí en el balón parado, donde nos han metido dos goles. Los detalles en ese sentido hay que mejorarlos y corregirlos, que es donde se nos ha ido el partido”, reflexionó el mismo Haritz Mujika, que se quedó con “el trabajo espectacular que ha hecho el equipo en el primer tiempo”. Así y todo, al de Pasaia no le quedó más remedio que insistir en el debe de su equipo: “Competimos en cada campo, en cada partido. Hay que mejorar, una de las facetas es el balón parado, estar atentos en cada situación, en evitar despistes que generan situaciones en que te pueden marcar un gol. No podemos caer en ello, tenemos que ir puliendo cosas”.

Esos desajustes defensivos terminaron por sentenciar al Amorebieta, aunque, no por ello, hay que olvidar sus buenas prestaciones y sensaciones de solidez que asomaron en los azules durante el duelo en el Stage Front Stadium, sobre todo a la hora de lucir pegada. No en vano, es el equipo más goleador de la categoría gracias a sus ocho tantos, dos más que el líder Zaragoza que luce pleno de victorias en estas cuatro jornadas recorridas. Presume de una media de dos goles por partido, aunque también es cierto que encaja con cierta facilidad y solo mantuvo la meta a cero en su victoria sobre el Andorra, y su nómina de goleadores hasta la fecha se eleva a seis futbolistas –Eneko Jauregi y Javi Eraso, con dos goles cada uno; Rayco Rodríguez, Félix Garreta, Kwasi Sibo y Álvaro Núñez–, un dato que habla muy bien de la versatilidad que ofrece la actual plantilla.

Un plantel que volvió ayer tarde al trabajo en Urritxe después del varapalo de Cornellà y con la incorporación del central Josep Gayá, cedido por el Mallorca y último fichaje de la entidad, sellado minutos antes del cierre el pasado viernes de la ventana veraniega.