SD LOGROÑÉS: Lario; Monroy, Monreal, Víctor Ruiz, Manny; Lozano (Min. 66, Martínez), Ortega (Min. 93, Sarriegi); Esteban (Min. 66, Sánchez), Alain Ribeiro (Min. 77, Madrazo), Asier Córdoba (Min. 66, Samanes); y Unzueta.

AMOREBIETA: Jonmi; Jorge Mier, Juan Rodríguez, Etxeita, Toni Herrero; Sibo, Edwards (Min. 60, Ewan), Yriarte (Min. 75, Albisua); Dorrio (Min. 60, Buján), Pradera (Min. 86, Julen Jon) y Rayco (Min. 86, Cantón).

Árbitro: Calderiña Pavón (Comité Catalán). Amonestó a Unzueta y al tećnico Raul Llona, por la SD Logroñés; y a Yriarte y Juan Rodríguez, por el Amorebieta,

Goles: 0-1: Min.69; Ewan. 1-1: Min. 93: Monreal.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la trigésimo sexta jornada del grupo II de Primera RFEF disputado en el estadio de Las Gaunas ante poco más de 1.500 espectadores, entre ellos medio millar de seguidrores del conjunto vizcaino.

Una pena, un pequeño bajón. El Amorebieta fue equipo de Segunda División durante veinte minutos en su duelo en Las Gaunas, pero el fútbol no tiene piedad cuando quiere ser cruel. Y lo ha sido con el conjunto azul, que acarició el sueño de retornar a LaLiga SmartBank a falta de dos jornadas para el cierre de la liga regular de Primera RFEF cuando Ewan Urain batió la meta de la SD Logroñés a los 69 minutos de juego y cuando el Eldense, segundo en la tabla con cuatro puntos de desventaja, no pasaba del empate en Soria ante el Numancia. En el momento en que expiró el encuentro en Los Pajaritos, sin moverse el marcador, llegó el mazazo que propinó en el descuento Julen Monreal, que se sacó un voleón al que no pudo responder Jonmi. Un golazo que frustra el ascenso, pero solo por el momento. El mal se entiende menor, ya que el Amorebieta se asegurará el pasaporte a la categoría de plata el sábado siempre que firme la victoria ante el Nàstic, que está ya salvado, o, en su defecto, que el Eldense no derrote en su feudo al Bilbao Athletic, ya descendido y al que se mide el propio Amorebieta en Lezama en la última jornada liguera.

La historia ofrece estos partidos mayúsculos de ciento en viento para un club modesto. Al Amorebieta le tocaba, por ello, no dejar pasar el tren, como ocurriera hace dos años en Badajoz, donde firmó el ya famoso Viverazo. Son encuentros que se deciden por detalles minúsculos, en los que es complicado discernir entre las emociones que brotan desde el corazón y el equilibrio que reclama la cabeza. El fútbol no es sinónimo de frialdad, está pegado al sentimiento, al frenesí. El conjunto azul dio la campanada con todo en contra en terreno extremeño, cuando dejó boquiabierto a medio mundo con la consecución de un ascenso que ni los mismos protagonistas se lo habían planteado hasta aquellos momentos. En esta ocasión, el escenario y el instante eran dispares. El Amorebieta se presentó en Las Gaunas con la etiqueta de líder, con un colchón de cuatro puntos de renta sobre su más inmediato perseguidor, con la condición de favorito y con el futuro en sus manos. Lo tuvo en el primer intento, baldío por el detalle incontrolable en el fútbol.

Haritz Mujika apenas tocó su plan habitual, salvo la obligatoriedad de buscar reemplazo a Eneko Jauregi, su pichichi y sancionado por acumulación de amarillas. Mikel Pradera fue el elegido. No en vano, el de Zaldibar se ha enchufado a la causa, como demostró con el tanto que sentenció al Murcia una semana atrás. El preparador azul, consciente de armar su bloque, tiró de un amoldable trivote en la medular, con Sibo, Yriarte y Edwards, gente que ofrece músculo competitivo, con la idea de atascar a un cuadro riojano al que le gusta la posesión, con viejos conocidos en su once, como Asier Córdoba, Alain Ribeiro y, especialmente, Iker Unzueta, que las dos campañas anteriores ejerció en el equipo de Urritxe y que merecía una atención especial. Es el máximo goleador de la SD Logroñés, con una tarjeta de trece dianas, y solo por ello se convertía en una amenaza, aunque en esta ocasión careció de pólvora para felicidad de su antiguo equipo. Así y todo, imperó el mutuo respeto en un primer acto en el que mandó el pragmatismo. El Amorebieta, lo cierto, tampoco quería caer en la trampa de las prisas, como había avisado su entrenador en la previa: “No nos podemos volver locos”. Dicho y hecho. Ninguno de los dos equipos arriesgó en demasía y se dedicaron a esperar la oportunidad en la que pudieran acertar. Asier Córdoba y Esteban lo intentaron tímidamente por el equipo rojiblanco y la réplica azul se limitó a las llegadas de Pradera, Jorge Mier y Edwards, aunque todas ellas sin un rito a los tres palos en cada bando. Un dato sintomático del insulso fútbol que predicaron.

A vuelta de vestuarios, ya no hubo lugar para el relax. La SD Logroñés apretó y puso en apuros a un Amore un pelín desnortado, que sufrió en un servicio de Monroy que no encontró remate y en un golpeo de Esteban al que respondió Jonmi. El joven meta natural de Zornotza ha completado un brillante curso y en esta ocasión también ha sido decisivo. Mujika no lo vio claro y movió banquillo, decisión que le dio el resultado apetecido. Ewan, que llevaba solo nueve minutos en el verde, aprovechó una indecisión del meta Lario con un compañero para olerla y meterla a la cazuela. El éxtasis. Veintitantos minutos por delante para estar pendiente de las redes sociales (añoranza de los transistores), de las noticias que llegaran desde Soria. Y el Eldense no ganó. LaLiga SmartBank parecía abrir los brazos de nuevo al Amorebieta, hasta que lo estropeó el golazo de Julen Monreal.