"Este año la categoría es aún un poco más jodida”. Lo dice un director deportivo de uno de los nueve clubes vizcainos que forman parte este curso del grupo IV de Tercera RFEF, que arranca este mismo fin de semana. Otro técnico lo confirma: “Aquí si te despistas unas pocas jornadas, apenas tienes margen de reacción”. Son reflexiones que responden al nuevo formato de la categoría. Se pasa de veinte equipos a dieciséis, con lo que la liga regular se reduce sensiblemente. Serán únicamente treinta las jornadas que se disputen, un cortoplacismo que obliga a que cada punto se juegue a cara de perro. Como sucedía en la pasada edición, los campeones de cada uno de los 18 grupos ascienden de forma directa a Segunda RFEF, del segundo al quinto clasificado jugarán un largo play-off de ascenso. Primero serán los cuatro de cada grupo territorial los que se jueguen una plaza para la tercera y definitiva eliminatoria a sorteo puro y a doble partido con el ganador de uno de los otros 17 grupos. Por abajo, los tres últimos del grupo descenderán automáticamente a División de Honor.

Nueve equipos vizcainos, el 56 por ciento del total del grupo, que afrontan el curso con objetivos dispares. Los pronósticos indican que el Portugalete y el Barakaldo son los máximos candidatos a coger la plaza directa de ascenso. Lo son por presupuesto, por masa social y por poderío de sus respectivas plantillas. No en vano, los dos conjuntos de Ezkerraldea han llevado a cabo un llamativo esfuerzo económico para reforzar sus proyectos, sostenidos en entrenadores con pasado reciente en las categorías inferiores del Athletic. Patxi Salinas, que ha dirigido en los últimos años al Basconia y al Bilbao Athletic, e Imanol de la Sota, que comenzó la pasada al frente del Bilbao Athletic hasta que fue destituido en favor del mayor de los Salinas, están al mando de la nave jarrillera y de la fabril, conscientes de que tienen que gestionar sendos planteles remozados, ambiciosos y con la presión que genera la necesidad de sacar resultados.

Un escalón por debajo asoma una Cultural de Durango que, como suele ser habitual, tira de un gen competitivo, que no suele hacer mucho ruido, pero a la que le gusta codearse con los mejores. Mantiene gran parte de la plantilla de la liga pasada, aunque el equipo de Beñat Etxebarria se ha reforzado con futbolistas que conocen al dedillo la categoría, lo que hace que sea un bloque a tener en cuenta. Como también lo es el Leioa de Urtzi Arrondo, que ha apostado por jugadores con experiencia, incluso de categoría superior, como son los caso del meta Ibon Barandiaran y el defensa Jaime Zumalakarregi, procedentes del Sestao River. Una terna de aspirantes en los que hay que meter al Basconia, que la liga pasada ya llegó a tiempo para disfrutar del play-off, aunque sin fortuna. Dirigido por Carlos Gurpegi, se ha rejuvenecido con 15 chavales procedentes del Athletic juvenil.

Deusto, Urduliz y Aurrera de Ondarroa son conscientes de que tienen que pelear para consolidarse en la categoría, con el objetivo de evitar apuros clasificatorios desde el primer tramo de liga. Se mantienen fieles a sus respectivas ideas, aunque destaca los escasos fichajes realizados por el conjunto tomatero, todo lo contrario que el equipo de Uribe Kosta y el ondarrutarra, que sí se han movido con más intensidad en el mercado. El Padura, por último, es toda una incógnita. El grupo de Aitor Garmendia se ha blindado con siete caras nuevas y solo piensa en lograr la permanencia.