Un torbellino pasa por el Madrigal
El alavés corta la racha del villarreal como local y se lleva los tres puntos tras una gran primera parte
Villarreal0
Alavés2
VILLARREAL: Asenjo, Mario, Musacchio, V. Ruiz, Jaume Costa, Bruno, Trigueros, Roberto Soriano (Min. 46, Cheryshev), Samu Castillejo (Min. 76, Dos Santos), Pato y Sansone (Min. 68, Bakambu)
ALAVÉS: Pacheco, Kiko Femenía (Min. 84, Vigaray), Pantic, Zou Feddal, Theo Hernández, Marcos Llorente, Dani Torres, Camarasa, Ibai Gómez (Min. 62, Raúl), Edgar (Min. 72, Espinoza) y Deyverson.
Goles: 0-1: Min. 7; Ibai Gómez. 0-2: Min. 17; Camarasa.
Árbitro: Undiano Mallenco (Comité Navarro). Mostró tarjeta amarilla a los locales Jaume Costa y Bruno Soriano; y a los visitantes Diego Torres, Theo Hernández y Pantic.
Incidencias: 15.629 espectadores en El Madrigal.
vila-real - Una gran primera parte del Alavés en El Madrigal, en la que pudo golear al Villarreal, fue suficiente para que el conjunto babazorro se llevara la victoria de un campo que no había visto perder aún a su equipo en la liga. El submarino amarillo salió sin intensidad y sin agresividad en los primeros cuarenta y cinco minutos, lo que aprovechó el Alavés para marcar dos goles y generar opciones para marcar muchos más.
La primera llegada del equipo gasteiztarra a la meta rival acabó en gol, lo que marcó el devenir del choque. Un desajuste de los locales en un saque de banda derivó en un centro de Edgar, que primero remató Deyverson al palo, y que remachó solo Ibai Gómez al fondo de la red. Un gol que puso en evidencia lo que iba a marcar la diferencia entre ambos equipos, ya que la actitud, la intensidad y la agresividad de los visitantes, era mucho mayor que la de los locales.
El Villarreal mostraba un juego lento y previsible el área de su rival, lo que era contestado por el Alavés con salidas a la contra letales. En una de ellas, que vino gracias a un regalo de Mateo Musacchio pasado el cuarto de hora, al ceder mal un balón, habilitó a Camarasa para poner el 0-2 en el marcador. Este segundo gol hizo aparecer los nervios y la aceleración en los locales, que más con ganas que con fútbol, buscaban un gol al que aferrarse. Mario pudo marcar a la media hora con un remate cruzado o también Musacchio en un remate en línea de gol que mandó fuera, si bien la sensación era que el gol estaba más cerca de llegar del lado visitante, que del local, ya que los de Mauricio Pellegrino seguían llegando con facilidad y en cada robo de balón.
El partido se abrió y subió la intensidad. El equipo de Escribá puso una marcha más y supuso que el Alavés comenzara a pasarlo mal en el partido, algo que parecía imposible en la primera parte.
Pasaban los minutos y los locales iban perdiendo fuelle y los visitantes se encontraban cada vez más cómodo. Solo un gol y un golpe de fortuna parecía que podría cambiar el partido, ya que el partido estaba roto y el cansancio era evidente ya en ambos equipos, aunque el tanto no llegó.