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Triunfo coral del Gernika

Gorka Larruzea encarrila e Iñigo Muñoz sentencia en la victoria foral sobre un Navalcarnero que pudo empatar en la primera parte del duelo

Triunfo coral del GernikaBorja Guerrero

GERNIKA. En su primer partido liguero en Urbieta, el Gernika estrenó el casillero de victorias a costa del Navalcarnero. Gorka Larruzea y Pradera encarrilaron pronto un triunfo que se complicó mediada la segunda mitad con la diana de Chema. Pero Muñoz y Berasaluze sentenciaron en el tramo final.

De un posible 0-1 se pasó a un real 1-0 en cuestión de segundos. Y es que los madrileños estuvieron a punto de adelantarse en el minuto 5, cuando Chema ya había superado la salida de Intxausti. Por fortuna para la parroquia local, Abou apareció para salvar en el área pequeña. Y, en la jugada siguiente, Entziondo entró como un puñal por banda zurda y centró para el remate del pequeño de los Larruzea, que depositó el cuero en la red con suspense, pues Olmedo logró acariciarlo, aunque no lo tocó lo suficiente. La diana dio aire a un Gernika que en el arranque se había topado con un Navalcarnero impetuoso.

Pasado el primer cuarto de hora, los visitantes volvieron a asomarse al área foral, pero Gonzalo disparó demasiado mordido, fácil para Intxausti. Tampoco parecía demasiado complicado para Olmedo el cabezazo de Pradera, desde el borde del área grande, en el minuto 25, tras un saque de falta de Gorka. Aun así, el arquero no estuvo acertado y el balón sobrepasó por segunda vez la línea de gol para alegría de Urbieta. Pudieron recortar la distancia los madrileños, peligrosos a pelota parada, poco antes del descanso tras un despeje corto de Intxausti, pero el portero reaccionó rápido para solventar el problema. En el último minuto del primer acto, fue el larguero el que repelió el latigazo de Gonzalo.

A la vuelta de vestuarios, Iñigo no pudo rematar entre palos para los gernikarras y Cifo rozó la escuadra de falta para los madrileños. El duelo prosiguió entre bostezos hasta que Chema le añadió picante a 20 minutos del 90, al culminar una buena internada de Joaquín.

Etxaniz intentó devolver la tranquilidad, pero rozó la madera. En área local, Intxausti solventó un mano a mano con Garci. La sentencia o la igualada, la moneda podía caer de cualquier lado. Y cayó a los pies de Muñoz, que recogió un rechace para sellar la victoria. Además, le quedó tiempo para servir el cuarto al central Berasaluze, que se unió a la contra y puso la guinda.