HAY experiencias, a modo de dulces o amargos pasajes del pasado, imposibles de borrar de la memoria. Tampoco del corazón, donde brotan sentimientos ajenos al paso del tiempo. Bien lo sabe Mikel Herrero (Las Arenas, 1983), entregado a Islandia por culpa de una atractiva visita que se prolongó durante tres veranos. Fue entre 2006 y 2008 cuando el exfutbolista vizcaino, que estudiaba y jugaba también con una beca deportiva en la Universidad de Montgomery, en Alabama, conoció de primera mano el fútbol islandés, de moda ahora en una Eurocopa patas arriba. Y es que los homéricos pupilos de Lars Lagerback volverán a desafiar esta noche el orden establecido con la poderosa Francia como rival de campanillas en Saint-Denis, donde no faltará a la cita la fiel hinchada islandesa, eufórica por la hazaña que están firmando sus representantes sobre el césped.

“Mantengo el contacto con aficionados de Islandia y están eufóricos, incluso un poco pasados de optimismo. Cuando se clasificaron para la Eurocopa lo celebraron por todo lo alto y a medida que avanza el torneo se lo han ido creyendo y están emocionadísimos”, relata Herrero, que tuvo la oportunidad de compartir vestuario con Ingvar Jonsson, tercer portero de Islandia. “Jugamos juntos en Segunda División en el Njardvic, el equipo islandés en el que estuve en el verano de 2006. Recuerdo que era un poco tímido y que entonces tenía 17 años, por lo que no era titular, pero se le veían maneras”, señala el vizcaino, que en 2007 y 2008 cambió de equipo para jugar en el Álftaness, de Reykjavik.

“El campo que utilizábamos lo empleaba también la selección islandesa”, apunta Herrero, que no dudó en ir de vacaciones a Islandia el año pasado para reencontrarse con viejos y entrañables amigos. “Visité a todos y estaban muy emocionados, porque veían que se podían clasificar para jugar la Eurocopa. Ahora, a través del móvil, no paran de mandarme fotos de cómo está todo aquello, aunque casi el 10% de la población ha pasado por Francia. No pensaban ni pasar de grupo, pero pudieron incluso quedar primeros y eliminaron a Inglaterra en octavos. ¡Es increíble!”, subraya el propio Herrero, quien explica que “no hacen un fútbol muy técnico, pero son un equipo como ellos mismos dicen”.

En cuanto a las particularidades de la liga islandesa, Mikel recuerda que se disputa entre primavera y verano, debido a que “es cuando más luz hay y la nieve da un respiro, permitiendo así jugar en el exterior”. En Francia, las necesidades de Islandia se limitan al mantenimiento de la fe y la ilusión por seguir demostrando que el fútbol islandés puede ser sumamente competitivo en Europa. El próximo escollo, el más complicado de cuantos han asomado hasta la fecha, será la selección francesa, la anfitriona del torneo. Herrero, fiel a un país en el que se sintió “muy bien acogido por todos”, volverá a ponerse la camiseta de Islandia para mandar energía positiva desde Euskadi.

Un aficionado más “Me regalaron allí la camiseta de la selección en 2007 y ya la tengo preparada para ponérmela esta noche”, advierte el vizcaino, afincado de nuevo en Bilbao desde 2009, cuando acabó la carrera en Estados Unidos. “Pensé en volver a Islandia, pero al no ser futbolista profesional decidí regresar a casa en busca de un trabajo”, destaca Herrero, que ejerce en la actualidad como orientador social laboral mientras da clases de psicología y dirección de equipos en la Escuela de Entrenadores de Bizkaia. En el pasado, además, formó parte de las categorías del fútbol base del Athletic. Esta noche volverá a vibrar como un aficionado más de Islandia.