YA solo quedan ocho. La Eurocopa pone en marcha hoy en Marsella con el Polonia-Portugal los cuartos de final de la Eurocopa, donde se supone que ya se separa el grano de la paja y solo sobreviven los más fuertes. De momento, entre ellos está Islandia, la selección que se ha ganado la admiración de todos los aficionados por mezclar el entusiasmo del debutante y el oficio del experto en estas lides. Es probable que el seguidor imparcial vaya con los nórdicos, con permiso de Polonia y Gales, dos selecciones que tampoco habían llegado nunca hasta unos cuartos de final. Pero contar con Lewandowski y Bale les acerca a ambas a las selecciones de más calidad, esas potencias tradicionales que quieren evitar que los novatos se les suban a las barbas y alteren el orden establecido más de lo que va a provocar el desequilibrado cuadro que surgió la primera fase.

POLONIA-PORTUGAL

Lewandowski contra Cristiano

Polonia aún espera a Robert Lewandowski, lo cual tiene un doble lectura. El delantero del Bayern Munich, uno de los grandes goleadores de Europa, aún no ha mojado en el torneo, pero su selección ha llegado hasta aquí, con apenas tres goles a favor. En el momento en que el capitán coja la onda las aspiraciones de Polonia de hacer historia crecerán de forma importante. Porque Adam Nawalka ha formado un equipo muy sólido atrás que solo ha recibido dos goles, uno de ellos el de chilena del suizo Shaqiri, y que solo necesita la chispa de Lewandowski arriba para ser temible. “Robert está muy bien física y mentalmente. En este equipo está teniendo un papel muy importante. Es un gran motivador para sus compañeros y lo que hace en el campo es muy valioso”, dice el seleccionador polaco.

Portugal también se ha armado en defensa confiando en las apariciones de Cristiano Ronaldo, que la rescató contra Hungría, pero poco más ha hecho. La estrella del Real Madrid está a un gol de igualar a Michel Platini como máximo anotador de las fases finales de la Eurocopa y no querrá desaprovechar la oportunidad si se le presenta. En esta Eurocopa, la selección lusa ha abandonado el lucimiento en beneficio de la más pura eficacia y los resultados les dan la razón. Por eso, que Guerreiro y André Gomes, dos de sus mejores peloteros, sean duda no altera a Fernando Santos. Nani y Quaresma se turnan para enredar y tratar de acompañar a Cristiano, pero tendrán que ofrecer algo más para derribar el muro polaco.

GALÉS-BÉLGICA

Los dragones salvan el orgullo británico

Empezaron cuatro y sobrevive una, Gales, para defender el orgullo británico. Gareth Bale y sus compañeros se lo han creído y mañana jugarán “el partido más importante de mi tiempo y de los últimos tiempos, el más grande en la historia de Gales desde 1958” cuando los dragones perdieron ante Brasil en los cuartos de final del Mundial. Los galeses han optimizado al máximo una propuesta sencilla, que consiste en agruparse en defensa, intentar poner el balón en los pies de Allen y Ramsey y hacer correr al jugador del Real Madrid, que se está mostrando muy resolutivo, también a balón parado.

Cuando tiene que llevar la iniciativa, Gales sufre mucho, así que mañana probablemente cederá el dominio a Bélgica, la selección que mejor imagen ha dejado en el camino más reciente. Pero los belgas son capaces de lo mejor y de lo peor y también necesitan espacios para mostrar su mejor versión. Eden Hazard se salió en el duelo de octavos de final ante Hungría, aunque acabó con alguna molestia en el cuádriceps. En todo caso, Marc Wilmots cuenta con él porque con el del Chelsea inspirado, Bélgica es otra cosa, mucho más dinámica y vertical.

ALEMANIA-ITALIA

El peso de la tradición ganadora

Casi todo el mundo piensa que el campeón de la Eurocopa saldrá de esta parte del cuadro. Al fin y al cabo, nadie del otro lado ha ganado nunca nada. Sin ir más lejos, ocho Mundiales y cuatro Eurocopas chocarán mañana en el Alemania-Italia de Burdeos. La excelente imagen que dejaron los transalpinos ante España iguala el pronóstico, aunque este se decanta ligeramente por los actuales campeones del mundo que puede encadenar Eurocopa y Mundial, o viceversa, por segunda vez en su historia. Italia, por su parte, perdió la final europea hace cuatro años y busca su primer título grande en diez años, quizás cuando menos se contaba con ellos.

Antonio Conte tendrá que sacar algo de su chistera para desarmar a un equipo muy poderoso físicamente que también sabe ser contundente. Los italianos saben jugar con la presión, no se descomponen, pero salen perdiendo en la balanza del talento. “Tenemos que escalar el Everest para hacer historia”, reconoce el romanista Alessandro Florenzi.

Alemania está donde casi siempre y eso que jugadores como Thomas Muller o Mario Gotze no han dado su mejor nivel. Pero Joachim Löw ha sabido activar la baza de Mario Gómez, que parecía perdido para la Mannschaft, como referencia que permite que a los de su alrededor jugar más liberados. El actual delantero del Besiktas tendrá que pelear contra el tridente de la Juventus y asume que “Italia va a ser duro, eso lo tenemos claro, pero ahora lo único que nos importa es ser campeones”.

FRANCIA-ISLANDIA

El anfitrión tiene motivos para no fiarse

El anfitrión habría firmado con sangre jugarse el pase a semifinales ante Islandia. La posición es inmejorable, pero Francia haría bien en no fiarse porque durante la primera parte ante Irlanda ya se vio que puede sucumbir a la presión. Salió Antoine Griezmann al rescate para salir del apuro y mantener vivo el pronóstico, pero los de Didier Deschamps no andan sobrados de fútbol, más allá del atlético y de Dimitri Payet. Quizás porque Paul Pogba aún no ha justificado su fama y el precio que quieren pagar por él. Para colmo, el técnico de Baiona debe encontrar un sustituto para el sancionado Kanté, el hombre que se encarga del trabajo sucio. Cabaye podría ser el elegido para un puesto que quizás no sea muy necesario en un duelo en el que Francia cargará con toda la responsabilidad.

De Islandia está todo dicho. Lo suyo va a pasar a los anales del fútbol, pase lo que pase en esta ronda. La gran sorpresa de la Eurocopa sabe que no tiene nada que perder. “Como contra Inglaterra, vamos a jugar para ganar. Pero no necesitamos ganar. El mundo no va a perder la cabeza si no ganamos a Francia”, apunta Heimir Halgrimsson, el coseleccionador de lo que ya se ha llamado “el Leicester de la Eurocopa”.