Italia1

España1

ITALIA: Buffon; Darmian, Bonucci, Astori; Florenzi (Min. 89, De Silvestri), Motta, Parolo (Min. 89, Jorginho), Giaccherini (Min. 79, Antonelli) ; Eder (Min. 51, Insigne); Candreva (Min. 60, Bernardeschi) y Pellé (Min. 60, Zaza).

ESPAÑA: De Gea; Juanfran (Min. 79, Jordi Alba), Piqué, Ramos (Min. 46, Nacho), Azpilicueta; Fábregas, San José, Thiago (Min. 61, Isco); Mata (Min. 46, Koke), Aduriz (Min. 71, Silva) y Morata (Min. 86, Alcácer).

Goles: 1-0: Min. 68; Insigne. 1-1: Min. 70; Aduriz.

Árbitro: Deniz Atekin (Alemán). Amonestó a Motta y Parolo, por Italia; y a Piqué y Fábregas, por España.

Incidencias: Encuentro amistoso disputado en el estadio Friuli, que se llenó. Se guardó un emotivo minuto de silencio en memoria de Johan Cruyff.

Reconocía Vicente del Bosque que la convocatoria de Aritz Aduriz se debía al clamor popular y, claro, el marqués no quería tener mosqueado al personal que le suele adular. Quizá semejante razón desvele que el pichichi del Athletic no sea de su gusto, porque bien que podía haber acentuado el excelente momento del rojiblanco o sus números impactantes para justificar su llamada. O quizá le cause un poco de pudor citar a un futbolista de 35 años que parece un chaval y del que casualmente no se había acordado ni cuando metía goles a sus 30 años, ni a los 31, ni a los 32, ni a los 33, ni a los 34? Del Bosque había claudicado y, para que la fiesta fuera completa, debía poner a Aduriz en el once inicial, por aquello de que la genética del partido así lo reclamaba y porque el clamor popular así lo requería.

Aduriz es un futbolista que se muestra a pecho descubierto. No tiene nada que demostrar. O se apuesta por él o no. Hace a la perfección lo que mejor sabe. En el Athletic acumula este curso 31 tantos, que los ha ejecutado de todas las maneras posibles. A ellos hay que sumar el que sentenció a Catalunya en el partido internacional del pasado 26 de diciembre y al que hizo ayer, en esta ocasión en las filas de España. A él le gustaría jugar con Euskadi en competición oficial, pero a día de hoy es imposible. Y a corto plazo, también. Por lo que es la selección española la que le abre las puertas para experimentar un torneo de la grandeza de una Supercopa.

Si ayer se trataba de un examen, Aduriz lo debió pasar. No es que jugara un encuentro brillante, porque este fue una castaña del lado de la selección de Del Bosque, que solo disfrutó de una ocasión, en tanto que Italia generó muchas más y no ganó porque se encontró con la inspiración de De Gea, que sacó varias intervenciones decisivas, y porque enfrente comparecía Aduriz, un delantero capaz de sacar petróleo de un vergel. Así fue. El donostiarra, resignado a una pelea desigual con los centrales azzurri y sin recibir un balón en condiciones, emergió dos minutos después de que Insigne adelantara a Italia. Fue en una acción a balón parado, en una falta botada por Fábregas que cabeceó Morata en fuera de juego, despejó Buffon y Aduriz olisqueó el momento para ir con todo y fusilar al fondo de la red. Misión cumplida. Aduriz mostró al mundo a Aduriz. Por lo menos a los que le conocen menos. Y, de paso, puso un punto reivindicativo a su candidatura a formar parte de la lista definitiva del salmantino para la Eurocopa de Francia.

y poco más El tanto de Aduriz fue de lo poco que pudo rascar el seleccionador español, al que no le funcionó ninguna de las fórmulas que puso en marcha. El plan A, con Aduriz como jugador más adelantado, no le generó ninguna plusvalía, ya que Italia supo gestionar el partido, al blindarse en la medular y explotar su costado derecho con Florenzi y Candreva, del que salía penalizado el navarro Azpilicueta, muy incómodo en el lateral izquierdo, que no es su posición natural.

La selección de Antonio Conte se gustaba y creó dos ocasiones de peligro por medio de Candreva, que se topó con las manoplas de De Gea, que cuestiona con argumentos la titularidad de Iker Casillas. España, cuyo mal juego también castigaba en la medular a San José, no llegaba a las inmediaciones de Buffon, un mero espectador, si bien el reajuste con dos puntas a vuelta de vestuarios le dio más aire. Insigne parecía hacer justicia, pero en Udine no esperaban a Aduriz, que llegó cuando la tuvo.