madrid - El Real Madrid se despidió definitivamente de la Liga con una dura derrota ante el Atlético de Madrid, con los síntomas de impotencia mostrados en el otro duelo grande del curso frente al Barça, y claves como la derrota táctica de Zinedine Zidane con Diego Simeone, ausencia de liderazgo de ningún madridista, la falta de ambición o el clima del Santiago Bernabéu.

El césped mostró la distancia entre un equipo como el Atlético de Madrid trabajado durante meses, que plasma a la perfección las cualidades de su entrenador, que estudia al rival para crecer desde la anulación de las virtudes del enemigo, con líneas unidas y generosidad en el esfuerzo ante otro como el Real Madrid que juega a impulsos y quedó amparado al momento de las individualidades tras ser superado en todas las líneas. Zidane acabó decepcionado con sus titulares y a diferencia de lo ocurrido en La Rosaleda, esta vez buscó sin éxito un plan B. Sin que sus titulares corriesen lo que era necesario, pasó a jugar con extremos con Lucas Vázquez más Jesé y metió un nueve rematador como Borja Mayoral. Nada de lo que probó dio resultado en su primer gran duelo.

Hubo además ausencia de liderazgo. Lo resume que el futbolista más destacado fue Keylor Navas por sus paradas y de los jugadores de campo Danilo. Se echó en falta a jugadores que generan desequilibrio como Marcelo o Gareth Bale. El líder del equipo, Ronaldo, lo intentó pero no estuvo acertado en el remate. Solo ha sido decisivo en un encuentro importante de la temporada, en el Olímpico de Roma en la Champions. El Real Madrid acusó el marcaje sobre Modric y añoró el desequilibrio entre líneas que debían aportar Isco y James.

El Madrid careció además de ambición, condicionados mentalmente por la diferencia que se ha ido ensanchando con el Barça, sin ofrecer argumentos ni para lanzar desde el club una campaña de remontada. La actitud en La Rosaleda, donde parecía que no eran conscientes de que se les iba definitivamente la Liga, la confirmaron en el derbi madrileño. La Liga es el premio a la regularidad.

Y encima, Cristiano Ronaldo larga contra sus compañeros, aunque ayer matizó sus declaraciones cuando dijo tras perder el derbi que si todos sus compañeros estuviesen a su nivel serían primeros. “Se han malinterpretado mis declaraciones. No estaba diciendo que soy mejor que los demás. Me refería a la parte física y a las lesiones. Me refiero al nivel físico, no de juego. Yo no soy mejor que ninguno de mis compañeros”, dijo.

“Ha habido dolencias importantes en el equipo como las de Pepe, Bale, Benzema o Marcelo que nos han perjudicado y no nos han permitido ofrecer el nivel que habitualmente tenemos. Respeto totalmente a mis compañeros y jamás quise ofenderles”.